El
discurso oficial que nos pinta un sistema de justicia federal como lo máximo
que tiene este país está muy alejado de la realidad. No se acerca ni tantito al
verdadero rostro que tienen hoy en día los Juzgados de Distrito, los Tribunales
Unitarios y Colegiados, y hasta la misma Suprema Corte de Justicia de la
Nación, (SCJN).
A través de una excelente pero engañosa estrategia mediática,
que incluye publicidad en radio, televisión y medios impresos, se nos ha venido
diciendo por años que la justicia federal es de lo máximo que tenemos en esta
nación. Sin embargo, en la práctica no hay tal. Quienes por alguna razón,
profesional o personal, hemos tenido que recorrer los vericuetos de los
tribunales federales, sabemos que todo es una mentira.
El sistema de justicia
federal bien debería llamarse el sistema de la injusticia federal. Hasta hace
pocos años, el Poder Judicial Federal era un referente para evidenciar los
vicios y atrasos que padecían las judicaturas locales, pero hoy, tristemente
las cosas se han invertido. Hoy los Poderes Judiciales estatales son el ejemplo
a seguir.
La lentitud con que se resuelven los procesos federales propicia que
personas que deberían estar en libertad tengan que permanecer recluidas durante
meses, e incluso años, tan solo porque los tribunales están rebasados en
capacidad para emitir sus sentencias con prontitud. Una simple apelación de la
que depende la libertad de un reo tarda en resolverse de tres a seis meses, lo
que provoca que en caso de que la resolución sea favorable al acusado se le
ocasione un agravio porque no hay forma de devolverle esos días en cautiverio.
Usted puede imaginarse entonces el tiempo que se lleva el dictado de una
sentencia firme.
Si resolver una apelación requiere de meses, ¿para cuánto le
gusta que se necesite en tiempo obtener una sentencia definitiva? Exactamente,
¡¡¡años¡¡¡.
Un Magistrado, de los pocos que han construido un prestigio
profesional intachable en el Poder Judicial Federal, suele contar en sus
conferencias una anécdota: Explica que en cierta ocasión llegó a su oficina un
abogado, llevando un enorme y suculento pastel que colocó en su escritorio.
"Hombre, muchas gracias, no sabía que cumplía años", le dijo en broma
al litigante, quien con voz tranquila y pausada le respondió: "no, no es
para ti, ¡es para celebrar los XV años de mi expediente!". El Juzgador
utiliza la historia, que asegura es verídica, para admitir que, efectivamente,
la justicia federal atraviesa por una crisis severa traducida en lentitud y
saturación de los tribunales en general, que lleva a que la resolución de los
juicios se prolonguen por más tiempo del que establece la ley.
fuente.-Rogelio Rodriguez/El Cinco
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