El 15 de diciembre de 2022, Ciro Gómez Leyva conducía de vuelta a casa después de un día de trabajo. El periodista, uno de los más populares del país, acababa de presentar el informativo de la noche en Imagen Televisión. Su coche avanzaba por Coyoacán, al sur de la Ciudad de México, cuando una moto con dos personas le adelantó. Uno de ellos se dio la vuelta, sacó un arma, apuntó a su cabeza, abrió fuego. Unos segundos después todo había pasado: la moto se perdió por la calle Tecoyotitla y Gómez Leyva se descubrió tembloroso pero ileso. El blindaje de su vehículo había detenido las balas.
El calendario ha dado una vuelta completa este viernes. “A un año de distancia, yo sigo con las mismas preguntas que hace exactamente 365 días: no sé quién me mandó matar, no sé por qué”, sintetiza por teléfono el presentador. En este tiempo, 14 personas implicadas en el crimen han sido detenidas: 13, en México, una más en Estados Unidos. Aun así, todavía no hay sentencias ni pistas que lleven a los autores intelectuales del atentado. La incertidumbre y el estancamiento dominan el caso.
El atentado primero cayó bajo la jurisdicción de la Fiscalía de Ciudad de México. Este agosto, tras el hartazgo de no ver avances palpables y la sensación de que el rastro se enfriaba en un cajón, Gómez Leyva pidió el traslado del expediente a la Fiscalía General de la República (FGR). “Sentí que no avanzaba la investigación. Desde finales de septiembre, que es cuando la FGR asume plenamente el caso, siento que lo han tomado con seriedad y te diría que están trabajando. No sé hasta dónde van a poder llegar, pero siento que están poniendo una atención que no le ponía la Fiscalía de Ciudad de México. He tenido un par de reuniones con ellos donde me han explicado y mostrado su trabajo y todo indica que lo están haciendo profesionalmente”, explica el periodista.
A principios de enero de 2023, la policía detuvo a 16 personas, acusadas de participar en el crimen. Meses después, solo 13 permanecen imputadas como sospechosas en México. Todas ellas, dice el presentador, forman parte de la “célula de ejecución, es decir, el grupo de sicarios”: los autores materiales del atentado. El 16 de octubre, hace apenas dos meses, fue detenido en Delano, una ciudad californiana, Armando Escárcega, alias El Patrón. Las autoridades estadounidenses lo arrestaron a petición de la FGR.
Escárcega era “el broker, el tipo que les contrató [a los sicarios], el que les pagó para que me mataran”. Un mediador entre los autores intelectuales y el comando de gatilleros. La gran pregunta todavía es de quién es rostro que se esconde detrás del atentado. Tras el arresto de Escárcega, con presuntos vínculos con el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la prensa especuló con que la organización estaba detrás del intento de asesinato. “Se ha hablado de que algunos podrían tener comunicación con el CJNG, pero no hay nada sólido en ese terreno”, desmiente Gómez Leyva.
“Un año después yo no he recibido una sola comunicación de alguien que se atribuya el atentado. A la pregunta de quién fue o quién pudo haber sido, mi única respuesta auténtica es: no tengo la menor idea”, reconoce, cauto, el comunicador. Gómez Leyva salió de aquel tiroteo sin un rasguño, pero sobrevivir a un atentado deja otras secuelas. Aunque a él no le gusta identificarse como una víctima, tuvo que acudir a un terapeuta y a menudo se descubre pensando en hipótesis y posibles explicaciones.
Vida con escolta
En otros aspectos, su día a día se ha visto también trastocada. Durante este año, ha aprendido a convivir con una escolta, a perder una parte importante de su intimidad, no poder mantener las mismas rutinas de antes, avisar siempre de a dónde va, con quién, dejar de acudir a otros encuentros. “Sobrellevo la situación, tengo un equipo de seguridad extraordinariamente profesional y extraordinariamente respetuoso, pero aun así es una forma de vida que no conocía y que por supuesto no es la que deseo, pero en eso estamos y entiendo que al menos un buen tiempo, o mientras siga viviendo en México, así tendrá que ser”, se resigna.
Este junio, EL PAÍS visitó a Gómez Leyva en su despacho de Imagen Televisión, un rato antes de que el periodista saliera a presentar el informativo de la noche. Esa vez, el comunicador reconstruyó lo que recordaba del atentado, el después inmediato y su vida desde entonces: “Yo tengo 65 años. A mis seres queridos les dije: ‘Difícilmente voy a vivir una situación que supere esto en mi vida’. Y difícilmente volveré a vivir una situación tan fortuita como esta. De alguna manera, mi vida terminó esa noche. Y terminó bien: sano, trabajando, activo. Quiero, a partir de ese momento, regalarme y regalar un buen epílogo de vida, el tiempo que se dé entre el atentado y la decrepitud. Después de las elecciones [presidenciales de 2024], espero una absoluta transformación de mi vida profesional”.
Preguntado ahora, seis meses después, si algo ha cambiado en él desde entonces, responde: “No me siento muy distinto de cómo me sentí hace seis meses cuando me entrevistaste: la incertidumbre es la misma, la falta de información es la misma. Sin duda el tiempo ayuda a reparar preocupaciones, tristezas, pero solo ayuda. Este fue un hecho extraordinario que desde luego cambió mi forma de vida, y tendré que convivir con él, supongo que todavía durante un buen tiempo”.
El martes, los 13 acusados en México acudirán a una audiencia intermedia, en la que se les informará de los cargos que se les acusan, pero el inicio de los juicios todavía se dilatará un poco más. En cuanto a Escárcega, su audiencia tendrá lugar como tarde a mediados de enero, dice Gómez Leyva. “Él pide asilo político [en Estados Unidos] porque dice que si lo traen a México lo van a matar, entonces en esos días se determinará si EE UU decide expulsarlo o, gracias al trabajo de tus abogados, El Patrón puede defenderse desde allí”.
Mientras tanto, como cada día de lunes a viernes, Gómez Leyva dará las noticias a las siete de la mañana en la radio y a las 10.30 de la noche en televisión. Un atentado no consiguió que dejara de acudir a la cita. Tampoco los ataques reiterados en su contra del presidente del Gobierno, Andrés Manuel López Obrador. Ni la tristeza ni la incertidumbre lo conseguirán hoy, un año después.
Que le manden a preguntar a lucifer el cabezon ala mejor el sabe algo o se los dice al tanteo puede ser que la Vaca sea protagonista para desviar la atención persecutoria como el dice. Cabeza de. Vaca
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