Eran las 14:50 del pasado 24 de diciembre cuando el C5 del estado de Puebla reportó el desplome de un helicóptero Augusta Modelo A-109S Grand. La División de Inteligencia de la Policía Federal entabló comunicación con el encargado de la torre de control del Aeropuerto Internacional de Puebla para recolectar datos y validar la información.
El encargado informó que según el plan de vuelo, la aeronave, con matrícula XA-BON, había partido del Centro Comercial Triángulo Las Ánimas Puebla y se dirigía al Helipuerto Radio Capital, ubicado en la alcaldía Miguel Hidalgo de la Ciudad de México. El despegue había ocurrido a las 14:34.
Según la torre de control, se había intentado hacer contacto con los pilotos de la aeronave en nueve ocasiones, para que reportaran su ubicación precisa. Pero no hubo respuesta. “La comunicación se dio por perdida”.
La Policía Federal consignó en el reporte correspondiente que las primeras informaciones señalaban “03 personas calcinadas”. Personal de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) confirmó, a las 16:10, que el helicóptero prestaba servicio de taxi áereo al gobierno de Puebla.
A las 16:20 la Sección Segunda de la Secretaría de Marina informó que la radiobaliza ELT del helicóptero (Emergency Locator Transmitter, el aparato transmisor de radio empleado en casos de emergencia) se había activado nueve minutos después del despegue, a las 14:43. De acuerdo con las coordenadas, el desplome habría ocurrido en el municipio de Coronango, cuatro kilómetros al este del aeropuerto de Puebla.
Elementos de la División de Investigación llamaron a la oficina del senador, y ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle. No hubo respuesta. Desde ese momento, y hasta las 16:54 —según el reporte— se buscó comunicación con la oficina de la gobernadora del estado de Puebla, Martha Érika Alonso. Nadie atendió el llamado.
A las 16:25 la División de Seguridad Regional de la Policía Federal informó que había llegado a la zona del siniestro. El helicóptero estaba calcinado “al 90%”. “Se apreciaban”, también, “03 cuerpos calcinados”. El presidente de la República subió un tuit a las 16:33: “Estoy recibiendo información de un accidente en Puebla por desplome de un helicóptero. Por confirmar que iban la gobernadora Martha Érika Alonso y el ex gobernador Rafael Moreno Valle. He ordenado a todo el gobierno actuar de inmediato”.
A las 17:01, un subinspector de la Policía Federal acantonado en San Martín Texmelucan entregó el dato de que el accidente había ocurrido en el campo de cultivo “Los 400”, y que el helicóptero era tripulado por los pilotos Roberto Javier Coppe Obregón y el copiloto Marco Antonio Tavera Romero. Ambos habían fallecido en el siniestro.
Más tarde se confirmó que Alonso y Moreno Valle iban acompañados por un asistente que también perdió la vida: Héctor Baltazar Mendoza.
El presidente López Obrador hizo oficial, a las 17:42, el fallecimiento “del senador Rafael Moreno Valle y de su esposa, la gobernadora de Puebla Martha Érika Alonso”. En el curso de la tarde la información fluyó a la oficina del secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo: los pilotos tenían licencias y certificados en regla. Habían recibido en meses anteriores cursos de actualización en vuelo de helicóptero. La experiencia de uno de ellos era de cuatro mil horas en esa clase de aeronaves; la del otro, experto en vuelo de aviones y avionetas, sobrepasaba las mil horas.
El Augusta había sido fabricado en 2011. Contaba solo con 2 mil horas de uso. Apenas tres meses antes le habían otorgado el certificado de aeronavegabilidad más reciente.
El 27 de diciembre, especialistas en accidentes aéreos de Canadá (que forman parte del Consejo de Seguridad en el Transporte) se trasladaron a Coronango para realizar un dictamen técnico del siniestro. En la investigación colaboraron expertos de Pratt & Whitney, empresa que fabricó las turbinas de la aeronave, de la compañía italiana Augusta, que diseñó el fuselaje, y de Rotor Flight Services, la encargada del mantenimiento de estas aeronaves.
Desde los primeros instantes el titular de Seguridad Pública reveló que no se habían encontrado restos de explosivos, “ni de ningún material distinto al combustible” en el aparato siniestrado. En una de las conferencias que dedicó al tema, Durazo señaló que la hipótesis principal era que el helicóptero se había desplomado por una aparente falla mecánica.
El subsecretario de Transportes, Carlos Morán, reveló que, de acuerdo con los datos recopilados, el helicóptero “impactó contra el terreno de forma invertida, es decir, de cabeza”.
Fuentes cercanas a la investigación confirman que la hipótesis más sólida es la de la falla mecánica. Según se ha informado al presidente López Obrador en las reuniones del gabinete de seguridad, una pieza que se desprendió de la aeronave golpeó el rotor y desató el infierno.
Hasta ayer en la mañana, sin embargo, dicha pieza no había sido localizada. No está de más decir que en los últimos 40 años el modelo Augusta ha sido el personaje central de 150 accidentes aéreos.
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