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Dos agentes del Ministerio Público Federal adscritos a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, SEIDO, y un elemento de la División de Investigación de la Policía Federal, desaparecieron el pasado mes de enero. Su auto apareció incendiado en las inmediaciones de Huitzilac, Morelos.
La única pista es una llamada telefónica. Alrededor de esta se teje un misterio del que la Procuraduría General de la República no podrá obtener nada bueno.
Víctor Andrés Vilchis, de 31 años, y Miguel Ángel Rodríguez Cuéllar, de 36, salieron de las instalaciones de la SEIDO, en Reforma, alrededor de las ocho de la noche del 24 de enero de 2017.
Las cámaras de vigilancia de la Ciudad de México registraron el momento en que los ministerios públicos abordaron un taxi. Con ayuda de esas cámaras las autoridades lograron reconstruir el trayecto, a lo largo de calles y avenidas.
El viaje culminó en las instalaciones que la Policía Federal tiene en Legaria.
Ahí, los dos servidores públicos se encontraron con el suboficial Marco Antonio Álvarez López, de 34 años.
Siempre a través de las cámaras de vigilancia, la PGR estableció que el grupo abordó otro auto y se encaminó hacia la salida de Cuernavaca: el vehículo fue detectado, primero al cruzar la caseta, y luego en las inmediaciones de Tres Marías, ya en el estado de Morelos.
La esposa de Miguel Ángel Rodríguez Cuéllar recibió un mensaje de Whatsapp a las 20:00 horas. El ministerio público le comunicó que llegaría a su casa tarde.
Fue el último contacto que su mujer tuvo con él. A las tres de la mañana ella comprendió que algo anormal estaba sucediendo. El ministerio público solía avisarle “si seguía trabajando o se tardaba”. “Creí que podía haberse quedado sin pila”, recordó.
Al día siguiente se reportó con los familiares de su esposo. A las 15:00 logró obtener el número telefónico de su oficina. Supo entonces “que él y otro de sus compañeros estaban desaparecidos”.
La esposa de Miguel Ángel denunció que la PGR había suspendido la búsqueda de los funcionarios cinco días más tarde.
El único rastro era un vehículo incendiado en Morelos.
Desde el momento de la desaparición corrieron en los medios versiones diversas. Una de ellas indicó que los agentes investigaban la presencia del Cártel Jalisco Nueva Generaciónen delegaciones del sur de la Ciudad de México —Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan.
Miguel Ángel Rodríguez Cuéllar había participado en la investigación en contra de Carlo Alessandro Ricalde, líder de los Beltrán Leyva en el Estado de México, y también en la pesquisa que terminó con la detención de Óscar Osvaldo García Montoya, El Compayito o La Mano con Ojos. Colaboró también en el caso de la maestra del estado de Hidalgo que se arrodilló ante el secretario de Gobernación para suplicarle que le ayudara a rescatar a un familiar secuestrado.
El otro funcionario, Víctor Andrés Vilchis, llevaba casos de secuestro en Tamaulipas y otros lugares del noreste.
La investigación indica que Rodríguez Cuéllar mantenía lazos de amistad con el suboficial Marco Antonio Álvarez López, cuyo domicilio está en Morelos.
La PGR declaró que los ministerios públicos no estaban en funciones ni llevaban a cabo diligencia oficial alguna: su turno había terminado. No contaban con un oficio de comisión que justificara aquel viaje.
Han pasado más de dos meses. La pista más relevante indica que aquella noche (22:30) el teléfono de uno de los desaparecidos registró actividad en Cuernavaca.
De acuerdo con la investigación de la propia PGR, la víctima entabló comunicación con una persona radicada en aquella ciudad. La red de llamadas de quien recibió la comunicación lo relaciona con integrantes de un grupo criminal que opera en aquella parte de Morelos. Por la actividad anterior de los agentes, ¿es dado suponer que el personaje en cuestión tendría nexos con un grupo dedicado al secuestro?
La pregunta está ahí desde finales de enero: ¿Por qué dos ministerios adscritos a la SEIDO saldrían de noche a Cuernavaca y dejarían por única pista una llamada con alguien involucrado con un grupo criminal?
En la PGR dicen que la investigación está a punto de resolverse, que pronto habrá noticias.
Parece que una sombra ronda, mientras tanto, las oficinas de la SEIDO.
Fuente.-@hdemauleon
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