El pasado 14 de febrero, Ricardo Anaya Cortés, excandidato presidencial del PAN no se presentó a la audiencia judicial inicial a la que había sido citado por el juez para responder a las imputaciones en su contra por haber recibido presuntos sobornos ilegales vinculados a Odebrecht. Era la quinta vez que Anaya no acudía al citatorio judicial y en esa ocasión el juez Marco Antonio Fuerte Tapia declaró “injustificada la ausencia” del panista y dejó a la FGR en posibilidad de girar y solicitar una orden de aprehensión para obligarlo a que se presentara personalmente a su audiencia.
En esa misma audiencia en el Reclusorio Norte, el fiscal Manuel Granados le dijo al juez, a nombre de la FGR, que Anaya no ha regresado al país desde que salió en julio de 2021 y le mostró al juez los oficios del Instituto de Migración que acreditan su ausencia, e incluso el representante del Ministerio Público acusó al excandidato panista de hacer caso omiso de los citatorios judiciales, a pesar de haber sido notificado de todos, y de mostrar “una actitud desafiante ante su autoridad”, hoy, casi dos meses después de aquella ausencia, la Fiscalía General de la República no ha librado ni solicitado orden de aprehensión contra Ricardo Anaya ni ha presionado por que se le programe nueva audiencia y se le obligue a comparecer. ¿Por qué no lo ha hecho si el juez le dio esa posibilidad?
La respuesta a esa pregunta está vinculada a lo que pasó un mes después, el 17 de marzo pasado, en el Senado de la República. Ese día compareció el fiscal Alejandro Gertz Manero ante la Junta de Coordinación Política y fue recibido por los coordinadores de todos los partidos y los senadores de la Comisión de Justicia, para que explicara el escándalo que desataron los audios ilegales filtrados de sus conversaciones telefónicas en las que el propio fiscal afirmaba estar presionando a ministros de la Corte para que fallaran a su favor en la revisión del amparo solicitado por su cuñada Laura Morán y la hija de esta, Alejandra Cuevas, a quienes él mismo acusó y encarceló por presunta negligencia en la muerte de su hermano Federico Gertz Manero.
Aquella comparecencia, que ocurría en medio de la tormenta que enfrentaba Gertz, con denuncias y solicitudes de la oposición en el Senado de pedir juicio político y la destitución del fiscal “por pérdida de autoridad moral”, se esperaba dura y complicada para el titular de la Fiscalía, que arribó a la sede senatorial al filo de las 5 de la tarde. Aunque el encuentro fue privado y no se permitió acceso a la prensa, lo que se supo después de que compareciera Gertz Manero, por testimonios directos de senadores que estuvieron presentes, fue que la reunión había sido “tranquila, civilizada y hasta tersa”, en donde el fiscal sí enfrentó preguntas de los senadores del oficialismo y la oposición, pero nunca un reclamo o un señalamiento subido de tono.
En especial sorprendió el comportamiento tranquilo y muy mesurado de los panistas, que, comandados por su coordinador, Julen Rementería, y con la presencia de senadoras tan combativas como Xóchitl Gálvez, que afuera había pedido la renuncia del fiscal, adentro, en presencia de Gertz, a lo más que llegaron los senadores del blanquiazul fue a plantearle algunas preguntas sí incómodas por el tema, pero sin debatir mayormente con el fiscal ni increparlo en ningún momento durante sus respuestas.
Al final del encuentro, no sólo los panistas sino los senadores de todos los partidos, especialmente los priistas, parecían ser los grandes amigos y admiradores del fiscal Gertz Manero, con quien se tomaron fotografías, selfies y despidieron al fiscal con una actitud en extremo civilizada, casi complaciente. Se dijo entonces, entre los senadores, que los oficios políticos de Ricardo Monreal, el coordinador morenista en el Senado y aliado político de Gertz, habían funcionado a la perfección y que el zacatecano había “planchado muy bien” el trato respetuoso y comedido de todas las fracciones de la oposición hacia el funcionario autónomo.
Lo que no se supo entonces es cómo y a cambio de qué Monreal convenció y tranquilizó, sobre todo a los acelerados panistas, para que no se lanzaran en contra del fiscal ni dejaran de pedir su destitución. De acuerdo con fuentes de otras instituciones denunciantes en el caso de Ricardo Anaya, el fiscal Alejandro Gertz habría aceptado negociar con el PAN, a partir de la intermediación de Monreal, el expediente judicial en contra de Anaya, a cambio del respaldo del panismo, especialmente en el Senado, para evitar cualquier intento de destituirlo del cargo.
El acuerdo, según nos dicen las fuentes cercanas, se hizo directo entre el fiscal y algunos encumbrados panistas en el Congreso, y consiste en dejar que se alarguen los tiempos y que Ricardo Anaya no se presente personalmente a las audiencias, sino que lo hagan sus abogados, hasta que el caso se desinfle por sí solo o se desestimen las pruebas en contra del excandidato presidencial prófugo. Eso ayudaría a explicar por qué casi dos meses después de que el juez Marco Antonio Fuerte dejó a la FGR en libertad de solicitar una orden de aprehensión contra Anaya Cortés para obligarlo a presentarse, hasta la fecha esa orden no se ha pedido a ningún juez por parte del MP.
Y también explicaría por qué las voces más críticas del PAN de pronto dejaron de pedir la renuncia del fiscal y de promover denuncias en su contra por su cuestionable actuación en varios casos, tanto de temas personales de Gertz Manero, como de persecución política contra opositores, tal y como lo acusaron cuatro congresistas de los Estados Unidos en una reciente carta al secretario de Estado de aquel país, Antony Blinken.
Así que Anaya ya puede estar tranquilo de que no le girarán ni orden de aprehension ni ficha roja en su contra para traerlo desde su escondite en Estados Unidos, mientras que el fiscal también puede tranquilizarse de que los panistas no insistirán ni permitirán su destitución. Y así todos contentos... y la justicia, bien gracias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: