Me adelanto y creo que sus principales respuestas serán: la prensa fifí, los medios que callaban como momias, los corruptos, los neoliberales, los conservadores, la derecha, el gobierno de Estados Unidos, la CIA; los reyes de España, la clase media, los que tienen de licenciatura para arriba, los empresarios machuchones, etc. Correcto, usted sí está bien informado y no se equivoca, pero le falta uno -muy peligroso-, que está incrustado en el mero corazón del movimiento revolucionario.
Seguro ya adivinó quién es, pues en días pasados tuvo un descuido verbal y enseñó el cobre. Así es, se trata nada más y nada menos que del mismísimo secretario de la Marina Armada de México, el almirante José Rafael Ojeda Durán.
¡Qué dolor! ¡Qué pesar! ¡Qué injusticia! Después de que el Presidente les ha dado todo a los militares, después de que él, que no se caracteriza por cambiar de parecer, pasó de acusarlos de asesinos por la matanza de 1968 y de decir que deberían salir de las calles, regresar a sus cuarteles, a convertirlos en sus principales aliados, así le pagan ahora, con una crítica más dura que la de un contumaz y trasnochado derechista.
Hay que ver la ingratitud del almirante porque el Presidente le dio a la Marina toda su confianza, incluso hasta para controlar las incontrolables aduanas y comenzar la construcción de muelles turísticos.
A estas alturas, usted seguro ya se habrá enterado de lo dicho por el almirante Ojeda, pero en caso de que por alguna inexplicable razón no vea usted diario y completita la conferencia de prensa “mañanera”, le recordamos que el secretario de la Marina aseguró que todavía existe un grave problema de corrupción y falta de servidores públicos honestos.
MUCHOS BOTONES DE MUESTRA:
“Ambas instituciones, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Marina, a través de nuestras escuelas, la Heroica Escuela Naval, el Heroico Colegio Militar creamos hombres y mujeres con valores, con principios, personal que tiene una ética profesional que, sabe que debe de tener un rumbo, un camino por la conductas que les van a producir a ellos una vida profesional plena, no meterse en problemas. Tenemos, sí, jóvenes que salen y que toman otro rumbo, pero son castigados. La gran diferencia entre nosotros y muchas otras instituciones es que nosotros no podemos darnos el lujo de tener malos elementos.
"Nosotros, desde el general, hasta el último soldado, desde el almirante secretario hasta el último marino, somos servidores públicos, creamos servidores públicos a la sociedad mexicana. Y déjenme decirlo, porque es algo muy cierto, México carece de servidores públicos honestos, por eso tenemos este problema de una alta corrupción”, dijo Ojeda Durán.
Vaya manera en la que el almirante contradijo a la única autoridad que tiene mayor jerarquía que él: el comandante supremo de las fuerzas armadas, el presidente López Obrador.
El almirante ve diario, desde las seis de la mañana al Presidente, además de que en la gran mayoría de las conferencias mañaneras está presente, por lo que ha escuchado decir al propio mandatario que la corrupción ya se acabó, y muchas veces don José Rafael ha visto a AMLO sacar su pañuelo blanco en señal de que la corrupción en el gobierno ha quedado erradicada.
El Presidente repite y repite que ha barrido la corrupción de arriba hacia abajo, y que cuando mucho han quedado algunas basuritas en la parte baja, pero jamás aceptaría que como dice el jefe de la milicia naval tenemos “una alta corrupción” y que el país “carece de servidores públicos honestos”.
Si nos vamos al extremo, con sus comentarios el almirante se cepilló, de una pasada, a todo el gabinete, incluyendo a aquellos cuya honestidad fue certificada, como es el caso del director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett, quien tras infames acusaciones fue exonerado por la exsecretaria Irma Eréndira Sandoval -también modelo de honestidad- y quedó claro que la fortuna inmobiliaria de don Manuel es legal y fue construida con el esfuerzo y sacrificio de toda una vida de servir con honestidad al país.
Así, las duras palabras del almirante dejan claro que los únicos creadores de servidores públicos incorruptibles son las fuerzas armadas. Ya va entendiendo por dónde va eso de la crítica.
Sea cual sea el plan del jefe de la Marina, lo claro es que está en marcha, pues sus comentarios acerca de la alta corrupción en el gobierno y de la falta de servidores públicos honestos no fueron hechos en una plática de sobremesa, los hizo junto al propio Presidente.
Este mensaje a la sociedad, incluido el Presidente, podría ser una señal de que ninguna de las “corcholatas” que el mandatario ha dicho que tiene para que lo sucedan es considerado honesto por las fuerzas armadas y que quizá los uniformados quieran que la corcholata ganadora sea la de un militar con valores, con principios y ética profesional, uno de esos que solo se crean en la Heroica Escuela Naval o en el Heroico Colegio Militar.
¿Será que quieren que el próximo presidente de México sea un militar?
ME CANSO GANSO.- Sentido común
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