Las 76 mil 544 afirmaciones falsas, engañosas o imposibles de comprobar que Andrés Manuel López Obrador ha emitido en tres años y medio de conferencias mañaneras, le han permitido postergar permanentemente la consecución de logros o presentación de resultados, pero el ejercicio ha ingresado a un periodo de desgaste que ha aumentado la violencia de su discurso.
Así lo expone Luis Estrada, autor de El imperio de los otros datos (Grijalbo), quien asegura que las presentaciones del tabasqueño han perdido audiencia. Tan sólo entre sus 8 millones de seguidores de Facebook, “menos del 6% ve la conferencia, un tendencia que siempre ha ido a la baja, pero ahora está en su peor momento, y eso que sólo se requieren tres segundos para registrar la reproducción”.
Además, la popularidad de Obrador ha caído casi 25 puntos en lo que lleva de mandato, “la encuesta de hoy (4 de abril) de El Financiero arranca la serie con 81% de aprobación y ahorita tiene 57%”, explica Estrada en entrevista con EMEEQUIS.
El autor, quien además es consultor en materia de comunicación estratégica, identifica otro signo de erosión de las conferencias presidenciales en la reiteración temática del mandatario: “La forma en la que el presidente se queda cada vez más sin argumentos, y repite más frecuentemente lo mismo, es la mejor muestra de ese desgaste”.
Es por eso que “los conflictos, acusaciones, descalificaciones, se vuelven cada vez más violentos, y cada vez menos sustentados, con la finalidad de traer de nuevo esa audiencia que ha perdido”.
Estrada diagnostica que AMLO tendrá cada vez más dificultades para alcanzar logros, pero también para postergarlos a partir de la evasión que le permiten las mañaneras, por lo que considera que su violencia discursiva escalará: “Se va reforzar. Se le ha complicado todo y ha sido todavía más violento en lo que dice en las conferencias”.
UN REALITY SIN MEDICIÓN DE RATING
Eje principal de su periodo al frente de la administración federal, las conferencias mañaneras de Andrés Manuel López Obrador son una especie de show televisivo pero con productores y guionistas aburridos.
Así lo sugiere el consultor Luis Estrada, cuyo libro El imperio de los otros datos ha sido colocado este mes en librerías por Grijalbo. Conviene en que las mañaneras son una especie de teleshow “muy aburrido y poco diferenciado; el presidente repite mucho, repite anécdotas, chistes, acusaciones, afirmaciones que no se pueden probar”.
Detalla cuáles son las entrañas del discurso mañanero: “Encontramos cuatro tipo de afirmaciones falsas, engañosas, o que no se pueden probar. En sus tres primeros años, el presidente acumula más de 60 mil afirmaciones falsas, engañosas o no comprobables, un promedio de 90 por conferencia. Pero en nuestra infografía del viernes contamos 76 mil 544. El promedio aumentó a 93 por conferencia”.
Estrada dirige la consultora Spin. Taller de Comunicación Política, y a partir del seguimiento que hace la empresa a la conferencias de López Obrador confeccionó su libro.
Explica que las presentaciones del tabasqueño “duran 110 minutos en promedio, casi dos horas, en las que el presidente dice más 90 afirmaciones que no se pueden probar, falsas, prácticamente todo lo que dice, porque tenemos que quitar el tiempo que usan los periodistas, el tiempo que usan otros que hablan, entonces, casi todo lo que dice el presidente es falso o no se puede probar”.
Un ejemplo emblemático de esas afirmaciones presidenciales se relaciona con las propias conferencias, reseña Estrada: “El presidente dice que lo ven millones de personas a diario. Pero nunca ha mostrado ratings, ni sheds (cobertura), ni medición que sustente eso, una afirmación falsa más”.
PARAÍSO DE PREGUNTADORES
Doctor en Ciencia Política, el autor refiere que “el 80% de las preguntas, cuatro de cada cinco, vienen de las primeras dos filas (en que se colocan los asistentes). Esto podría ser un dato irrelevante siempre y cuando los medios que se sientan en las dos primeras filas obedecieran a la jerarquía o a la relevancia de los medios de comunicación”.
Pero, el hecho es que, en un segundo filtro, el 45% de las preguntas vienen de los medios que se denominan digitales, que no tiene que ver con la agenda y que le permiten al presidente extenderse a veces hasta por casi una hora en una sola respuesta. Parecería que son preguntas acomodadas a favor del presidente. (...) Eso va en contra de lo que tiene como principio o como objetivo la conferencia de prensa que es información, transparencia y rendición de cuentas”.
Estrada abunda sobre este grupo de preguntadores favoritos de Presidencia que acuden a las conferencias y se instalan entre los periodistas que cubren las actividades presidenciales: “No tienen patrocinadores ni tienen audiencia. No podemos probar si las preguntas que hacen son puestas o no”.
