El año que termina, los mexicanos gastamos casi 3 millones de pesos en material informativo para nuestros servidores públicos de la inteligencia civil.
Se trata de periódicos, revistas, boletines, libros y hasta audífonos.
Los gastos que erogamos para que en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) tengan acceso a información de fuentes “abiertas” (es decir, la obtenida de medios de comunicación y libros; contrario a la recopilada de fuentes “cerradas”: los informantes o el espionaje) ascendieron en 2015 a 2 millones 894 mil 648 pesos.
La cifra de estos gastos, integrada a los que genéricamente se les denomina “de oficina”, resulta modesta si la comparamos con otra área del Centro que, al menos presupuestalmente, es más importante… la cocina, para la que en este año se destinaron más de 14 millones y medio de pesos.
Según el Programa anual de adquisiciones, arrendamientos y servicios del Cisen, correspondiente al ejercicio fiscal 2015, los diarios de papel siguen siendo el gasto más oneroso de fuentes de información pública consultadas por el servicio de inteligencia civil del Estado mexicano.
Por 32 paquetes de suscripciones anuales a periódicos mexicanos gastó 790 mil pesos, y por suscripciones a 26 periódicos internacionales pagó 76 mil 700. Además, por suscripciones a revistas internacionales desembolsó 162 mil; y por 80 suscripciones a “boletines internacionales” pagó 28 mil 200. En el caso de los periódicos en línea, pagó 10 mil pesos por 26 suscripciones anuales.
A los montos anteriores habrá que sumar la adquisición de un paquete que es descrito en el documento de manera ambigua como “material para información en actividades de investigación científica y tecnológica (revistas)” por 597 mil pesos; y otros 38 paquetes de “revistas en materia fiscal y de sueldos y salarios” por 5 mil 624.
En cuanto a libros, compró 55 títulos por 46 mil 750 pesos y un paquete de “material para información en actividades de investigación científica y tecnológica (libros)” por 250 mil. También tres paquetes más constituidos por los títulos Compendio Fiscal, Milenium Laboral Ejecutivo y Manual de Nóminas, por los cuales erogó 2 mil 376 pesos. Y pagó 4 mil pesos por 80 directorios telefónicos.
Dos paquetes más, descritos también ambiguamente, se consignan en el documento: uno de “material de apoyo informativo” por el cual pagó 447 mil pesos y otro por “material impreso y digital”, que le costó 89 mil 520 pesos.
Finalmente, adquirió 15 audífonos de potencia de 500 megavatios por 34 mil 455 pesos y cinco más de potencia de 3 mil megavatios por 7 mil 655. Fueron los especiales. Además pagó 343 mil 368 por otros 251 pares de audífonos un poco más modestos (cada par habría costado 1 mil 368 pesos, mientras que los primeros 2 mil 297 y los segundos 1 mil 531 pesos).
Hasta ahí, en materia de gastos en información abierta. En contraste, el Cisen habrá erogado hasta el último día de este año 14 millones 526 mil 576 pesos en las viandas que diariamente se sirven en su merendero.
Tan sólo en carne de res gastó 1 millón 332 mil 765 pesos; en carne de pollo, 1 millón 196 mil; en filete de pescado, 827 mil 210, y en carne de puerco 631 mil 616 pesos.
De una lista de 368 alimentos crudos y procesados, condimentos, aceites (de oliva, por supuesto) y artículos de cocina, también destacan: salmón (por el que pagó 325 mil 780 pesos); camarón (107 mil 968); jaiba (29 mil 610); atún (225 mil 374 pesos); quesos (402 mil); café (434 mil 284); pasteles (133 mil 283); dulces y golosinas (272 mil 387 pesos).
Al parecer el amor a la comida que profesan nuestros agentes de seguridad nacional es similar al deSimonini, el implacable espía doble (y hasta triple) de la novela de Umberto Eco El cementerio de Praga. En sus lances, mientras defendía a (y se cuidaba de) sus patrones-gobiernos, se agasajaba con refinados platillos. Estemos tranquilos: nuestros seguramente aguzados defensores de la nación están bien alimentados.
Fragmentos
La semana pasada, el Cisen volvió a reservar la Agenda Nacional de Riesgos. Y el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales confirmó la reserva… La imposición de la reforma educativa está estancada, a pesar de las cuentas alegres del estridente secretario de Educación, Aurelio Nuño, y de sus voceros de los consorcios mediáticos. Exclaman en los medios que a las evaluaciones en las entidades federativas acuden el 70, 80 o 90 por ciento de los maestros.
Se trata de una abierta mentira. Se les olvida agregar que se trata de los maestros “convocados” específicamente para esas evaluaciones y que no son aún el grueso de los maestros de educación básica ni, mucho menos, de los miles de afiliados a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Y el lento avance de la reforma ocurre a costa de muertes, golpizas y aprehensiones. Cuando avanza, lo hace a costa de sangre. Para esta medida no hubo, ya no digamos consenso, debate siquiera. El diálogo fue cancelado de antemano porque los intereses que representa el régimen son opuestos a la educación pública: laica, gratuita, científica y popular… Y ahí están nuestros agentes del Cisen “tutelando” la imposición de las reformas estructurales contrarias al interés nacional.
Por ello no quieren que se conozca la Agenda Nacional de Riesgos: quedaría en evidencia que para ellos las amenazas y los riesgos a la seguridad de México son los mexicanos: los maestros, los campesinos, los indígenas, todos aquellos que se organizan para defender propiedades y derechos comunales, colectivos o nacionales.
Es momento de que el Cisen y las instituciones de seguridad nacional nos digan con claridad de qué supuestamente nos están defendiendo.
Fuente.-
Zósimo Camacho*, @zosimo_contra
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