Si el FBI pudiera actuar como las autoridades
mexicanas, no estaría metido en un debate internacional con la compañía Apple y
filtraría hasta los mensajes encriptados del iPhone propiedad de Syed Farook,
quien junto con su esposa Tasfheen Malik son acusados por la matanza de 14
personas en el atentado de San Bernardino, California, ocurrido en diciembre
pasado.
Sin embargo, el caso de la disputa FBI contra Apple ya
tomó dimensiones globales que involucran a toda la industria, sumados los
nuevos gigantes de las redes sociales como Facebook, Twitter, Google y otras
compañías de telefonía móvil que apoyan a Apple en su litigio, mientras que
Bill Gates, de Microsoft, apoyó al FBI señalando que se trata de un caso
específico en el que el juez debe intervenir el equipo.
Este debate sobre los alcances de la privacidad en las
comunicaciones individuales es todo lo contrario a lo que se ha producido en
México con la mala teleserie producida por las autoridades para criminalizar a
la actriz Kate del Castillo a partir de la divulgación de los mensajes de texto
o chateo con los abogados de El Chapo Guzmán
Loera.
Si el FBI actuara como en México, ya estaríamos
escuchando en la televisión estadunidense una “recreación” de los mensajes de
Farook. Por supuesto, las autoridades negarían que ellos hubieran filtrado esa
información, tal como lo han hecho en el juicio de amparo interpuesto por los
abogados de Kate del Castillo en el juzgado tercero de distrito en materia
penal en el Distrito Federal.
La historia de este debate involucra prácticamente a
todos los usuarios y grandes compañías en el nuevo mundo de la era digital. El
director ejecutivo de Apple, Tim Cook, se negó el jueves pasado a responder a
la petición de un tribunal estadunidense que le exigió ayuda a la empresa para
desbloquear el iPhone del atacante de San Bernardino, argumentando que se
sentaría un precedente peligroso. El FBI reviró diciendo que la multimillonaria
compañía creada por Steve Jobs actuaba por puro interés empresarial y no
cooperaría con la investigación del tiroteo del 2 de diciembre de 2015.
El director del FBI, James Comey, afirmó el domingo
que la agencia federal sólo quiere “intentar adivinar el código de acceso del
terrorista sin que su teléfono se autodestruya y sin que nos lleve una década
hallar la contraseña correcta. Es todo. No queremos desbaratar la encriptación
de nadie o dejar suelta una llave maestra”.
El razonamiento del FBI no convenció ni a Apple ni a
otras grandes compañías como la misma empresa china Huawei, Facebook y al mismo
Edward Snowden, el exagente que detonó un escándalo mundial al revelarinformación encriptada sobre la forma en que actúa el gobierno de Estados
Unidos para invadir la privacidad de millones de personas.
En una carta abierta a sus empleados, enviada este
lunes 22, Cook afirmó que si aceptaban se trataría de “un paso inédito que pone
en peligro la seguridad de nuestros clientes”.
Apple alega que “técnicamente” es posible crear un
sistema operativo para cumplir la orden del juez, pero hacerlo “es demasiado
peligroso” porque Apple tendría que crear “un sistema operativo totalmente
nuevo para el uso del gobierno” y porque “si perdemos el control sobre nuestros
datos, ponemos en riesgo tanto nuestra privacidad como nuestra seguridad”.
“Sencillamente no sabemos a dónde nos llevaría eso.
¿Debería permitírsele al gobierno que nos ordene crear otras capacidades de
vigilancia, como grabar conversaciones o poder hacer un seguimiento de
localización?”, se pregunta Apple. La respuesta rotunda ha sido: “Esto sentaría
un precedente muy peligroso”.
Mark Zuckerberg, el creador de Facebook, se solidarizó
con Apple en el Congreso Mundial de Móviles que se realiza esta semana en
Barcelona, España. “No creo que pedir una ‘entrada trasera’ al encriptado sea
una manera efectiva de incrementar la seguridad ni que sea lo correcto”, afirmó
Zuckerberg.
En contraste, este martes 23 Bill Gates, cofundador de
Microsoft, rompió las filas del consenso de apoyo a Apple y advirtió que se
trata sólo de un caso específico y “no en general, en el que el gobierno pide
informaciones”.
“Si sucede una vez, teóricamente puede repetirse en
múltiples ocasiones. Y eso es exactamente sobre lo que tenemos que
reflexionar”, reviró el vicepresidente de Google y responsable de Android,
Hiroshi Lockheimer.
Frente a la enorme paradoja global de que Apple sea el
que protege los derechos de privacidad de los usuarios y no el gobierno, Edward
Snowden, exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos
(NSA), afirmó en su cuenta de Twitter:
“El FBI está creando un mundo en el que los ciudadanos
confían en Apple para defender sus derechos y no al revés”.
Por supuesto, esto no pasará nunca en México. Aquí las
autoridades interceptan y desencriptan las claves de acceso a los dispositivos
móviles sin necesidad siquiera de una orden judicial –como en el caso de
Apple-, y hasta construyen un mal guión como en el caso Kate-El Chapo.
El artículo 16 constitucional mexicano lo señala
claramente:
“Las comunicaciones privadas son inviolables. La ley
sancionará penalmente cualquier acto que atente contra la libertad y la
privacía de las mismas, excepto cuando sean aportadas de forma voluntaria por
alguno de los particulares que participen en ellas”.
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