La desaparición de tres ciudadanos italianos, oriundos de la ciudad de Nápoles sede de la Camorra, ha escalado en los últimos días de tal manera que ya ameritó un llamado a la acción por parte de la cancillería italiana a su homóloga mexicana. El expediente judicial de Raffaele Russo, uno de los tres desaparecidos, abre la puerta a la hipótesis de que podría tener vínculos con la organización criminal napolitana.
Mientras la sombra del Cartel de Jalisco Nueva Generación asoma como principal sospechoso detrás de la desaparición, una ola de protesta e indignación se ha originado en Italia por el papel que tuvo en el caso la policía municipal mexicana.
Algo debe conocer del modus operandi de las organizaciones criminales italianas, léase Cosa Nostra siciliana, ‘Ndrangheta calabresa o Camorra napolitana. Porque el actual comandante de la quinta región militar con sede en Guadalajara, el general de división David Córdoba Campos, fue agregado militar entre 1996 y 1998 a la Embajada de México en Italia. Aunque su sede estuvo en Paris, en la representación diplomática en Francia, su área de responsabilidad también abarcó territorio italiano así como Holanda y Bélgica.
Desde el 31 de enero pasado con la desaparición de tres ciudadanos italianos, oriundos de Nápoles, en el municipio de Tecalitlán, Jalisco, el problema no ha parado de crecer. Días después de que Raffaele Russo de 60 años de edad, su hijo Antonio Russo de 25, su sobrino Vincenzo Cimmino de 29, tuvieran el último contacto con sus familiares en las que denunciaron que un grupo de policías locales los había detenido, las alertas se dispararon y llevaron a que los 33 agentes municipales de este lugar quedaran sujetos a investigación.
El último fin de semana de febrero el fiscal general del estado de Jalisco anunció que cuatro de ellos habían sido consignados por desaparición forzada, después de confesar que “entregaron” a los tres italianos a un grupo de la delincuencia organizada local. Raúl Sánchez no especificó si se trató del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), organización criminal que se sabe de tiempo atrás tiene el control de esta zona de la entidad. El funcionario relacionó el caso con el de otros italianos sucedidos en años anteriores en diferentes estados del país. El punto en común lo fijó en la venta de maquinaria apócrifa, de marcas reconocidas pero de hechura china, como generadores de luz y equipo agrícola.
Durante los últimos días de febrero, ante la presión diplomática y la escalada en tierra italiana del azoro de que hayan sido policías los que operaron para la delincuencia, el rastreo en terreno se intensificó por orden del general de división Córdoba Campos quien instruyó a los comandantes de la 15 zona militar en Zapopan el general Fernando Enrique Méndez González, y al de la 41 zona en Puerto Vallarta el general José Alfredo González Rodríguez, a que sus grupos de inteligencia ubicaran el rastro de los tres desaparecidos.
Córdoba Campos, quien hoy día tiene jurisdicción al mando de las tropas de las zonas militares de Nayarit, Aguascalientes, Colima, Zacatecas y Jalisco, es un hombre con experiencia en terreno, estuvo como oficial de infantería en los batallones 32, 14 y 75; además en dos ocasiones distintas en la sección tercera, operaciones, del Estado Mayor de la Defensa, y como segundo de a bordo en la 38 zona militar con cuartel en la fronteriza ciudad de Tenosique, Tabasco.
La huella de la Camorra
El pasado de Raffaele Russo en Italia lo vincula con actividades criminales con un grupo de estafadores de personas de la tercera edad, a quienes engañaban para obtener joyas, recargas telefónicas, bonos para gasolina haciéndose pasar por abogados, agentes de seguros, por medio de anuncios falsos con los que los birlaban abusando de su buena fe.
Cuando la banda fue detenida Raffaele huyó a México, y aquí retomó una de las actividades “encubiertas” bajo las que operan algunos integrantes de la Camorra. Según reportes periodísticos de la península, los Russo forman parte de un grupo criminal conocido como “los Mangliari”, (los Mercaderes), quienes van de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad ofreciendo mercancía de manufactura falsa. En México fue Carlos Loret de Mola en su columna periodística quien refirió el dato tomado de una fuente oficial.
La información no es menor ya que no existe evidencia hoy día de que la Camorra tenga vínculos de negocios con organizaciones criminales mexicanas trasnacionales, como hasta hace poco si las hubo entre el Cartel del Golfo con la Cosa Nostra y la ‘Ndrnagheta con los Zetas. La captura del ex gobernador de Tamaulipas el priista Tomás Yarrington, quien se escondía en una ciudad italiana con presencia de esta última organización, reveló hasta dónde estaba el contacto entre organizaciones criminales italianas y mexicanas.
En el año 2014 Raffaele Russo fue detenido en Campeche por fraude, fue acusado también de cohecho cuando intentó sobornar a las autoridades locales para que lo dejaran en libertad. Su perfil migratorio refiere que entró al país como turista, permaneció un tiempo en Playa del Carmen, punto de encuentro de enviados de mafias internacionales en el Caribe mexicano, y tiempo después se internó en el país como mercader de equipo generador de luz y maquinaria agrícola apócrifa.
Para las autoridades mexicanas Raffaele habría vendido este tipo de equipos en Jalisco a la “persona equivocada”, un presunto integrante del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), por lo que habría suscitado represalias. Otras fuentes oficiales no descartan que se haya tratado de una negociación fallida entre ambas organizaciones.
Al conocer estas sospechas de las autoridades mexicanas, los familiares rechazaron que los tres napolitanos desaparecidos en Jalisco tengan vínculos con la Camorra.
“No tienen absolutamente relación alguna con el tráfico de drogas. Son vendedores ambulantes. Ese ha sido el trabajo de toda la vida de mi marido Raffaele”, declaró a la agencia Apro Silvana Esposito, cónyuge de Russo.
“Mi marido se encontraba en México para vender generadores de luz que compraba a unos chinos”, añadió. Sin embargo no supo detallar quién o quiénes eran sus proveedores.
Este miércoles 28 de febrero se informó que Angelino Alfano, ministro de Relaciones Exteriores italiano, expresó a su homólogo mexicano Luis Videgaray, “la fuerte preocupación” de Italia por la desaparición de sus tres ciudadanos. El canciller urgió a México a una “urgente solución” en el caso que tiene a buena parte de su país entre el azoro y la incredulidad ante el papel que tuvieron los policías mexicanos.
“Manifesté al colega el deseo que nuestros compatriotas sean rápidamente encontrados y que los responsables de ese crimen sean entregados a la justicia”.
“El ministro Videgaray me aseguró que para el gobierno de México es una prioridad encontrar a nuestros compatriotas así como garantizare plena justicia para los involucrados”, señaló Alfano.
Hasta el último día de febrero Hugo Martínez Muñiz, jefe de la policía municipal de Tecalitlán, y tres agentes más involucrados en la desaparición, se encontrabas prófugos y eran buscados por la fiscalía de Jalisco.
Cabe destacar que durante 2017 en el estado se registraron dos mil 917 denuncias de desaparición forzada, según cifras oficiales, lo que colocó a Jalisco en cuarto lugar a nivel nacional. Detrás de este fenómeno las autoridades federales relacionan la beligerancia criminal del CJNG y la abierta complicidad de varias de las corporaciones locales.
Fuente.-Juan Veledíaz
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