Como si se tratara de un dilema shakespeariano, pero en versión mexicana, este domingo millones de ciudadanos en el país decidirán, en la libertad de acción y de conciencia que les otorga la ley y la Constitución, si participan o no en la primera Consulta Popular legal y constitucional que se realizará en el país. A partir de que se aprobó y publicó, hace menos de un año, la nueva Ley de Consulta Popular que establece las reglas y lineamientos para que este mecanismo de participación ciudadana y democracia participativa se aplique a la toma de decisiones del gobierno en los asuntos públicos, tendrá lugar este ejercicio que sienta un precedente para que se puedan consultar a futuro temas de interés nacional.
Al ejercicio del 1 de agosto, que sea cual sea su resultado resultará histórico por ser el primero en su tipo, se llega en medio de dos hechos concretos e incuestionables: por un lado la impecable organización y realización de la Consulta realizada por el INE y por su estructura electoral conformada por ciudadanos que estarán recibiendo las opiniones de sus pares que decidan salir a participar en este mecanismo constitucional, y por el otro el interés particular de la Presidencia de la República y del movimiento de la 4T que han convertido este primer ejercicio de democracia participativa en un tema ideológico y prioritario para este gobierno que ha destinado recursos y movilizado a sus bases políticas y electorales para que salgan a participar a favor del “SI” en esta consulta.
La diferencia entre la promoción y publicidad que realiza el INE por mandato de ley para invitar a la ciudadanía a que participe en esta Consulta, y el marcado proselitismo que han desplegado en las últimas semanas grupos afines al gobierno de López Obrador y militantes del partido Morena, es que mientras el instituto electoral se apega a los lineamientos legales para exhortar a la personas a ejercer su derecho de opinar sobre la pregunta concreta que se formulará en las boletas donde podrán expresarse libremente los ciudadanos por el “SI” o por el “NO”, los militantes y seguidores de la 4T tergiversan y manipulan el sentido de esta Consulta al venderle a la gente la idea, gráfica y retórica, de que se va a enjuiciar a los últimos 5 expresidentes de la República, desde Carlos Salinas hasta Enrique Peña Nieto, algo que no aparece, ni remotamente, en la redacción de la pregunta que responderán quienes decidan participar.
De cualquier manera, la confusa y cantinflesca redacción de la pregunta que se responderá en las papeletas que este domingo se distribuirán en cerca de 57 mil mesas receptoras instaladas en todo el territorio nacional, no obsta para que lo que ocurra el domingo y el resultado y el nivel de participación de los ciudadanos, constituyan un referente y un precedente histórico para futuras Consultas Populares sobre temas y problemas mucho más reales y prácticos para los mexicanos: desde la definición de políticas públicas en temas polémicos y que dividen a la sociedad, como la legalización de drogas, del aborto o de derechos sociales y ciudadanos, hasta el uso del dinero público y la definición de prioridades y obras que deben o no ser construidas con el dinero de los contribuyentes.
Esa será la ganancia ciudadana de lo que ocurra este domingo, donde los mejores pronósticos de participación, anticipan que será muy difícil que se alcance la cifra de 40% de la lista nominal de electores, equivalente a 37.2 millones de ciudadanos. Las proyecciones más realistas hablan de que una cifra posible de participación de entre 5 a 8 millones de personas, algo que de cualquier modo resultaría histórico y tendría, sin duda una ganancia política para los promotores de esta consulta.
Es decir, que si en la realización y el éxito del ejercicio en sí, organizado por el INE y con todos los requerimientos legales y constitucionales los ganadores seríamos los ciudadanos porque se abre la puerta de un nuevo ejercicio de participación democrática, en lo político aún antes de que se realice este ejercicio, ya se puede anticipar un claro ganador que será sin duda el presidente López Obrador y sus huestes de la 4T que aun cuando no se alcance la cifra de participación para que el resultado de la Consulta sea vinculante, sin duda van a lograr un número histórico de ciudadanos participantes, muy por encima del 1 millón de personas que salieron a participar en las consultas informales y extralegales que organizó el actual presidente de la República sobre temas como la cancelación del nuevo Aeropuerto Internacional de Texcoco.
López Obrador y la 4T ganarán en dos vías este próximo domingo: primero porque, sea cual sea la cifra de participación, es casi seguro que ganará el “SÍ” en esta Consulta, con cualquier cosa que eso signifique ante la ambigüedad y vaguedad de la pregunta, y segundo porque, aunque el ejercicio sea un éxito en términos de organización y realización, el presidente no desaprovechará la oportunidad para cuestionar, descalificar y atacar al INE y a sus consejeros electorales, a quienes va a culpar de que el resultado de este mecanismo de participación no pueda ser vinculante ni tener efectos legales porque “el INE no quería organizar la consulta y lo hizo mal y a regañadientes”, sería el discurso previsible en la conferencia mañanera del próximo lunes 2 de agosto.
Por lo pronto, mientras vemos qué tantos mexicanos deciden salir a ejercer su derecho de opinar y participar en esta consulta, Morena y el gobierno federal, sacaron ya un beneficio de la Consulta, no sólo por la manipulación política que hicieron de la pregunta y el sentido del ejercicio, sino porque con el pretexto de promover la participación popular, las brigadas morenistas y del gobierno federal, apoyado en los gobiernos estatales y en las estructuras de promoción de los programas sociales y del bienestar de esta administración, volvieron a salir a las calles y a recabar, casa por casa, datos personales y electorales de los ciudadanos a los que le vendían la falacia de que “se va a enjuiciar y a meter a la cárcel a los expresidentes de la República”.
La información que hoy tiene en su poder Morena y las brigadas del bienestar y Servidores de la Nación de la Coordinación General de Programas Integrales del Desarrollo de la Presidencia, sobre las credenciales de elector de los ciudadanos a los que estuvieron visitando en sus domicilios, será sin duda una herramienta de operación política y proselitismo electoral en favor del partido gobernante, en las próximas elecciones que habrá en 6 estados de la República en el año 2022.
Así que, como en aquel video viral de hace unos años, donde un joven mexicano traducía y actualizaba el dilema del Hamlet de Shakespeare del “ser o no ser”, pero ahora en términos coloquiales y populares con el “vasir o no vas ir”, este domingo 1 de agosto todo estará dispuesto, con el profesionalismo del INE y la participación voluntaria y transparente de ciudadanos que estarán como funcionarios en las mesas receptoras, para que cada mexicano en edad de votar, decida libre y conscientemente en algunos casos, e ideológica y políticamente en otros (sin descartar las consabidas prácticas del “acarreo” y la coacción de ciudadanos) si participa o no en este ejercicio de democracia participativa que, por encima de consideraciones políticas o manipulaciones ideológicas, ya puede calificarse de histórico.
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