Una nueva pifia de la marina, ahora contra menores de edad, retrata de cuerpo entero la poca precisión de la información de inteligencia con la que opera la armada en la sierra de Sinaloa y Durango. Por su actuación pareciera que la armada está “desesperada” por cumplir el mandato estadounidense de capturar al capo Rafael Caro Quintero, liberado por un juez en agosto del 2013. La proclividad de los marinos a los designios del vecino del norte quedó registrada por los habitantes de Tamazula, quienes aseguran haber visto a agentes estadounidenses acompañando a los infantes de marina que sometieron con lujo de violencia a cinco menores de edad, uno de ellos herido por disparos. Uno más fue abatido junto a un joven de 25 años, en lo que ya es considerada la peor pifia de la actual administración que encabeza el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz.
México, 23/junio/2015 .- De aquel individuo, “alto, güero, de ojos azules”, que hablaba un español “mocho”, algunos pobladores del municipio serrano de Tamazula, Durango, recuerdan que fue el encargado de fotografiar a cada uno de los chicos sometidos la tarde del domingo 14 de junio pasado en las inmediaciones del poblado de Topiba. Este personaje que iba junto con oficiales de la marina, quienes aquel día dispararon desde un helicóptero contra un grupo de jóvenes que se encontraban en tierra cortando caña, y quienes supuestamente primero los habían atacado, llamó la atención no solo por su acento sino porque no es usual que se dejen ver en operativos en la sierra.
Ese individuo se dedicó a tomar los nombres de los chicos que habían sido detenidos, les preguntó domicilio y ocupación, y fue incisivo sobre los motivos que tenían para estar en esa región, publicó en su edición del lunes 15 el periódico sinaloense El Debate.
Poco antes del medio día del domingo 14 de junio, al menos dos helicópteros de la marina sobrevolaron la región aledaña a Tamazula. Después se sabría que buscaban a un individuo llamado Adelmo Niebla González, un individuo que tiempo atrás se fugó del penal de Culiacán y está considerado hoy día, como uno de los principales operadores del Cartel de Sinaloa en los pasos fronterizos de Sonoyta, Sonora.
La posible presencia de agentes estadounidense en operaciones junto a los marinos no sería la primera ocasión que es registrada en tierra sinaloense. El sitio web de noticias La Pared publicó un video, hace varios meses, donde se observa cómo desde un helicóptero de la Armada desciende en camilla en la azote del hospital Ángeles de Culiacán, un hombre que fue identificado como agente estadounidense, quien presumiblemente había resultado herido durante una refriega contra testaferros del narco en la región serrana norte del estado.
Fueron poco más de 12 horas las que pobladores de las comunidades de Topiba y Acachoane estuvieron sitiados por un pelotón de infantes de marina que se desplazaba en las aeronaves. Los reportes periodísticos de la incursión armada, registradas por medios informativos como La Pared yEl Debate, señalaron que el terror que padecieron los habitantes se debió en parte al desmedido uso de la fuerza que emplearon los uniformados contra un grupo de menores de edad que se encontraban en el campo cortando caña. Cuatro vehículos calcinados en el camino de terracería, dos personas muertas, un joven de 25 años y un menor de 14, uno más de 13 años heridos, y cuatro adolescentes detenidos fue el resultado de aquella operación.
El enviado del diario El Debate señaló que la operación comenzó poco después de las 11 de la mañana, cuando desde el aire dos helicópteros dispararon y sometieron a pobladores de la comunidad de Topiba. No había motivo alguno, los disparos comenzaron a escucharse y varios moradores huyeron de sus casas rumbo a los cerros, otros se dirigieron en dirección a Tamazula.
―Qué hacía en el lugar, a qué se dedicaba―eran algunas de las preguntas que realizaron a algunos de los pobladores que fueron retenidos para interrogarlos. El periódico reportó que con una docena de habitantes de esta zona con los que se tuvo pláticas, señalaron que había entre los marinos por lo menos un individuo de apariencia no solo fisonómica sino en su forma de hablar, que bien podría tratarse de nacionalidad extranjera.
Un día antes buscaban a Caro Quintero
La presencia de la marina en Sinaloa ha sido más frecuente en los últimos dos años. No solo en los meses previos a febrero del 2014, cuando fue capturado en Mazatlán, Joaquín “El Chapo” Guzmán, sino por las operaciones que en los municipios del norte del estado como Choix y Sinaloa de Leyva han realizado en el último año para dar con el paradero de Fausto Isidro Meza Flores, alias “el Chapo Isidro”, principal operador de la organización Beltrán Leyva.
El sábado 13 de junio en otra zona de la sierra sinaloense, en la parte alta del municipio de Badiraguato, el lugar considerado la cuna del narcotráfico en México, un grupo de infantes de marina arribó en helicópteros a la comunidad de Las Juntas, un caserío que se ubica en la región de las comunidades de Babunica y La Noria, poblados famosos por ser cuna de la familia Caro Quintero.
El sitio web de noticias La Pared, uno de los que mejor ha registrado las operaciones de las fuerzas armadas en la zona serrana de Sinaloa, señaló que alrededor de las 10:30 de la mañana un grupo de marinos arribó y con lujo de violencia arremetió contra los habitantes de Las Juntas.
