El Presidente electo Javier Milei, conocido por el apodo de "El Loco" desde que era niño, ascendió de profesor universitario a celebridad de las redes sociales, dejando huella como un libertario económico y un libertino social.
Ganó de forma aplastante al prometer recortar el gasto del Gobierno en aproximadamente 40% para ayudar a reducir la inflación de tres dígitos de Argentina. Milei blandía una sierra eléctrica en sus apariciones para enfatizar su argumento. "El Estado no es la solución, es el problema", dijo, haciendo eco del Presidente Ronald Reagan.
Era una plataforma audaz para un país con 46 millones de habitantes que durante años ha repartido subsidios, pensiones y contratos de obras públicas generosos, incluso si tenía que imprimir dinero para hacerlo.
Milei, de 53 años, no tuvo miedo a extender su visión contra la intromisión del Gobierno en asuntos personales, incluyendo el consumo de drogas y el matrimonio entre personas del mismo sexo, con lo que ponía en riesgo los votos conservadores en un país católico que es el lugar de origen del Papa Francisco.
"¿Qué me importa a mí cuál es tu elección sexual?", dijo Milei en una entrevista en YouTube un par de semanas antes de las elecciones del 19 de noviembre.
Los impuestos, afirmó, no son más que un robo a mano armada del Gobierno.
Días antes de su toma de posesión el domingo, Milei está dando marcha atrás, sorprendiendo a partidarios y opositores.
Se ha deshecho de algunos asesores económicos importantes que fueron reclutados para ayudarle a eliminar el banco central y adoptar el dólar estadounidense como divisa nacional. En su lugar, se ha alineado con funcionarios de un Gobierno anterior de centroderecha al que ridiculizó anteriormente. "Nadie dijo que eliminar el banco central iba a ser instantáneo", señaló el domingo.
Después de prometer que rompería lazos con China -se había referido al régimen comunista como asesinos- ha intercambiado palabras cordiales con Beijing desde entonces. China es el principal comprador de soya de Argentina, y Argentina es el tercer receptor latinoamericano de préstamos del banco estatal chino en Sudamérica.
Incluso su tono ha cambiado de personalidad de programa de entrevistas a estoica voz de la razón. Reconoció que la transición de hace casi dos décadas de gobiernos peronistas de izquierda a su visión de capitalismo sin límites podría tardar más de lo esperado. Su moderación llega al tiempo que poderosos sindicatos y movimientos sociales se alinean en su contra. Violentas protestas callejeras han hecho caer a presidencias argentinas en el pasado.
Milei atrajo el voto de personas furiosas con el establishment político, no porque apoyen su visión libertaria, de acuerdo con analistas políticos. Muchos argentinos, acostumbrados a un "Estado niñera", dicen ahora que esperan que sus promesas de campaña hayan sido palabrería. Les preocupa que sus remedios económicos les afecten directamente.
"Milei es rico. No va a sentir los recortes como nosotros", señaló Gustavo Pérez, un mecánico en el distrito de clase obrera de San Miguel, a las afueras de la capital. Le inquietaba el destino de un nuevo centro de procesamiento para aguas residuales que se construye en su calle, donde los niños juegan futbol junto al escurrimiento de agua maloliente.
A pesar de ser una potencia agrícola con yacimientos masivos de litio y energía, Argentina vive su peor crisis económica en una generación. Dos de cada cinco personas viven en la pobreza. El peso argentino ha perdido 90% de su valor. En noviembre, la inflación fue de 147% en relación con el año anterior
"Los argentinos no están de humor para el sacrificio, tras más de una década de sufrimiento económico", apuntó Benjamin Gedan, director del programa latinoamericano en el Centro Wilson, un grupo de expertos no partidista en Washington. "Sindicatos, movimientos sociales y la oposición peronista tendrán sed de sangre desde el primer día".
Pablo Biró, un representante de un sindicato de pilotos, está listo para luchar contra los recortes previstos de Milei en Aerolíneas Argentinas, la aerolínea operada por el Gobierno que el año pasado reportó 200 millones de dólares en pérdidas. "Van a tener que matarnos literalmente", declaró Biró en la radio nacional.
Millones de otros trabajadores estatales temen despidos masivos. Durante la campaña, Milei llamó al sector público un cáncer que necesitaba ser erradicado.
Afirmó que cerrar el banco central no es negociable, y que todavía quiere intercambiar al abatido peso argentino por el dólar estadounidense para evitar que Argentina imprima dinero para cubrir el gasto gubernamental. Sin embargo, es incierto qué tan rápido tomará acción.
Un mercado difícil
Milei dijo que planeaba cerrar ministerios y privatizar empresas estatales, desde el gigante de la energía YPF hasta el sistema nacional de trenes y los medios de comunicación del Gobierno. Quiere reducir los subsidios a la energía y el transporte y desmantelar los controles de precios y divisas -medidas que economistas convencionales coinciden en que son necesarias, pero que inicialmente subirán la inflación.
Las señales de la moderación postelectoral de Milei son bien recibidas por inversionistas en Wall Street a quienes les preocupa su capacidad para gobernar. Se anticipa que el Presidente electo incluya en su Gabinete a varios ex ministros de Mauricio Macri, el Presidente de centroderecha del 2015 al 2019, cuando Argentina asumió miles de millones en deuda y se vio afectada por una crisis de divisa que motivó el rescate del FMI. El respaldo de Macri ayudó enormemente al triunfo electoral de Milei.
Por ahora, la prioridad de Milei es equilibrar el presupuesto con los recortes al gasto, lo que incluye veintenas de proyectos de obras públicas que fueron iniciados por el actual Presidente Alberto Fernández.
Objetivos comerciales
Entre las promesas de campaña de Milei está recortar los lazos del Gobierno con China y Brasil. Ex funcionarios argentinos señalan que dichas medidas son improbables. Sin embargo, advierten que es posible que la retórica dura de Milei debilite las relaciones con los dos principales socios comerciales de Argentina.
Las compañías chinas son inversionistas importantes en presas locales, proyectos de energía solar y la industria del litio.
A cientos de kilómetros de distancia, en el corazón agrícola de Argentina, productores que respaldaron de forma abrumadora a Milei dijeron esperar con ansias los recortes fiscales y el levantamiento de los controles de la divisa. Se cuentan entre los muchos dueños de negocios que han batallado durante mucho tiempo para importar equipo y suministros debido a una falta de dólares. También ellos esperan que Milei no haya sido demasiado serio respecto a romper lazos con China.
*Clarence Leong contribuyó a este artículo.
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