El deslinde con el gobierno del ingeniero Américo Villarreal, tuvo su chivo expiatorio en la persona del ingeniero Pedro Silva, director de gobierno qué pasó un tiempo encerrado.
El cavacismo (de Cavazos Lerma) fue escarmentado con el encarcelamiento del ex secretario de Desarrollo Social, Pedro Hernández Carrizales.
Pablo Zárate Juarez fue el funcionario yarringtoniano que estuvo en la sombra luego de ser director del ITAVU, Instituto Tamaulipeco de la Vivienda y Urbanismo.
A Mario Ruiz Pachuca, alias La Princesa de Charcas, jefe de prensa de Eugenio Hernandez, le tocó pagar la cuota de justicia que marcó el deslinde entre un gobierno y otro.
Egidio recibió un trato terso de su sucesor, que prefirió aplicar la ley (del monte) con un régimen anterior al inmediato, mandando a la cárcel al propio ex gobernador Eugenio Hernández.
Con el Subsecretario de Egresos, Cristóbal N, se cumplió la cuota de becados en la Jail School, por parte de la administración del bigotes de morsa.
El cabecismo, pese a los ríos de tinta y los millones de caracteres empleados en acusarlo de corrupto y corruptor, no ha aportado una víctima para simular qué hay un deslinde con el pasado, y un propósito de limpiar la casa y sancionar ese supuesto pasado de corrupción y mal gobierno.
Como lo vemos en este brevísimo recuento de los individuos que pasaron de ser funcionarios de primer nivel a mascar barrote en diferentes penitenciarias, incluso en las sucesiones entre el mismo partido (PRI) se realizaba un ajuste de cuentas, un apriete de tuercas, que mantenía viva la ilusión de que se pretendían hacer mejor las cosas.
A casi un año de la sucesión gubernamental más reciente, seguimos esperando con harta impaciencia.
¡Y Cabeza de Vaca sigue carcajeándose de la cuatrote!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: