“‘Consumen heroína como
si fueran cervezas’: los nuevos adictos a la mortífera droga en Estados
Unidos”. Este titular de una noticia publicada en la BBC remite a “para que la
droga no llegue a tus hijos”, el lema con el que el expresidente de México,
Felipe Calderón, justificó la “guerra contra el narcotráfico” que lanzó en
2006.
Imagen.-Internet/ |
Once años después, 175 mil muertos y miles
de millones de dólares después para combatirlo, no sólo se ha mantenido el consumo
de drogas en ambos lados de la frontera, sino que, en algunos casos, se ha
disparado. Mientras tanto aumentan el crimen organizado y la violencia que se
deriva de reprimirlo o de intentar controlar el mercado.
Se habla en Estados Unidos de epidemia de heroína y de otros
opiáceos, con 50 mil muertes por sobredosis al año. El periodista Ian Pannel
siguió cuatro casos que muestran con crudeza las consecuencias de la adicción a
la droga. Pero no se abordan las causas, como es habitual en los debates sobre
este problema en los gobiernos, en los medios de comunicación y en la sociedad.
Pero esto empieza a cambiar. En 2012, la periodista mexicana
Nancy Flores publicó La farsa detrás de la lucha contra el narco, a la que
califica como un holocausto contra los más pobres y desfavorecidos, utilizados
como “carne de cañón” a cambio de dinero y status perecederos. Argumenta además
que, detrás de declaraciones triunfalistas, se ha ocultado un gobierno que
utiliza sus fuerzas armadas y su aparato policial para librar una guerra
“contrainsurgente” que atemorice a la sociedad y anule los movimientos
sociales, descontentos con la pobreza y con tanta desigualdad.
La periodista expone también que parte de esta guerra social la
impuso Estados Unidos como estrategia para profundizar su injerencia en las
fuerzas armadas, en los aparatos de seguridad y de inteligencia de México. Al
mismo tiempo se beneficia de la venta de armas y del lavado de dinero de los
cárteles en los circuitos financieros internacionales.
A la tesis de esta periodista se suman las de su colega inglés
Johann Hari, que expone el mismo argumento sobre cómo Estados Unidos presionó a
México, por medio de amenazas comerciales, para que librara una guerra contra
las drogas. En su libro Chasing de scream: the First and Last Days of the War
on Drugs, Hari repasa la historia de esta lucha global que Estados Unidos lanzó
después de la abolición de la Ley Seca por medio de la misma estrategia:
chantajes, amenazas comerciales, campañas, financiación de estudios “científicos”
que confirmaran sus premisas y lobbying en Naciones Unidas y en la llamada
“comunidad internacional”.
Esta guerra se alimenta de la alarma social que genera un
problema enfocado desde las consecuencias más lúgubres: adolescentes muertos
por sobredosis, el paisaje de junkies en las calles, los robos y los delitos
provocados por una adicción “que secuestra las mentes”, los jóvenes que pasan
del alcohol a drogas blandas y luego a las más adictivas.
Han sido silenciados y arrinconados quienes han cuestionado las
premisas sobre las que se apoya una guerra que cuesta billones de dólares sin
conseguir resultados. Mueren cada vez más personas, las cárceles están a
rebosar por delitos relacionados con las drogas y no disminuye el número de
sobredosis ni de personas con adicción.
Hari les ha devuelto la voz para completar los agujeros que ha
encontrado al cuestionar esas premisas. Se pregunta sobre los orígenes de esa
guerra: quiénes, cómo y por qué la han librado; quiénes han sido sus
principales víctimas, cómo es la vida de quienes distribuyen las sustancias
ilegales y de quienes las consumen, cuáles son los costes económicos y
sociales.
Pero la mayor de sus aportaciones radica en plantear una
pregunta fundamental: ¿qué es la adicción? Apoyado en estudios científicos,
llega a la conclusión de que las adicciones tienen sólo un 15 por ciento de
componente bioquímico y de que “la adicción no es una enfermedad, sino una
adaptación” para sobreponerse a experiencias traumáticas, sobre todo de la
infancia, y al aislamiento social.
Al construir sus respuestas sobre la adicción, cuenta
iniciativas y experiencias en distintas partes del mundo que se apoyan en
enfoques que prometen mejores resultados.
Fuente.-Carlos Miguélez Monroy
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