―No nos vamos a ir porque traemos una misión, llevarnos a Caro Quintero―espetó uno de los uniformados mientras interrogaba a una de las mujeres que habitaban el lugar.
A bordo de un par de helicópteros una sección de infantes de marina tomó control del poblado donde suponían se encontraba Rafael Caro Quintero, el capo que en agosto del 2013 fue dejado en libertad gracias a un amparo que le permitió volver a la vida civil sin que a la fecha se sepa de su paradero. El legendario capo sinaloense es requerido por la justicia estadounidense acusado de la muerte en 1985 del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, un asesinato en el que en los últimos años han salido a la luz testimonios que involucran a agentes de la CIA quienes presumiblemente lo eliminaron, en complicidad con el narco, debido a que “Kiki” sabía que la agencia de inteligencia traficaba droga de Colombia para financiar las guerras que en ese entonces tenían lugar en Centroamérica.
La incursión de la marina el sábado 13 en la zona de Babunica y La Noria, dejó una estela de abusos contra los pobladores que recordaron los que el año pasado realizaron también con el argumento de que buscaban a Caro Quintero. Los marinos “se metieron a mi casa, eran como 20, iban hombres y mujeres, algunos encapuchados, también se fueron a la casa de mi nuera y abrieron la puerta a mazazos”, narró una mujer al sitio web La Pared.
La información que decían traer los marinos era que Caro Quintero había estado en esa comunidad temprano por la mañana para desayunar. ―Aquí estuvo hace unas horas, vino a desayunar y le dijo que veníamos nosotros, y que no dijeran nada―exclamó uno de los uniformados a los pobladores que interrogaba.
―Los marinos dijeron que nosotros le hacíamos comida, y nos preguntaban para dónde se había ido, pero a ese señor nunca lo hemos visto, cuando recién salió si supe que estuvo aquí, pero yo no lo vi porque me habían operado en esos días―narró una de las habitantes al sitio web.
Marinos contra niños
Las denuncias de madres de familia comenzaron a multiplicarse durante el lunes en Culiacán y en Tamazula. Familiares de los cuatro adolescentes de 17, 15 y dos de 13 años, acusaron a los infantes de marina de haber golpeado a los chicos, haberlos obligado a sostener y accionar unas armas y de sembrarles pistolas y fusiles junto a envoltorios de droga.
Ante la presión mediática que creció durante el martes y miércoles pasados, la secretaría de Marina emitió un comunicado el martes 16 donde señaló que un helicóptero de la armada que realizaba sobrevuelos sobre comunidades aledañas a Tamazula, fue atacado a tiros desde tierra por lo que tuvieron que repeler la agresión. En los disparos perdieron la vida dos individuos, uno de ellos menor de edad, señaló la dependencia. “Posteriormente y con apoyo de unidades terrestres, se realizó un recorrido en un área en búsqueda de personas relacionadas con la delincuencia organizada, asegurando a un elemento del sexo masculino, quien se identificó como José Guadalupe Niebla Fernández con posesión de un arma larga y 250 kilogramos de hierba con las características propias de la mariguana”. El boletín añadió que fueron aseguradas 22 armas largas, 12 armas cortas, 66 cargadores, mil 307 cartuchos de diferentes calibres, un vehículo y vestimenta de camuflage.
La versión de los habitantes fue diametralmente opuesta. Los marinos dispararon contra un grupo de chicos que iba a los campos a cortar caña. Iban a bordo de jeeps los cuales dejaron estacionados en la entrada de una huerta donde además también se localizan árboles de aguacate, naranjos y los famosos lichis, un fruto que se da por estas fechas en Sinaloa y que es muy recurrido por su jugoso sabor dulce.
“Emboscaron a los muchachos sin motivo, abrieron fuego contra ellos, quienes nos llevaban ningún arma, más que sus machetes para cortar los tallos gruesos de caña. Sin embargo esto no les importó a los marinos, eran menores de edad indefensos, les dispararon con saña, los querían matar, los muchachos estaban espantados y les pidieron que pararan, que no eran delincuentes… no hicieron caso y siguieron disparando”, narró uno de los vecinos a uno de los medios impresos de Culiacán.
Los marinos obligaron a uno de los chicos, un menor de 13 años, a agarrar una pistola, como se negó le pegaron por atrás, otro de los muchachos lo sometieron para que sostuviera un rifle para que lo disparara y como también se negó, se ensañaron a golpes con él.
Un grupo de visitadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos recabó los testimonios de los pobladores de Tamazula, quienes coincidieron en señalar que los marinos no les importó que se tratara de menores de edad los que encontraron en el campo. Tras dar muerte a uno de ellos junto a un joven de 25 años, herir a otro de 13, detuvieron a cuatro más y el adulto. Los chicos fueron enviados al tutelar de Culiacán de donde fueron remitidos a la ciudad de Durango, pues lo hechos ocurrieron en esa entidad pese a que la ciudad más cercana era la capital sinaloense. El pasado sábado 20 de junio los cuatro menores fueron liberados al considerar la autoridad que no había elementos de prueba para ser sometidos a reclusión. El único cargo por el que se les seguirá un proceso con ellos en libertad, será por posesión de armas de uso exclusivo del ejército y fuerza aérea.
@Veledíaz424
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