Les sonará absurdo, pero tengo la impresión de que los
gobiernos de México y Estados Unidos nunca han deseado ganar la guerra contra
el crimen organizado y tampoco se interesan por el costo humano. Lanzo esta
hipótesis de trabajo por la pertinaz pasividad con la que tratan la invasión de
armas ilegales provenientes de un mercado negro alimentado por Estados Unidos
en un 70 por ciento (el resto viene de policías deshonestos y de otros países).
Una prueba que apuntala la hipótesis aparece en las
crónicas del enfrentamiento entre la guardia de El Chapo Guzmán y los marinos
durante su última captura. El gobierno mexicano no hizo ningún comentario
acerca del tipo de armamento que encontró. Por su parte, los medios de
comunicación mencionaron el tema sólo de pasada, y cuando lo hicieron fue con
imprecisiones. El más certero fue Carlos Loret de Mola quien, en su columna
para El Universal, refirió que los marinos encontraron “cuernos de chivo y R-15
[…], granadas, tres metralletas Barret calibre .50 y dos lanzacohetes RPG de
fabricación rusa”. Le faltaron cifras exactas y erró al calificar como
“metralletas” los fusiles de francotirador Barret .50 (en sentido estricto,
éstos son armas de guerra, pues se trata de “rifles anti-materiales” diseñados
para la destrucción de equipos militares).
Allá en Estados Unidos sólo se interesaron por las
armas de El Chapo cuando Fox News reveló que entre las ocho analizadas por los
agentes de la ATF (Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos)
estaba uno de los 34 Barret enviados a México como parte de la operación Rápido
y Furioso (entre el 2009 y el 2011, Washington permitió que criminales
compraran y transportaran armas a México para rastrearlas cuando fueran
utilizadas para matar o herir a mexicanos). Sigue sin establecerse con claridad
qué funcionarios calderonistas aprobaron tal barbaridad, y hasta la fecha han
sido asesinados más de 200 mexicanos con los rifles de Rápido y Furioso.
Desde la óptica militar, estamos ante un desdén
absurdo de dos gobiernos que han declarado la guerra al crimen organizado, pues
una regla elemental es interrumpir al enemigo las rutas de suministro bélico.
La batalla de Stalingrado se definió cuando los soviéticos cercaron, en
noviembre de 1942, al Sexto Ejército alemán (además del Cuarto) que se
desmoronó a medida que se agotaban sus reservas de munición, gasolina y
alimentos. Durante la guerra de Vietnam, Estados Unidos hizo hasta lo imposible
por destruir los 16 mil kilómetros de túneles y senderos selváticos del Sendero
de Ho Chi Minh, que servían para transportar efectivos, armas, alimentos y
municiones a Vietnam del Sur. Nunca pudo y, en parte, por ello Washington
terminó dándose por vencido.
Quienes gobiernan Estados Unidos evaden su
responsabilidad por el trasiego de armas a México porque están maniatados por
la NRA (Asociación Nacional del Rifle), que se ha convertido en paradigma del
poder fáctico. Esta curiosa mezcla de movimiento social, grupo de presión y
secta religiosa ha tenido la capacidad de frenar cualquier intento de control
respecto de la venta de armas en Estados Unidos.
Por otro lado, el interés mediático estadunidense por
Rápido y Furioso no se origina en sentimientos de culpa desencadenados por la
sangre mexicana derramada. Más bien, es resultado del asesinato, en diciembre
de 2010, de Brian Terry, agente de la Patrulla Fronteriza, con un arma de ese
programa. También influye que los republicanos se apropiaran del programa para
golpear a Barack Obama. Las vidas mexicanas no les importan.
Las estadísticas son muy claras: En la medida en que
ingresan al país armas más letales (la mayoría provenientes de Estados Unidos),
hay más entierros. El análisis de los homicidios en México muestra que en 2001
el 25% se cometió con armas de fuego, mientras que en 2015 aumentaron al 56%.
