Muy mal debe andar un gobierno para que se hable de la sucesión en su tercer año de gobierno. A Enrique Peña Nieto le faltan tres años para terminar su mandato, pero ante el desgobierno la carrera por la sucesión ha iniciado.
Pareciera que en México no hay Presidente. Desde hace algunos meses, el señor Peña Nieto se ha dedicado a “nadar de muertito”. Pareciera que nada tiene que ver con él. No habla del desastre económico, tampoco de la inconformidad social manifiesta en distintos sectores, mucho menos de la grave crisis de derechos humanos que tiene sumido a México en el pozo tercermundista de la impunidad que cubre a las instituciones.
A partir de ahora, Peña Nieto se dedicará a simular que gobierna, esperando que llegue el momento de su relevo para retirarse con la millonaria pensión de los ex presidentes.
Mientras tanto, los estira y afloja entre los distintos “tapados” del gobierno no cesan. Uno y otro grupo se ponen zancadillas y se dedican a la guerra de las probabilidades para cada precandidato presidencial del PRI.
El listón quedó tan bajo que, cualquiera cree que puede ser Presidente. Desde Miguel Ángel Osorio Chong, pasando por “Don Beltrone” y Luis Videgaray, hasta el novato Aurelio Nuño. Todos quieren anotarse y ser privilegiados por el dedazo. Los de primera, segunda y tercera división. Total, si Peña Nieto pudo ser Presidente, por qué ellos no.
Lo que ignoran estos precandidatos ingenuos es que ya todo está tamaleado o pretamaleado. En este momento el delfín de Peña Nieto se llama Aurelio Nuño, quien ya recibe un auténtico besamanos como precandidato.
El impopular Secretario Nuño tiene el estilo peñista necesario para ser el elegido. De entrada sabe poco o casi nada de Educación. Y su torpeza es tal que ha implementado un sistema de imposición de evaluaciones a sangre y fuego.
Como en los peores tiempos del PRI, Nuño sacó la casta y fusil en mano envió a miles de policías a imponer su famosa evaluación. En lugar de Secretario, Nuño se ha constituido como un auténtico gendarme de la Educación.
La represión contra los maestros que se oponen a la reforma educativa es indiscriminada. Pero Nuño está ejecutando magistralmente la encomienda presidencial para aniquilar el movimiento magisterial de la CNTE. La consigna es acabar con la disidencia.
Nuño se ha congratulado a sí mismo los resultados de su evaluación educativa policiaca. Dice que se logró que el 97.7 de los maestros fuera evaluado, claro, le falta decir que ese logro fue gracias a que primero sembró el miedo en el magisterio con la ayuda de miles de policías.
Además de la represión policial, Nuño también ha utilizado la persecución judicial. Ha encarcelado a los líderes de la CNTE convirtiéndolos automáticamente en mártires del sindicalismo disidente y en presos políticos.
Por lo pronto, ha lanzado una nueva amenaza señalando que procederá penal y administrativamente contra los profesores que causaron “sabotaje” a las evaluaciones realizadas en 28 entidades a punta de pistola. La vía policial es la única manera que conoce porque su capacidad de diálogo es inexistente.
Y es que, los conocimientos educativos de Nuño son mínimos o nulos, pero su ambición presidencial es desmedida. Su formación académica nada tiene que ver con la educación. Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública. Y el dato más importante de su exiguo curriculum es que fue presidente de la Sociedad de Alumnos de la Universidad Iberoamericana.
En realidad, su mayor mérito para ocupar la secretaría fue haber sido asesor de Enrique Peña Nieto entre el 2010 y 2011 cuando era Gobernador del estado de México, luego director de mensaje y mercadotecnia en la campaña presidencial y después jefe de la Oficina de la Presidencia de la República.
Seguramente el parámetro que mide a los “presidenciables” del PRI no tiene nada que ver con capacidades académicas, intelectuales, políticas o sociales, es evidente que el criterio de selección se basa precisamente en la falta de conocimientos e inteligencia.
Como decía Giovanni Falcone, el juez que se atrevió a combatir a la mafia siciliana y terminó asesinado: “el más tonto” es el candidato ideal para ocupar un puesto de elección popular o para convertirse en funcionario de alto nivel, eso permite seguir manteniendo los hilos del poder a los mafiosos en la sombra.
En esta carrera presidencial anticipada todavía faltan muchas cosas por pasar. Lo único seguro y evidente es que Peña Nieto ya dejó de gobernar. ¿Quién será realmente el elegido?.
Fuente.-
Twitter: @SanjuanaMtz
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