En su afán por vestir de democracia el remedo de reforma judicial, la presidenta Sheinbaum confunde la voluntad popular con la legitimidad institucional, y la soberanía nacional con el aislamiento deliberado de los estándares internacionales.
Al celebrar la llegada de un indígena a la Corte mientras desestima la baja participación y las alertas sobre la independencia judicial, demuestra que el simbolismo puede ser un velo conveniente para no mirar de frente los vacíos de fondo. Así, en el nombre del pueblo, se ignora la esencia misma de la justicia: no basta con elegir, hay que elegir bien y, sobre todo, rendir cuentas. Porque la soberanía no es patente de corso para la opacidad, y la democracia no se agota en las urnas, sino que se construye todos los días con instituciones sólidas, transparentes y abiertas a la crítica.
Que dijo y como lo dijo:
La Presidenta Claudia Sheinbaum celebró hoy que un indígena será el nuevo Ministro presidente de la Corte e hizo un llamado a la Organización de Estados Americanos (OEA) a que “se guarde” en sus recomendaciones.
“La Organización de Estados Americanos mandó a unos observadores a México el día de la elección, y pues está bien, que opinen si fue pacífica, si no hubo problema”.
“Pero ahora ya quieren opinar sobre el sistema que decidieron los mexicanos para elegir a los miembros de la Corte, los magistrados y los jueces, no tienen atribución para ello, que la OEA opine cómo se desarrolló la elección, pero que se guarde porque no está en sus estatutos lo que significa la profunda reforma del Poder Judicial en nuestro País”, lanzó la Mandataria, quien llevaba un bastón de mando en la mano.
Remarcó que la propia OEA tiene entre sus estatutos que no puede opinar sobre lasoberanía que han decidido los pueblos y las naciones.
“México de manera soberana decidió cómo quiere que sea su sistema de justicia. ¿Qué es mejor? ¿Como antes? ¿Que unos cuántos senadores decidan en la Corte o que sea el pueblo de México?
“¿Puede perfeccionarse la elección? Claro, todo es perfectible, pero hoy la Constitución de la República dice en México quien manda es el pueblo, el pueblo de México manda, con el pueblo todo sin el pueblo nada como diría ya el gran Benito Juárez García”.
Errores y Omisiones en el Discurso de Claudia Sheinbaum
1. Confusión Deliberada entre Soberanía y Rendición de Cuentas Internacional
Sheinbaum insiste en que la OEA no tiene atribuciones para opinar sobre la reforma judicial mexicana, argumentando que se trata de un asunto de soberanía nacional. Sin embargo, esto es una simplificación:
- La OEA y otros organismos internacionales tienen el mandato de observar procesos electorales y de gobernanza para asegurar el respeto a estándares democráticos y de derechos humanos, a los que México voluntariamente se ha suscrito.
- Observar y opinar no es lo mismo que intervenir o imponer. La crítica internacional es legítima y forma parte de los compromisos multilaterales.
2. Falsa Dicotomía: “El pueblo vs. las élites”
Sheinbaum plantea la reforma judicial como una elección entre “el pueblo” y “unos cuantos senadores”, omitiendo matices clave:
- La elección popular de jueces y ministros no garantiza, por sí misma, independencia ni calidad técnica. De hecho, puede abrir la puerta a la politización y al clientelismo, como advierte la OEA.
- La legitimidad democrática no se reduce a la participación electoral, sino también a la existencia de contrapesos, transparencia y meritocracia en la selección de funcionarios clave.
3. Celebración de la Representación Indígena como Distracción
Destacar que el nuevo presidente de la Corte es indígena mixteco es relevante simbólicamente, pero no responde a las críticas de fondo:
- La preocupación internacional no es sobre el origen étnico del nuevo ministro, sino sobre el proceso de selección, la independencia judicial y la baja participación ciudadana (13%).
- Usar la representación indígena como escudo puede desviar la atención de los problemas estructurales de la reforma.
4. Minimización de la Baja Participación Ciudadana
Sheinbaum no aborda el hecho de que solo el 13% del electorado participó en la elección judicial:
- La baja participación pone en duda la legitimidad del proceso y la representatividad de los electos.
- Ignorar este dato es omitir un aspecto central de la crítica tanto nacional como internacional.
5. Descalificación de la OEA sin Argumentos Técnicos
La presidenta descalifica la opinión de la OEA sin refutar los argumentos de fondo:
- La OEA señala la falta de garantías de independencia y solvencia técnica de los nuevos jueces y ministros, así como la cercanía de los candidatos con el Ejecutivo.
- Sheinbaum no responde a estos puntos con datos o propuestas de mejora, sino que recurre a la descalificación general.
6. Uso de la Soberanía como Pretexto
La defensa de la soberanía es válida, pero no debe usarse para evadir estándares internacionales:
- La soberanía no exime al Estado mexicano de cumplir con compromisos internacionales en materia de democracia, derechos humanos y Estado de Derecho.
- Los estándares internacionales buscan fortalecer, no debilitar, la democracia y la independencia judicial.
Conclusión
Sheinbaum se equivoca al reducir la crítica internacional a un simple asunto de injerencia y al presentar la reforma judicial como una panacea democrática por el solo hecho de ser “popular”. Su discurso omite responder a los cuestionamientos de fondo: independencia judicial, legitimidad, solvencia técnica y baja participación. Además, utiliza la representación indígena y la soberanía nacional como argumentos distractores, en vez de abordar las preocupaciones reales sobre el futuro del Poder Judicial en México.
Con informacion: ELNORTE/

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