Es ahí donde fueron masacrados 16 campesinos en el vado de Aguas Blancas. Es ahí donde se produjeron los más sangrientos episodios de la guerra sucia: el saqueo e incendio de pueblos enteros y las violaciones de mujeres por la tropa. Igual que las matanzas de soldados emboscados por el EPR o el ERPI que también ahí nacieron como guerrillas.
Mexico D.F 11/Feb/2015 Pero tan sólo en los cuatro meses recientes el cúmulo de muertos y sangre derramada es abrumador e inhumano. El nuevo recuento comenzó con los 43 desaparecidos de Ayotzinapa en Iguala. ¿Pero quién se acuerda ya de aquellos 28 cuerpos que se supuso eran de los normalistas y luego se dijo que siempre no? ¿De quiénes se trataba entonces? Y luego todo el horror de unas investigaciones que hablan de restos humanos como si de basura se tratase. Vea si no: el Equipo Argentino de Antropología Forense afirma que no puede asegurarse que los despojos hallados en Cocula correspondan a los normalistas; que en cambio sí hay la certeza de otros restos y que en el lugar se realizan quemas de cuerpos desde al menos 2010; además de quejarse de que la PGR no les avisó ni convocó a momentos importantes de la investigación como la recolección de “evidencia” por buzos de la Marina en el río San Juan. A todo esto, la respuesta oficial ha sido virulenta: es inaceptable que los forenses argentinos pretendan sembrar dudas; que los sedimentos encontrados en la bolsa del río San Juan, corresponden a los del basurero de Cocula y que si no hay comprobación con prótesis dentales es porque los familiares se niegan a entregar el historial médico de los jóvenes; y que a fin de cuentas, los expertos importados de lo único que saben es de antropología, criminalística y genética. Por supuesto que los padres de los normalistas han adoptado la versión argentina y han dicho que la “Verdad Histórica” de la PGR se cae a pedazos”. Así que el conflicto se extiende indefinidamente.
En esta inacabable cadena de terror, hace apenas unos días aparecen 60 cuerpos en un crematorio de Acapulco, mientras que en Tixtla un grupo armado irrumpe en busca de un mando policiaco y somete a 15 agentes, al tiempo que en Cocula otro escuadrón secuestra a 18 personas entre las que hay policías comunitarios. Aunque el señor Rubido, comisionado de algo, diga que se trata de hechos aislados. Por cierto, que en otro “hecho aislado”, la Policía Federal —a cargo del mismo señor— encontró en mayo de 2014 otros 19 cuerpos en una fosa clandestina, también en Iguala, pero escondió la información. La pregunta es cuántos muertos hay todavía en un estado perforado durante años por la brutalidad y el crimen.
Donde la violencia pre-electoral se manifiesta también en ese territorio perredista de un gobernador tan inexistente que nadie sabe su nombre. La disputa feroz es una lucha de lodo entre los precandidatos Sofío Ramírez, senador, y la ex secretaria Beatriz Mojica. Ambos manejados por el mismo titiritero: el todavía omnipresente gobernador con licencia Ángel Aguirre. Los dos acusándose con fotos de su cercanía con el ahora encarcelado José Luis Abarca. Sobre el que —para poner una nota de humor negro— el PRD ha creado una comisión para empezar a indagar cómo fue que lo postularon a la alcaldía de Iguala hace tres años.
Periodista.
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