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martes, 12 de abril de 2022

"ESTE FUE el JUEGO de JUAN PIRULERO": "TODOS PROCLAMAN VICTORIA y TODOS SANGRAN desde su ESQUINA pero TODOS SALIERON PERDIENDO"...es la democracia a la Mexicana y va con puro chile.


Una nación se pierde cuando quienes la integran carecen de una visión común, cuando cada quién dice tener una verdad -“su verdad”- y lo que es peor, que se la creen. No existen puntos de coincidencia.

Y eso fue lo que sucedió con la malograda Revocación de Mandato, que suponía un ejercicio democrático, pero que terminó como aquel famoso juego de Juan Pirulero, en el que cada quién atendió a su juego.

El presidente Andrés Manuel López Obrador festejó que el 91 por ciento de los 16 millones que fueron a votar le pidieran que continuara en su cargo. Con o sin el voto, su mandato tiene fecha de caducidad y ese es septiembre de 2024.

Cualquier sueño guajiro de reelección debe pasar por una enmienda constitucional que jamás se aplicará a quien la promueve, es decir, el actual presidente. Solo sería aplicable a partir del próximo mandatario.

Pero en medio de tanto descalabro en los programas de gobierno, de tantos cuestionamientos dentro y fuera de México, el inquilino de Palacio Nacional estaba urgido de que su pueblo “bueno y sabio” le dijera que lo adoran, que después de él, el diluvio. Y él que se lo cree.

La oposición a la Cuarta Transformación también salió a decir que el 84 por ciento que no fue a votar fue un silencio de condena al gobierno lopezobradorista. Y que, por lo tanto, ganaron los que guardaron ese silencio cómplice. Que el 86 por ciento que se quedó en su casa es mayoría y que el 14 por ciento que sí acudió a votar fueron acarreados.

Y el Instituto Nacional Electoral dice que fue una jornada ejemplar, que en lo que tiene que ver con el proceso, posiblemente sí lo fue. Se hizo lo que se pudo con el dinero que se les dio. Pero en una casilla sin representantes, sin vigilancia, el que tiene más saliva se despacha con “la cuchara grande” del relleno de urnas.

Y en medio de sus fanfarrias están todos, proclamando sus victorias, cada uno desde su esquina, sangrando cada uno por una herida que se niegan a ver e ignorando que en este juego de Juan Pirulero todos salieron perdiendo.

Perdió el presidente López Obrador porque apenas logró convocar -con su tribalizado partido- a menos de la mitad de los electores que lo llevaron a Palacio Nacional en 2018. Entonces fueron 33 millones y hoy solo acudieron 14 millones.

Es cierto que, ante los pretextos de la oposición para salir a votar, tanto Morena como el mandatario son los únicos que hoy conocen el piso electoral que tienen. Y es un millón y medio de sufragios arriba que el que alcanzó el PAN con Ricardo Anaya en 2018. Y por supuesto, mucho menor al que alcanzó entonces toda la oposición en su conjunto.

La pregunta es si ese piso de Morena de los 14 millones de votos ratificadores, que conforme vaya apagándose el sexenio, les será suficiente para retener la presidencia.

Se engaña el presidente López Obrador cuando presume que, en Tabasco, el 91 por ciento votaron por él. No podía ser para menos en su estado natal, que recibió -hace poco más de un año- la condonación de 11 mil millones de pesos que los tabasqueños le adeudaban a la CFE, desde que decidieron hacer su huelga de pagos. Dádivas, dádivas y más dádivas.

Perdió la Oposición porque se inventó el discurso de la abstención, ante el temor de enfrentarse para conocer sus niveles reales de aprobación, que hoy deben estar por los suelos.

Pero qué esperaban, ¿acaso existe hoy una oposición seria en México? ¿Dónde están esas voces que son acalladas con una cita en Palacio Nacional o en Bucareli? ¿Alguien puede levantar la mano sin que le caiga la primera piedra?

El priista Estado de México y el emecista Jalisco figuraron entre los dos estados que más le aportaron votos al presidente López Obrador. ¿Qué dicen de eso Alfredo del Mazo y Enrique Alfaro?

Está claro que el pasado no termina de morir para quienes están en contra de López Obrador.

Perdió el INE -hasta ahora- porque para salir bien librado tendrá que ver si se aplican o no las sanciones a todos aquellos que violentaron la legislación electoral antes, durante y después de la Revocación de Mandato.

Desde un secretario de Gobernación, que hizo abierto proselitismo y usó aeronaves oficiales para ir a sus actos, hasta un líder nacional de Morena que se prestó a ser acarreador oficial de votantes a las urnas.

Más todos los ilícitos de descarada promoción de gobernadores y de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México que en un abierto desafío se le pusieron enfrente al árbitro electoral. ¿Actuarán Lorenzo Córdova y sus consejeros?

Lo dicho, mientras como en el juego de Juan Pirulero cada quién se crea su juego, México perderá el rumbo. Y si no existe una acción sólida y contundente, que busque unificar lo que hoy está dividido y radicalizado, estaremos en la antesala de publicar el réquiem para nuestra incipiente democracia.

Fuente.-


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