El bebé tiene dos meses y probablemente lo amamantaba.
El otro hijo, pequeñito, tenía poco de haber aprendido a caminar. Cuando una
persona -¿vivía con una pareja, con sus padres, con parientes?- abrió la puerta
de la casa a eso de las dos de la madrugada, Anabel dormía. De su cuarto, en
improvisado pijama, la sacaron para matarla.
Pero
antes -no olvidar- la vejaron, la torturaron, la violaron.
¿Por
qué? Tan estúpido como simple, porque pueden. Porque para ellos no existen
leyes, porque en Veracruz la impunidad rebasa cualquier calificativo, porque ya
habían secuestrado y asesinado a otros periodistas. El mensaje estaba
comunicado con excelencia por el Gobierno de Javier Duarte: La vida de los
periodistas no tiene ningún valor.
Cómo
hace años sucedió en Ciudad Juárez con tantas mujeres secuestradas, vejadas,
torturadas y violadas antes de ser asesinadas.
Los
criminales lo hacen porque pueden hacerlo. Porque no hay castigo. Porque las
autoridades han sido omisas.
Anabel
Flores era periodista. Como somos todos, o más del noventa por ciento,
trabajaba “por la libre”. Escribía sobre lo que sucede todos los días en
Veracruz: la violencia, la muerte, los criminales.
Escribía
para El Sol de Orizaba y, también, fue su pecado en redes sociales. Cubría,
fascinación en provincia porque, insisto, ese es el pan de cada día, sobre
temas de “nota roja”.
Antes
de ser asesinada pocos habían escuchado hablar de ella.
¿Por
qué puede suceder esto?
Este
es el país de la violencia y la impunidad que el papa Francisco conoce. Estas
víctimas son las que no tienen voz, son los “descartados” de los que hablase en
sus homilías.
El
gobernador Javier Duarte se apuró primero a ligar a la periodista con los
criminales. ¿Qué así no es más fácil ignorar su asesinato? Como sucedía en
Ciudad Juárez donde los gobernantes en turno declaraban que “ellas se lo
buscaron”, el procurador a su servicio dijo que la periodista estaba (ignoro
qué quiere decir “estaba”, ¿pasaba por ahí?, ¿era una de las invitadas?, ¿la encontraron
sentada en sus piernas?) presente en una reunión donde fue detenida una persona
“sospechosa”.
A
continuación, con el cadáver encontrado en la carretera de Puebla, el
gobernador Duarte descubrió que había un autor intelectual. Un criminal que
primero estuvo oficialmente “muerto” y después fue “detenido” para encarcelarlo
en el penal de alta seguridad de Puente Grande, en Jalisco.
Este
señor apodado “El Chichi” habría ordenado el crimen porque sí. O porque le era
conveniente a Duarte tener a un “asesino” ya preso.
Porque
de los asesinos “físicos”, de quienes realizaron el secuestro y la mataron, no
se sabe nada. No es necesario detenerlo.
Para
justificar esta “apreciación” políticamente conveniente del descubrimiento del
asesino “intelectual”, el todavía gobernador de Veracruz afirmó que el motivo
fue un tweet de la periodista.
Anabel
tenía una cuenta de Twitter bajo el seudónimo de Mariana Contreras. Ahí
“publicó” la fotografía del sucesor de este criminal, apodado “El Chichi”, de
nombre Josele Márquez, que según ella es el hijo del director de la Policía de
Ciudad Mendoza, y se llama Omar Escalona, a quien pedía denunciar.
¿Por
qué no está detenido el jefe de la Policía? ¿Por qué no han mandado investigar,
perseguir, detener a este muchacho? ¿Por qué asumir que con “descubrir” a un
supuesto autor intelectual, ya preso, es suficiente para hacer justicia?
En
México, espero que se lo hayan dicho al papa Francisco, existen cientos de
periodistas asesinados por razones de su desempeño profesional. Cada día es más
peligroso hacer periodismo de investigación y/o denuncia. Cada día los
periodistas están (estamos) más vulnerables e indefensos ante el poder criminal
y el poder político, que a veces son uno.
Anabel
era una mujer muy joven, madre, que por alguna extraña razón pensó que era
importante decir cosas. Esto, decir cosas, tendría que estar garantizado en la
Constitución y en la realidad. No sucede así. Y menos todavía en Veracruz.
Cuando
la doble impunidad, de los criminales y de las autoridades, que ha dejado sin
castigo a los asesinos de periodistas, invita a matar a otro. Eso es
responsabilidad, una más, que Javier Duarte ha incumplido.
El
papa Francisco habló con energía a favor de los seres humanos “descartados”,
Anabel es una ella.
En
su memoria escupamos a la cara de las autoridades cómplices y exijamos una
investigación al Gobierno federal que pase por encima del miasma de Veracruz.
Ni
uno más.
Fuente.-
@isabelarvide
el gobierno federal y duarte son los mismos,acaso no se acuerdan de los millones en efectivo que le mando duarte a peña nieto cuando la campaña de peña,que le agarraron al emisario en el aeropuerto de toluca
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