Sentado en un sofá, Manuel Villafuerte Medina esperaba a que saliera del baño una joven extranjera por la que había pagado 2 mil 500 pesos para tener una hora de sexo.
Villafuerte había llegado hasta la habitación 401 del edificio de Indiana 6, en la Colonia Nápoles, después de pasar un filtro y los procedimientos de rutina de los controladores de las mujeres. No era la primera vez que contrataba a una de ellas.
Poco después de las 20:00 horas del lunes 18 de abril había llegado a la casa de citas con su amigo Víctor Manuel Carmona Caselín, para festejar que éste había conseguido una calificación de 10 en un examen de la carrera de derecho.
Carmona tenía el antecedente de haber sido dado de baja en 2008 de la desaparecida AFI, por acusaciones de extorsión y portación de arma.
De Villafuerte, la PGR asegura que en realidad se llama Víctor Alberto Díaz Flores, que también estuvo en la AFI y que fue dado de baja por los mismos hechos que su amigo.
Después de pasar varios filtros en donde los revisaron y se aseguraron que ninguno cargara con armas o cualquier objeto que pudiera ser utilizado para una agresión, el controlador hizo algunas llamadas telefónicas y en cuestión de unos cuantos minutos llegaron varias chicas al edificio.
"En seguida nos llevaron al departamento 401, formaron a las chicas y me dijeron 'escoja a la que usted quiera'", relató Carmona en el juzgado.
"Ellas te preguntan qué es lo que quieres, si quieres que se vistan de enfermera o de algo", dijo Villafuerte.
Es así como Manuel Villafuerte dice que estaba en el departamento, sentado en un sofá y esperando a que la chica saliera del baño. Su amigo Carmona había subido a la habitación 502 con otra mujer.
"Yo estaba esperando que saliera la chica, cuando la encargada empezó a gritar, se metieron dos personas que dijeron que eran abogados de la PGR y hablaron con la encargada. Luego entran como 20 policías.
"Los abogados empiezan a tirar la puerta. Ellos dicen ser abogados de un tal Richard, un tal Ricardo", relata Villafuerte.
En el departamento, no se podía caminar por la cantidad de policías y personas vestidas de civil armadas.
"Cuando nos detuvieron, yo nomás escucho que dicen 'ya valieron madre, esto está apadrinado por la Policía Auxiliar, esto está apadrinado hasta allá arriba, esto es el Corredor Insurgentes y nadie se mete'", recuerda Villafuerte que gritaba un mando de la policía local.
Las mujeres
Las jóvenes extranjeras aseguraron ante la Procuraduría capitalina que Manuel Villafuerte Medina y Víctor Manuel Carmona Caselín en realidad entraron con engaños al edificio diciendo que eran policías, y les exigieron de 500 mil a un millón de pesos para no deportarlas.
Según los testimonios de las jóvenes, Villafuerte entró armado al departamento 401, donde estaban 8 de ellas, y en una habitación amordazó de pies y manos a 4 de ellas con cables y ropa. Luego apagó la luz.
En el 502, donde estaban 7 mujeres, entró Carmona Caselín para preguntar por una mujer de nombre Liz, contra la que supuestamente había una orden de aprehensión pendiente por cumplimentar, ya que dijo que quería "negociar" con ella.
Carmona les quitó los teléfonos y los guardó en una bolsa de pan bimbo, pero poco antes de eso al parecer una de las chicas alcanzó a llamarle a una de sus compañeras del 401 y, pensando que se trataba de ella, le comentó que un policía la estaba buscando.
"Hay otro policía con nosotras", le dijo su interlocutora.
Esta última habría alcanzado a llamar al abogado Benjamín Cervantes Badillo, quien a su vez dio aviso a la Policía Auxiliar. Según la información ayer reproducida en la audiencia, Cervantes declaró que recibió la llamada de una de las cautivas alrededor de las 15:00 horas y llegó con la policía al edificio de Indiana en punto de las 16:30 horas.
En el relato de las mujeres -entre las que había argentinas, colombianas, paraguayas y venezolanas-, pasaron alrededor de tres horas para que llegaran en su rescate el abogado y elementos de la corporación local.
Fuente.-
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