Está en México Juan Carlos Monedero, legendario fundador en España, apenas el año pasado, de Podemos. Le pregunté por qué una figura de un movimiento exuberante en irreverencia e imaginación tituló su libro Curso urgente de política para gente decente.
¡Gente decente! Suena a manual de Carreño sobre cómo usar el tenedor, a familia franquista. Monedero sonríe antes de explicar que la palabra decencia tiene la misma raíz que la palabra dignidad, y significan un espacio donde uno no negocia con nadie su propio lugar en el mundo. Decencia es no dejar que te humillen y es no humillarte. Gente decente es aquella que no consiente que la humillen.
¿Y? El problema, me dice, es que los canallas están envalentonados y la gente decente está perpleja. ¿Y? Para tratar de dar claridad, Monedero recurre a un chiste. Vale: “Un hombre se compra ese carro tan maravilloso donde la radio funciona con voz; entonces el tipo le dice: quiero escuchar a Mozart, y la voz le pregunta ¿a Leopoldo o a Wolfgang?, quiero escuchar a Fernández, y la voz le pregunta ¿a Vicente o a Alejandro?, quiero escuchar a Iglesias, ¿a Julio o a Enrique?, y lo mismo va escuchando la música y de repente alguien le hace una mala maniobra y el tipo le grita: pendejo, necio, ignorante, y le contesta la máquina: Fox, Calderón, Peña Nieto”.
Muy bueno, ¿y? Monedero se vacuna afirmando que le tiene mucho cariño a México y que a México viene con prudencia. Suelta: “Tanto en México como en España somos muy irreverentes con el poder, el problema es que luego somos muy obedientes con el poder”. ¿Y? “Hay que ser menos ingeniosos y más desobedientes”.
Recupera el tono de profesor de ciencias políticas que es para abundar que Podemos es la construcción colectiva contra la resignación de que las cosas no pueden cambiar, contra el aumento del miedo que trae el aumento de la represión. Es también gente en contra de la sociedad mercantilizada, donde todo se mide en términos de rentabilidad. Es gente joven que asume este discurso.
—Es el viejo paradigma del pueblo contra la élite, del pueblo bueno contra la siniestra conspiración de las fuerzas corruptoras —le digo, con ganas de agregar: is the same old shit, que en México conocemos bien.
—Es señalar lo de arriba y lo de abajo —responde
Y lo de abajo, continúa, es estar en contra de que 85 personas tengan más dinero que la mitad de la humanidad junta. Es preguntar, ¿si hay una democracia representativa, por qué no me representa; si la economía es social, por qué me excluye? Es darse cuenta que el emperador va desnudo y que cuando los jóvenes salen a la calle, los partidos envejecen.
—México tiene que atreverse a repensarse así —concluye—. Sin las fragmentaciones de la ideología y las familias. Tiene que hacer un esfuerzo de generosidad. Y todos los que sumen estarán en la línea correcta.
Gente decente, pues. Me quedé con diez preguntas y apetito para estudiar, con la mente en México 2018, el izquierdismo-populista de la segunda década del siglo.
Fuente.-
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