El papa Francisco rindió homenaje este fin de semana al beato Pino Puglisi, un cura siciliano asesinado por la mafia hace 25 años por intentar alejar del consumo de drogas a los jóvenes del barrio pobre de Brancaccio y enfatizó ante la población de Palermo que los mafiosos no pueden llamarse cristianos.
No se puede creer en Dios y ser mafioso. El que es mafioso no vive como cristiano, porque blasfema con su vida el nombre de Dios-amor”, declaró durante una homilía al aire libre en la Piazza Europa de un barrio del puerto de Palermo, capital de Sicilia, donde unas 100 mil personas e dieron cita para escucharlo, según las autoridades locales.Hoy necesitamos hombres y mujeres de amor, no hombres y mujeres de honor, de servicio y no de abuso”, aseguró, haciendo un llamado a los mafiosos: “¡Cambiad! Dejen de pensar en ustedes mismos y su dinero, conviértanse al verdadero Dios. De lo contrario, vuestra vida se perderá y será la peor de las derrotas”, advirtió.
Francisco retomó así el mensaje de Juan Pablo II que, durante una visita a la ciudad siciliana de Agrigento en mayo de 1993, pidió a los mafiosos de la Cosa Nostra que se convirtieran. Los padrinos sicilianos respondieron dos meses después con atentados contra dos iglesias romanas.
El Papa también instó a los sicilianos a actuar, sin esperar todo de la sociedad, sin huir de sus propias responsabilidades.
La misa estuvo dedicada el sábado al cura de los pobresGiuseppe Puglisi, apodado “el primer mártir de la Cosa Nostra”, que fue asesinado de un disparo en la nuca por orden de la mafia siciliana, el 15 de septiembre de 1993, el día de sus 56 años.
Llevaba dos años al frente de la parroquia del barrio de Brancaccio, en las afueras de Palermo, donde luchaba para que los jóvenes superaran su adicción a las drogas, lo que disgustaba a los padrinos de la zona. “Los esperaba”, dijo al parecer con una sonrisa, antes de ser ejecutado en la puerta de su humilde casa.
Su asesinato ocurrió cuando el país seguía conmocionado por los atentados en que fueron asesinados los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.
Puglisi “sabía a lo que se arriesgaba, pero sobre todo sabía que el verdadero peligro en la vida es el de no tomar riesgos y subsistir”, consideró el pontífice.
En 2012, Benedicto XVI lo reconoció como “mártir”,asesinado por “odio a la fe”; y en mayo de 2013, Puglisi fue beatificado en Palermo.
Aclamado por los habitantes de los edificios vecinos, Francisco depositó una corona de rosas al pie de la muy modesta vivienda social en donde Don Pino fue asesinado, en Brancaccio.
Desde su elección, Francisco ha denunciado sin tapujos a los mafiosos, que suelen ser practicantes y ayudan económicamente a parroquias. En la católica Nápoles, feudo de la Camorra, denunció en 2015 las organizaciones “que explotan y corrompen a los jóvenes, los pobres y los necesitados”.
“Así como un animal muerto apesta, la corrupción apesta, la sociedad corrupta apesta, y un cristiano que hace entrar en él la corrupción apesta”, declaró entonces en el barrio pobre de Scampia, un bastión de la Camorra, tras recorrer la ciudad en el papamóvil descubierto.
Excomulgr a los mafiosos
En Calabria, 10 meses antes, había llamado a los católicos a “combatir” a la ultrapoderosa ‘Ndrangheta.
“Quienes eligieron en su vida ese camino del mal, como los mafiosos, no están en comunión con Dios, están excomulgados”, dijo entonces, provocando los aplausos de unas 100 mil personas.
La excomunión es la pena más dura que puede infligir la Iglesia católica a sus miembros.
Obispos locales ya excomulgaron a mafiosos en el pasado, pero el Vaticano se plantea elaborar un documento jurídico de valor universal para excomulgar a los miembros de organizaciones criminales, sea cual sea su país de origen.
Las relaciones entre la Iglesia y el crimen organizado en Italia han sido a menudo ambiguas, con procesiones patrocinadas por mafiosos, intentos de influir a ciertos prelados, desvíos de fondos de instituciones y obras caritativas, compra de bienes inmobiliarios del Vaticano, etc.
En el sur de Italia, las procesiones religiosas aún se detienen a veces ante la casa de los jefes de clanes locales, pero esas prácticas se denuncian cada vez más.
“Pido que estén alertas para que la religiosidad popular no sea instrumentalizada por la presencia mafiosa”, pidió el sábado el Papa a sacerdotes, en ocasión de un largo encuentro en la catedral de Palermo. “Cuando la Madona se detiene y se inclina delante de la cada de un jefe de la mafia, eso no está bien”.
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