También observa: “No es casualidad que por ejemplo, el que pregunta más en 2022 sea uno de los medios que recibe más publicidad pagada por parte del gobierno, Tabasco Hoy”.
Tabasco Hoy es el diario que forma parte del consorcio fundado por el acaudalado Miguel Cantón Zetina, hermano del diputado morenista Oscar Cantón Zetina, el que dijo a Lorenzo Córdova, presidente del INE, en la tribuna de San Lázaro: “No somos iguales”.
Las revelaciones de Luis Estrada propician la pregunta: las presentaciones presidenciales ¿son o no conferencias de prensa?
El consultor dice que no: “En realidad, lo que observamos es un mecanismo de propaganda. En el formato en el que el presidente las hace, cualquiera podría hacer una conferencia de prensa diario. Si controlas quién pregunta, si no pruebas lo que dices, si hablas dos horas, pues en realidad podríamos decir que cualquiera podría hacerlas. La forma en que controla quién interactúa con él, se parece más a cómo otros líderes populistas en el mundo manejan las redes sociales o toman las llamadas del público en un programa de radio”.
DESGASTE DISPARA VIOLENCIA DISCURSIVA
Las conferencias mañaneras de López Obrador han ingresado a un periodo de desgaste ocasionado por su propia naturaleza, una de cuyas expresiones es precisamente la caída de su audiencia.
Pero el remedio al que acude AMLO para recuperar oyentes somete a la atmósfera pública a una presión de mayor rudeza, explica Luis Estrada: “Cuando las conferencias de prensa pierden impacto, el presidente hace algo más escandaloso para que la gente voltee a ver”.
Explica el método de las afirmaciones incomprobables que emite AMLO. Pone como ejemplo la de que ya se acabó la corrupción: “El hecho de estas afirmaciones no se puedan probar genera un debate, los que están a favor de él dirán, sí, ya se acabó la corrupción, los que no están a en contra de él, dirán, no, no se ha acabado. Ese debate le permite al presidente estar en la mente de la gente todo el tiempo, en los medios de comunicación”.
Detalla: “Es una forma de llevar a cabo una campaña permanente, y estar en campaña le permite dos cosas. uno, prometer como en campaña; porque, dos, no tiene los logros suficientes como para presumirlos, no tiene nada concreto. Su forma de comunicar se basa en promesas de cosas que no se han cumplido o que no se van a cumplir, y eso, sustituye entonces los logros; cuando no hay avances, entonces se dedica a criticar a los medios de comunicación, el quién es quién, etcétera”.
AMLO, dice el entrevistado, “trata de llevar hacia el futuro lo que prometió, que no ha podido lograr”, y con esa premisa puede construir “esta narrativa de conflicto, en donde él es el pueblo, y los demás las élites que están en contra de él”.
Luis Estrada, quien además se ha desempeñado en la administración pública, y fue director de comunicación social de la Secretaría de Gobernación, considera sin embargo que las mañaneras han sufrido ya un desgaste que se expresa en la caída de su audiencia y en la popularidad de AMLO,
Habitualmente, “cuando las conferencias de prensa pierden impacto, el presidente hace algo más escandaloso para que la gente voltee a ver. Y es por eso que los conflictos, acusaciones, que los descalificaciones, todo eso, se vuelve cada vez más violento y cada vez menos sustentado, con la finalidad de traer de nuevo esa audiencia que ha perdido”.
Pero ahora, el instrumento parece entrampado en su propia naturaleza, pues si su función central era sustituir a los eventuales logros, ahora termina ahogando los pocos que consigue el mandatario. Así lo explica Luis Estrada:
“La paradoja es que cuando debiera ser el instrumento más importante de comunicación, para aclarar, para resolver crisis, etcétera; en realidad, (la conferencia mañanera) genera más crisis de las que resuelve, tiene menos audiencia cada vez, y además, lo más importante, genera tanto ruido –porque el presidente improvisa todo lo que dice–, que oculta los logros de lo que él llama la Cuarta Transformación. Lo que debiera ser el principal instrumento de comunicación , es en realidad el mayor obstáculo en la comunicación del gobierno”.
A estas alturas del periodo de gobierno la agenda se le plantea más intrincada, por lo que el autor de El imperio de los otros datos prevé que se fortalecerá la mañanera, con todas las características descritas, especialmente en sus virulencia:
“Se va a reforzar, lo complicado que ha sido el arranque de este año para López Obrador es una muestra de lo que la falta de logros se le va a ir complicando todavía más. Pensó que saliendo de la pandemia iba a tener todo favorable, con una gran expectativa además en la revocación de mandato. Pero en realidad se le ha complicado todo y él ha sido todavía más violento en lo que dice en las conferencias”.
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