Un nuevo informe destaca la necesidad de que las autoridades en México den carácter de problema urgente de seguridad al tráfico de vejigas de peces, y evalúa los factores que fomentan el negocio ilícito y da recomendaciones de cómo las autoridades pueden hacer más para combatir la actividad criminal y sus daños al medio ambiente.
Un estudio de la organización sin ánimo de lucro C4ADS, publicado este mes, explica cómo los grupos del crimen organizado se han pasado al comercio ilegal de vejigas de pez obtenidas de una especie protegida que se conoce como el pez totoaba.
Exclusivo del golfo de California, el totoaba ha sido explotado durante muchos años y traficado a Asia por medio de Estados Unidos, donde su vejiga natatoria es muy buscada. Las vejigas suelen consumirse en sopas, y se dan como obsequios o como inversión financiera entre las élites de China y Hong Kong.
Pero el estudio indica que las tendencias de tráfico pueden estar cambiando. El último decomiso de vejigas de totoaba en la frontera con Estados Unidos se realizó en 2013, lo que indica que las vejigas se despachan cada vez más desde México directamente, o que los traficantes han desarrollado mejores formas de evitar la detección.
A la luz de la preocupación por la supervivencia de la especie, y la de la vaquita marina, un tipo de marsopa que muchas veces cae en las redes usadas para la pesca del totoaba, práctica que fue prohibida en la década de 1970.
Sin embargo, comenzando la década de 2010 resurgió el tráfico de vejigas de totoaba, un fenómeno que según el informe no es señal de "pesca oportunista de un pequeño subgrupo de pescadores locales", sino más bien una nueva forma de crimen organizado sofisticado.
Por peso, las vejigas de totoaba equivalen casi dos veces al valor de la cocaína, pero su tráfico acarrea menos riesgos. Mientras los traficantes de narcóticos condenados suelen recibir de 10 a 25 años de cárcel, a quienes se atrapa traficando o pescando totoaba hasta hace poco solo se les aplicaba una sentencia máxima de dos años.
Las autoridades mexicanas se han incautado de más de 4.000 vejigas(buches, para los mexicanos) de totoaba, por un valor cercano a los 300 millones de pesos mexicanos (unos US$16,8 millones), desde el 2000.
Análisis de InSight Crime
El tráfico de vejigas de totoaba no solo ha afectado la conservación de la especie y de la vaquita marina, también se ha convertido en un problema de seguridad de peso por el ingreso de los grupos del crimen organizado en la actividad.
Según el informe de C4ADS, la introducción de las redes criminales al negocio "señaló el inicio de un periodo de volatilidad e inseguridad en la región, pues los cabecillas criminales se disputaron el control del negocio de totoaba en los pueblos y ciudades costeros, y los pescadores criminales comenzaron a usar a sus colegas seguidores de la ley como pantalla de humo para su actividad ilegal".
Los grupos del crimen organizado "han consolidado su dominio en el negocio de totoaba en el golfo, corrompiendo a los funcionarios que se interponen en su camino (aun los que ha demostrado resistir a la influencia corruptora de los narcotraficantes), y atemorizando a la población local para que guarde silencio", agrega el informe.
El estudio señala que las autoridades mexicanas, así como las asiáticas y estadounidenses, no han hecho énfasis suficiente en el negocio ilícito del totoaba, e insta a "una acción de control pronta y decisiva" para combatirlo. Los autores recomiendan prohibir o regular con mayor rigor los tipos de pesca usados para capturar el totoaba, mediante la implementación de programas dirigidos a brindar alternativas viables a los pescadores de totoaba, y reforzando los recursos de la fuerza pública que atiende el problema.
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