En el 2009, la guerra contra el narco ya cimbraba al
país, y el gabinete de seguridad de Felipe Calderón se desentendió en la
práctica del contrabando de armas. Según un cable de Wikileaks de octubre de
aquel año, la información sobre el número de serie de las armas incautadas al
crimen organizado se caracterizaba por lo “incompleta”, pues la Secretaría de
Seguridad Pública, la Procuraduría General de la República (PGR) y la
Secretaría de la Defensa Nacional seguían ¡metodologías diferentes! A
Washington tampoco le interesaba demasiado que se resolviera, ya que en ese
momento aún entregaba en inglés los formularios que debían llenar los
funcionarios mexicanos para solicitar a Estados Unidos que se rastreara el
número de serie para saber el lugar de fabricación y venta (Etrace). Poco
después, se haría una versión en español.
Por falta de voluntad o por impotencia, Washington
hace poquísimo para frenar el contrabando de estos productos. Pero hay que
reconocer que siempre ha producido informes bastante precisos (México ni eso).
En enero de 2016, hace unos días, la Oficina de Contabilidad del Gobierno, GAO
(Government Accountability Office) difundió un buen informe en el que asegura
que se deterioró el control sobre el tráfico de armas con la llegada de Enrique
Peña Nieto porque: a) cuando iniciaba su gobierno se desbandó a una unidad
confiable y experimentada en la mecánica del rastreo (no se aclara en qué
dependencia estaba ubicada); b) se concentró el esfuerzo en una sola oficina de
la PGR, por lo que se desplomó drásticamente el número de rastreos, y c) se
interrumpieron las reuniones de un grupo binacional especializado (GC Armas).
Al parecer, la situación ha mejorado un poco, sin que ello signifique una
política agresiva para frenar el contrabando.
Enrique Peña Nieto es comandante en jefe en una guerra
que parece no querer ganar. Como los Estados Unidos tampoco pueden o quieren,
continuará la llegada de material bélico para el crimen organizado, y se
incrementará el costo humano de un conflicto que se eterniza. Para corregir
esta situación los medios de comunicación deben incorporar a sus prioridades el
asunto, y las organizaciones de víctimas añadir este ángulo a sus exigencias.
En tanto eso no cambie, ambos gobiernos seguirán aparentando que desean la
victoria, cuando lo único que hacen es simular.
Fuente.-
www.sergioaguayo.org
Solo como referencia. La Operación RÁPIDO Y FURIOSO. fue presentada ante el congreso de Estados Unidos como una denuncia. Por parte de departamento de Justicia. En contra de los Funcionarios que resultaran responsables de la CIA, ATF y DEA. por realizarlo en Secreto y de forma totalmente Ilegal. Sin Informarlo a ningún Órgano de Justicia ni de Estados Unidos ni de México. Fue un Operativo pactado entre estas tres Instituciones y los Mas Poderosos Carteles Mexicanos de la Droga. Como los Zetas y El del Chapo Guzmán. Como quieres que entreguen una lista de los funcionarios mexicanos que Autorizaron ese Operativo. Sino Informaron nunca al Gobierno Mexicano. Deberías estar mandando varias cartas al Departamento de Justicia, al Congreso para exigir como Mexicano que explique, Aclaren pero sobre todo detengan y condenen a los Funcionarios de su Gobierno que participaron en este Operativo. En lugar de estar creando una desinformación masiva de Mexicanos con tu Artículo tan bien Diseñado. Para desvirtuar un Gobierno Panista. En tiempo de Elecciones en varios estados. O exigirle al Gobierno Priista que lleve ante la ley a todo sus Exgobernadores Corruptos y después a los que no sean de sus partidos. Porque el buen Juez por su casa empieza.
ResponderBorrarGracias por su comentario,sin duda informado y desinteresado,en "ValorTamaulipeco" nos complace el "debate"d e las ideas sobre todo cuando se hace con argumentos y aunque la autoría del articulo es responsabilidad del autor al "calce" inscrito,celebramos el interés por exponer puntos de vista distintos que permitan a quienes nos leen formularse su propio juicio en la inteligencia que la verdad no es absoluta y solo nos presenta el punto de vista de "Sergio Aguayo" un destacado columnista...al final sin duda,en nuestro entorno ya existen suficientes elementos que presumen que sin distingo "TODOS LOS PARTIDOS HAN FALLADO",en diferente medida pero han fallado,han contribuido al "caos" con acciones de gobierno y de partidos y como en este particular caso les falto defender la legalidad fustigando la "ilegalidad que pretendía combatir el delito precisamente cometiendo delitos"....por su comentario otra vez gracias.
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