En la última década, las Fuerzas Armadas y la Policía Federal detuvieron a 4 mil 533 menores de edad por posesión de armas cortas y largas, varios de ellos implicados en la presunta comisión de algún otro delito como secuestro, robo u homicidio, revela información de cada una de las dependencias, obtenida vía transparencia.
Los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) pusieron a disposición de las autoridades ministeriales por posesión de arma de fuego a 4 mil 249 adolescentes; a la Armada de México a 78; y a la Policía Federal a 206, la mayoría varones.
En el desglose de la información se revela que tan sólo la Sedena decomisó 146 mil 234 armas en operativos en donde no sólo se detuvo a menores de edad, sino también a adultos involucrados en algún delito adicional.
Nuevo León es la séptima entidad entre los 10 estados con mayor cantidad de armas aseguradas a menores de edad a nivel nacional, al reportar 7 mil 172 armas decomisadas.
La lista la encabeza Tamaulipas con 30 mil 851 armas decomisadas; Michoacán, con 26 mil 954; Sinaloa, con 19 mil 411; Guerrero, con 8 mil 578; Chihuahua sumó 8 mil 202; Durango, 7 mil 887; le sigue Nuevo León; luego Sonora, con 6 mil 730; Baja California con 4 mil 775; y Coahuila con 3 mil 815.
Las entidades con el menor número de armas decomisadas a jóvenes y adultos, de 2006 a 2016, fueron la Ciudad de México, con 24 armas; Yucatán, con 63; Tlaxcala, 118; Aguascalientes, con 115; y Campeche, 173.
Por sexo, la Sedena detuvo a 3 mil 823 hombres y 426 mujeres menores de edad. El análisis de la información de las tres corporaciones revela que entre 2008 y 2012 fue cuando se detuvo al mayor número adolescentes.
Tan sólo de los 206 jóvenes detenidos por la Policía Federal, 187 son hombres, 17 mujeres y de dos se desconoce la información. A este grupo, los uniformados les encontraron 586 armas cortas y 843 armas largas.
Anne Jonhson, académica de la Universidad Iberoamericana, especialista en violencia y muerte social, lo que sucedió en Monterrey no es cuestión sólo de la familia, llegar a eso es un resultado multifactorial, derivado del acceso a una pistola.
“Muchas veces se culpa a los padres, pero yo creo que no es el asunto, creo la culpa es mucho más extendida y no es solamente un asunto de seguridad, como muchos otros problemas en el país.
“Primero, ¿de dónde vienen esas emociones negativas, cómo se manejan y porqué se expresan de esta forma? Eso parece ser lo más difícil de entender, quizás tambíén haya que responder, ¿cómo se está convirtiendo en una imagen globalizada algo que pasa en las escuelas, esa balacera escolar, que numéricamente se da mucho más en Estados Unidos, pero también se ve en otros países.
“Creo que tiene mucho que ver con los medios de comunicación. Cuando se ven las imágenes en internet, quizás es una forma de tener voz y adquirir fama, en algunos casos, aunque no creo que sea el caso de este chico que se suicidó, pero sí hay un gran problema por la difusión de estas imágenes, hay un morbo muy fuerte y se ha convertido en una especie de espectáculo de violencia y eso habrá que atender desde distintas estrategias”, agregó Jonhson.
Los adolescentes en México tienen mucha facilidad para conseguir un arma de fuego y por inmadurez son propensos a imitar acciones violentas, alertó Elena Azaola Garrido, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social.
“Pertenecía a una pandilla. Unas semanas antes mataron a un amigo de la pandilla, nos avisaron que seguía yo. Entonces conseguí un arma para estar preparado y justo en esa semana pasaron por mi casa los que mataron a mi amigo, les tiré y maté a uno, a otro lo dejé herido”, es el testimonio de un joven de Jalisco.
La confesión fue obtenida por la investigadora y publicada en el informe especial Adolescentes: vulnerabilidad y violencia.
La especialista en menores de edad en conflicto con la ley advirtió que el ataque ocurrido en el Colegio Americano del Noreste, en Monterrey, es un hecho que no se puede predecir, pero se puede prevenir si se impide el acceso de armas ilegales a México, a través de la frontera y las familias ponen atención a los adolescentes.
“Llama la atención que un niño tuviera un arma, que un niño supiera manejar un arma, Estados Unidos vende las armas, pero nuestro país las deja pasar y circular, y no ha sido capaz de poner un control sobre eso”, subrayó Azaola Garrido.
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