Atomización de las bandas, inserción de los carteles de la droga que han migrado al negocio del huachicol, pobreza y respaldo popular al huachicoleo local en muchos poblados que viven cotidianamente esta actividad, son los elementos que han fortalecido esta actividad delictiva, segun análisis de expertos.
Tan sólo entre enero y septiembre pasados, Pemex registró 11 mil 240 tomas clandestinas y según declaraciones del entonces director de la petrolera, Carlos Treviño, el huachicoleo le costó a Petróleos Mexicanos, en 2018, unos 35 mil millones de pesos.
Si bien en casi todo el país se han localizado tomas clandestinas de combustible, es en el llamado Triángulo Rojo en Puebla, donde pasa el 40% de los combustibles que recibe la Ciudad de México y se distribuye a todo el país, el que se disputan de manera encarnizada Los Zetas y el cártel Nueva Generación.
Antonio Martínez, El Toñin, y Roberto de los Santos de Jesús, El Bukanas, pugnan por el dominio del robo de hidrocarburos en los municipios de Acajete, Tepeaca, Quecholac, Acatzingo, Tecamachalco y Palmar de Bravo, en Puebla.
El cártel de Jalisco Nueva Generación, a través de Antonio Martínez Fuentes, El Toñín, asumió el control del robo de hidrocarburos en el Triángulo Rojo intentando desplazar a Los Zetas y a su célula conocida como Los Bukanas.
La consultora Etellekt, experta en cuestiones de robo de combustible en México, estima que el cártel de Los Zetas domina el 38.88 por ciento del mercado de esta actividad ilícita; mientras que el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) cuenta con una cuota del 21.39 por ciento, y el de Sinaloa, que relegó el robo de combustible a un segundo plano, desde su feudo ha sido responsable del 13 por ciento. El resto se lo reparten otros cárteles y bandas de delincuentes independientes.
De acuerdo con un documento elaborado por José Ignacio Montero Vieira, experto en asuntos mexicanos en el Instituto Español de Estudios Estratégicos, el radio de acción de Los Zetas es muy amplio.
Con datos de Etellekt, asienta que sus actividades en relación con el robo de combustible se extienden por Tabasco, Campeche, Veracruz, Puebla, Tamaulipas y Nuevo León. “Es tal la importancia que esta organización le da al robo de combustible que ha establecido una extensa y compleja red criminal dedicada a esta actividad y a eludir la acción de la justicia”.
El potencial de desarrollo del CJNG ha venido acaparando el control del robo de combustibles, no sólo en Jalisco, sino también en Puebla, Tlaxcala y Veracruz, donde tiene presencia. El Cártel del Golfo, por su parte, opera con menor presencia en Tamaulipas y Nuevo León en el robo de combustible como una actividad de bajo riesgo y gran rentabilidad. El cártel de Los Caballeros Templarios, se limita al estado de Guanajuato, con un número de extracciones muy elevadas; y los cárteles del Milenio y La Resistencia centran sus operaciones de esta actividad ilícita en Jalisco.
Se calcula que el 95 por ciento de las tomas clandestinas detectadas en el país en los últimos años son controladas por los grandes cárteles, mientras que el 5 por ciento restante pertenecería a bandas criminales comunes. A pesar de que estos porcentajes no ayudan a distinguir en cuáles están presentes los huachicoleros o no, dan una idea de hasta qué punto al crimen organizado le interesa esta actividad.
Las bandas organizadas dedicadas casi en exclusiva al robo de combustible tienen presencia en todos los estados del país, aunque sus acciones son bastante más limitadas, puesto que no cuentan con la capacidad para operar que tienen los principales cárteles, explica Montero Vieira en su análisis Expansión del robo de combustible en México: de actividad delictiva a fenómeno criminal, publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).
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