La última vez que se supo algo de él fue horas antes de la cena de Nochebuena.
Era un jueves, 24 de diciembre de 2020. Roberto Ventura Zepeda, un prominente doctor veracruzano de 68 años y cuatro décadas de servicio, salió del Hospital Regional de Río Blanco, en Orizaba, para dirigirse a la casa de unos compañeros con quienes celebraría la Navidad.
Pero las horas pasaron, las fiestas y la Nochebuena se fueron, y el doctor no respondía a las llamadas, ni a los mensajes.
“Se perdió contacto total con él”, dice en entrevista Elías Abad Ventura, sobrino del médico que en octubre de 2015 recibió la medalla ‘Doctor Pedro Rendón’, la más alta condecoración al servicio médico en Veracruz.
Tras la desaparición, la familia acudió rápido a poner la denuncia a la Fiscalía de personas desaparecidas de la zona centro de Veracruz, en la ciudad de Córdoba. Pero en ese instante, narra Elías, comenzó la otra pesadilla: la de lidiar con las autoridades de investigación en un estado donde, especialmente en el gobierno de Javier Duarte, se dispararon las desapariciones y las fosas clandestinas, como la hallada en 2016 en Colinas de Santa Fe, en el puerto de Veracruz; o como la encontrada este 2021 por el Colectivo de Desaparecidos Orizaba-Córdoba en Campo Grande, Ixtaczoquitlán, donde a la fecha suman 32 cuerpos exhumados.
Precisamente, Araceli Salgado, vocera de este colectivo, explica que la familia del doctor Ventura acudió con ellos a los tres días de la desaparición para pedirles ayuda en la difusión de imágenes y fichas con datos del médico.
“Empezamos a ver qué se había hecho y qué no por parte de las autoridades. Y lo que vimos fueron muchas omisiones, muchas excusas”, recalca en entrevista telefónica la activista y madre de Fernanda Rubí, quien fue secuestrada en septiembre de 2012 por un grupo del crimen organizado en una discoteca de Orizaba.
“Por ejemplo -añade-, como el doctor desapareció en Nochebuena, nos decían que era tiempo de vacaciones y que no había suficiente personal para hacer una búsqueda rápida”.
“La desatención en la Fiscalía de Córdoba fue terrible”, subraya por su parte Elías Abad, que junto a su madre, la señora María Isabel Ventura, hermana del doctor, convocaron en enero y febrero ruedas de prensa para exigir públicamente avances en la investigación, luego de que la fiscalía cordobesa se desistiera del caso sin ofrecer resultados en dos meses.
“El doctor es una persona intachable, académica, científica; fue de los primeros epidemiólogos en el estado; fue subdirector del Hospital de Alta Especialidad de Veracruz y fue directivo del Hospital Regional de Río Blanco. No es posible que haya dado 40 años de servicio al estado, y que ese mismo estado te responda con esta majadería”, denunció Elías el pasado 24 de febrero.
Ante las protestas, la carpeta pasó a Xalapa, la capital veracruzana. Y allí permaneció sin novedad hasta que una noticia publicada en medios de comunicación locales resultó la clave inesperada del caso.
En apariencia se trató de un robo, uno de tantos. La policía municipal recibió un llamado alertando que en la ex hacienda de Jalapilla, a escasos cuatro kilómetros de Orizaba, un extraño había entrado a la casa de uno de los vecinos. Los policías acudieron al lugar y detuvieron en flagrancia a un sujeto que se disponía a robar artículos de valor del inmueble.
Tras la captura, el detenido confesó que había entrado a la vivienda con la llave del dueño de la casa, a quien él y otros presuntos agresores habían asesinado la noche del 24 de diciembre.
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