"Sospecho que va a ser una guerra prolongada. Y si se hace una lectura estructural de la guerra no hay manera que (Vladimir Putin) pueda ganar, porque enfrenta en realidad a las naciones más ricas y tecnológicamente más avanzadas del mundo", dijo Michael Kimmage, historiador militar estadunidense.
El historiador comparó la guerra en Ucrania con la Guerra Civil de Estados Unidos, así como con la Primera y Segunda Guerras mundiales, porque en su opinión los países vencedores -los yanquis norteamericanos y los dos bloques contra Alemania- lograron la victoria no por su capacidad militar, sino porque tenían un portento económico sólido.
"Rusia eligió una pelea con una base de política económica con la que simplemente no puede ganar", afirmó.
María Snegovaya, experta en el Departamento de Europa, Rusia y Eurasia del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CSIS) de Washington, coincidió en que la prolongación del conflicto no le permitirá a Putin paliar con ingresos energéticos el impacto de las crecientes sanciones económicas y financieras internacionales.
"La energía es el Talón de Aquiles de Putin. Allí es donde realmente le duele… Y es ahí donde se debe golpear", comentó.
Aunque Snegovaya indicó que hasta el año pasado Putin no tuvo problema para compensar con ingreso de petróleo y gas las pérdidas provocadas por las sanciones, la situación está cambiando.
El déficit presupuestal de Rusia llegó a un récord de 1.8 billones de rublos en enero, a raíz de una caída de más de una tercera parte de sus ingresos.
"Rusia va a tener un serio problema económico por las sanciones", agregó.
Dara Massicot, investigadora sobre el conflicto de Rusia en Ucrania para Rand Corporaton, sostiene que desde una perspectiva estrictamente militar y táctica las cosas tampoco están yendo bien para Rusia, toda vez que hasta el momento ha perdido, ya sea por muerte o discapacidad- a la mayor parte de sus tropas entrenadas.
La experta atribuyó la situación como un resultado en parte al hecho de que Rusia decidió llevar la guerra más allá de la región de Donbas, una parte de cuyo territorio está controlado en Donestk y Luhansk por separatistas pro rusos, además de que la fuerza aérea rusa ha actuado cautelosamente debido a la fortaleza de los sistemas antiaéreos en Ucrania.
"Que sigue? Creo que va a continuar este empuje de los rusos hacia zonas limitadas. La pregunta es qué pasa en la Fase 2, si es que hay una gase 2. ?Van a traer más tropas que no están entrenadas, con equipo viejo e inservible? Es una discordancia entre lo que el Kremlin quiere y lo que los militares pueden llevar a cabo", apuntó Massicot.
Kimmage opinó que esa fase podría también tomar la forma de simplemente tratar de causar el mayor daño posible a Ucrania, realizar ataques cibernéticos en infraestructura contra países occidentales o desestabilización política.
Como ejemplo, citó los reportes de que Rusia promovió un golpe de Estado en Moldavia.
A nivel doméstico, los expertos coincidieron que Putin es particularmente sensible al surgimiento de nuevas protestas sociales ante la continuación de un deterioro de la situación militar, la posibilidad de nuevo reclutamiento y un deterioro de la situación económica interna.
“Su problema es irresoluble en el largo plazo”, sostuvo Snegovaya.
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