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Ciertamente, desde que tenemos uso de razón política, jamás conocimos un presidente de México tan torpe como el actual, ENRIQUE PEÑA NIETO.
Estamos hablando de GUSTAVO DIAZ ORDAZ (el mandatario más represor en estas últimas décadas) a la fecha, de modo que hay que considerar a LUIS ECHEVERRIA y sus devaluaciones; la frivolidad y corrupción de JOSE LOPEZ PORTILLO, a quien siguió MIGUEL DE LA MADRID con la incursión de los tecnócratas, que resultaron más hampones que los políticos a quienes reemplazaban.
Fue la tecnocracia la que halló en el endeudamiento público el gran botín que a la fecha sigue usufructuando.
De allí en adelante, el saqueo constante de los bienes nacionales con CARLOS SALINAS, el ‘error de diciembre’ y el Fobaproa de ERNESTO ZEDILLO que daban fin a aquella ‘dictadura perfecta’ del PRI.
Con los panistas las cosas no mejoraron, sino todo lo contrario.
Con VICENTE FOX se echó por la borda la confianza que el pueblo mexicano le había depositado para echar al PRI a patadas de Los Pinos, pues a su frivolidad la hizo acompañar con la impunidad que ofreció a las ‘tepocatas y víboras prietas’ que había prometido encarcelar.
Por la vía del fraude impuso a FELIPE CALDERON, que, para legitimar su arribo (‘haiga sido como haiga sido’) a Los Pinos, desató una estúpida guerra contra un enemigo no identificado y del que mucho menos sabía su capacidad de respuesta, guerra que seguimos padeciendo.
Sin olvidar que dilapidó muchos, muchos miles de millones de dólares obtenidos de los excedentes en precios petroleros. Nadie sabe, nadie ha explicado a dónde fueron a dar esos miles de millones de dólares.
En esas cuatro décadas (de DIAZ ORDAZ a CALDERON) los mexicanos supimos casi de todo.
Desde represión hasta cíclicas crisis económicas acompañadas de devaluaciones de la moneda.
Ni qué decir de la carestía en todos sentidos, la gasolina incluida.
Los ‘gasolinazos’ que ahora encabronan a la sociedad no son nuevos, sino un ‘invento’ de FELIPE CALDERON y los panistas que ahora se asustan con el más reciente.
Pues bien, de esos ocho mandatarios, ninguno escapa, de algún modo u otro, a la corrupción.
Y, por el contrario, todos tienen mucha de la culpa de ese estado de corrupción que se vive en nuestro país, pues dieron paso a la impunidad, el peor cáncer que una sociedad puede padecer.
Es cierto también que de esos ocho mandatarios jamás se conoció a uno más torpe que ENRIQUE PEÑA NIETO.
En lo personal, dudaríamos mucho que sea el ‘pendejo’ como muchos lo tildan.
Torpe, sí. En la máxima expresión de ese calificativo.
Y sumamente corrupto, aunque quizá no más que algunos de sus antecesores.
Tan solo por ello avalaríamos en este espacio una exigencia cada vez más generalizada en nuestro país… y más allá.
¡¡Fuera PEÑA NIETO!! ¡¡Síííí!!
¿Y luego?
¿Lo comentamos mañana?
Fuente.-Guadalupe Diaz M/
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