“En La Bartolina, donde pises, hay una muela, una cervical, una costilla, una mandíbula: hemos encontrado cuerpos enteros y medios, cervicales con pelvis completas…”.
La Bartolina es el centro de exterminio que empleó el Cártel de Golfo entre 2009 y 2016. Se encuentra en Matamoros, Tamaulipas, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Brownsville.
CRIMINALES APODERADOS Y EMPODERADOS POR CRIMINALES:
De acuerdo con la enumeración que hace Carlos Manuel Juárez, colectivos de buscadoras y autoridades estatales y federales han hallado en ese sitio credenciales de elector, licencias de manejo, facturas, escrituras, ropa calcinada, relojes, pulseras, anillos, dientes de oro y rosarios.
No solo eso. De las fosas clandestinas halladas en La Bartolina han sido extraídos 500 kilos de huesos humanos.
Un funcionario ha dicho que, al caminar por la arena de aquella zona, situada en las proximidades de Playa Bagdad, es posible ver dientes humanos a simple vista.
Hace varios lustros, tras la desaparición en Matamoros de un ciudadano estadounidense, un comandante de la desaparecida Policía Judicial Federal dijo: “Si nos pusiéramos a excavar en toda la orilla de la frontera, no acabaríamos de encontrar fosas”.
Resulta difícil, sin embargo, imaginar algo semejante a esto: un centro de exterminio en un ejido solitario, en el que dientes humanos pueden ser vistos a simple vista.
La Bartolina fue detectada en 2016. El periodista Enrique Lerma informó que aquella zona era conocida como “La brecha del infierno”. Autoridades texanas habían conocido su existencia tras la detención de un narcotraficante conocido como Ciclón 40 o El Comandate Fili.
DOMINGO, 19 DE ABRIL DE 2020
Según los reportes, Ciclón 40 entregó información a la DEA a cambio de determinados beneficios. Uno de estos beneficios consistió en que lo dejaran en libertad.
En 2017 regresó a Matamoros. Estaba al frente del grupo conocido como Los Ciclones. De acuerdo con la prensa local, ese año fingió su muerte en un enfrentamiento con marinos. Lo asesinaron en realidad dos años más tarde en un choque a balazos con un grupo rival.
Los datos aportados por Ciclón 40 permitieron que en abril de 2016 militares y personal de la fiscalía del estado comenzaran a husmear en La Bartolina. Se realizaron 20 excavaciones. Solo en siete se hallaron fragmentos de huesos. Había cenizas dentro de algunos tambos, así como residuos de combustible.
“La brecha del infierno” ardía.
Aunque el gobierno de Egidio Torre Cantú intentó minimizar el hallazgo (“solamente hallaron un tambo con 200 litros de capacidad que contenía cenizas y fragmentos óseos, desconociéndose si son humanos o animales”), familiares de personas desaparecidas, del colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos, continuaron la búsqueda.
La Comisión Nacional y la FGR se sumaron a los trabajos en 2019.
A cinco años del primer hallazgo se ha explorado solo una cuarta parte del terreno que, según se cree, fue el crematorio clandestino del Cártel del Golfo en tiempos en que “El Comandante Fili” controló Matamoros y la zona de playas.
Elefante Blanco ha informado que en Matamoros se han hallado 50 crematorios clandestinos –“también llamados ‘cocinas’”—que estuvieron al servicio del crimen organizado.
Los colectivos de madres buscadoras optaron por designar a estos lugares como “centros de exterminio”, escribe Carlos Manuel Juárez, porque ahí “se registraron actos de tortura, secuestro, homicidios multitudinarios, entrenamiento a criminales, fosas clandestinas y esparcimiento de cenizas en cuerpos de agua”.
Aunque la Bartolina dejó de ser empleada por el Cártel del Golfo en 2016, este grupo criminal sigue aplastando regiones, ciudades, pueblos, municipios de Tamaulipas. Continúa desatando masacres, secuestrando, extorsionando y robando en las narices de gobiernos que no mueven un dedo para detenerlo.
¿Cuántas Bartolinas y “Brechas del infierno” habrá en un estado que hoy contabiliza más de 11 mil desaparecidos?.
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