Olivia y Mía lograron fama con un libro en el que dividieron sus vidas en cinco partes y 31 capítulos.
Ahí contaron cada detalle vivido en el Cártel de Sinaloa, en un afán de compartir sus historias, no para ganar empatía de la gente –como ellas mismas reconocen–, sino para dejar de manifiesto que la vida en el crimen organizado podrá parecer glamorosa, pero se vive siempre con miedo.
Las “Flores”, el apellido que comparten con los gemelos Pedro y Margarito, sus esposos, cuentan sus historias en el libro autobiográfico “Cartel wives” (“Esposas de cártel”) que continúa sus ventas en Estados Unidos, mientras Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera enfrenta juicio en la Corte Federal de Brooklyn.
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Hasta donde se sabe, ellas no serán llamadas declarar, tampoco si Margarito verá nuevamente el rostro de quien fuera su socio, como ya lo hizo Pedro, quien en diciembre pasado contó cómo su padre los involucró a él y a su hermano en la venta de droga y cómo terminaron con “El Chapo” como uno de sus socios más importantes en EEUU.
Las esposas –durante sus embarazos– presionaron a estos gemelos a traicionar a Guzmán Loera, quien ya les había mostrado su respaldo al ayudar a Margarito a rescatar a Pedro de un sujeto al que le debía dinero.
También recibieron ayuda del narcotraficante mexicano para rescatar a su padre secuestrado en México, pero liberado luego de que “El Chapo” –quien tenía acuerdos con la Policía Federal– envió a hombres disfrazados de agentes y una patrulla para el rescate.
En una entrevista con este diario, las esposas contaron que estarían pendientes del juicio contra Guzmán Loera que comenzó el 5 de noviembre. Ellas no rendirán testimonio, hasta donde se sabe. Están en algún lugar en EEUU mientras sus esposos terminan sus condenas.
fuente.-Diario Nueva York/
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