Una reunión en 2014, tras la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, selló el futuro criminal de “Los Chapitos” y su negocio de tráfico de fentanilo, de acuerdo con el documento de acusación oficial de la Corte de Distrito de Nueva York.
Al encuentro, realizado en el rancho de Iván Archivaldo Guzmán Salazar, acudieron todos los capos líderes de las facciones leales a los hijos del “Chapo”, y en ella se decidió el futuro del Cártel de Sinaloa, incluyendo los liderazgos en las diversas áreas de control.
Como el mayor, Iván Archivaldo Guzmán Salazar asumió el control operativo y de seguridad de todo el Cártel, fundamental para brindar solidez al negocio del tráfico de fentanilo, el cual quedó por completo a cargo de Ovidio Guzmán López, “El Ratón”, mientras Jesús Alfredo Guzmán Salazar, “El Alfredillo”, compartió tareas con ambos de sus hermanos, aunque más identificado como un asesino violento.
En la misma reunión, distribuyeron el control de las regiones en distintos puntos del país, para el trasiego y venta de droga, o plazas, esquema que opera hasta la fecha, según las autoridades estadounidenses.
LAS TAREAS Y FUNCIONES
Iván Archivaldo Guzmán Salazar comanda a los sicarios del Cártel de Sinaloa, quienes se encargan de brindar seguridad a “Los Chapitos” y su empresa. Ha ordenado y perpetrado directamente hechos violentos, incluyendo el secuestro y asesinado de policías y traficantes de organizaciones rivales. Bajo sus órdenes se encuentran su hermano, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, así como Óscar Noé Medina González, “Panu”, quien es su mano derecha.
Medina González lidera a los comandantes regionales de “Los Chapitos” y tiene encomendado enviar sicarios que protejan las cargas de fentanilo a las regiones por donde será el trasiego hacia Estados Unidos. Como parte de ello, asesina rivales, destruye negocios que no se someten, captura territorios, intimida civiles y ataca a oficiales de la ley, según la acusación.
Enseguida se encuentran Néstor Isidro Pérez Salas “Nini” y Jorge Humberto Figueroa Benítez “El 27”, quienes comandan el aparato de seguridad de “Los Chapitos” bajo las órdenes de “El Panu”, y también el grupo extremadamente violento conocido como “Los Ninis”, seguridad personal de los hijos de “El Chapo”.
El documento también menciona que “Los Ninis” se encargan de llevar al rancho de Iván Archivaldo a traficantes rivales, o a todo el que se oponga a “Los Chapitos”, donde son torturados, asesinados y sus cuerpos esparcidos en los alrededores. Incluso, algunos de las víctimas son echadas, vivas o muertas, a tigres pertenecientes al propio líder del Cártel de Sinaloa.
Aliados con otros cárteles locales, los sicarios de “Los Chapitos” han llevado a cabo operaciones de limpieza en los territorios de Coahuila, Michoacán, Sonora, Tamaulipas y Chihuahua, estados prioritarios para mantener el papel de cártel predominante en México. Según autoridades estadounidenses, a la fecha controlan la mitad de los estados del país.
Vista aérea de la propiedad donde fue detenido Ovidio Guzmán. Foto: Omar Martínez Noyola / Cuartoscuro.com.
USO DE PERSONAS PARA PROBAR LETALIDAD DEL FENTANILO
A sabiendas de que el fentanilo puede causar la muerte inmediata de los usuarios finales, “Los Chapitos” han configurado laboratorios, principalmente en la zona serrana de Sinaloa, donde lo mezclan con precursores, a manera de suavizarlo, o lo combinan con otras sustancias, como la cocaína y la heroína, e incluso elaboran pastillas para hacerlas pasar como medicamentos de prescripción.
En el transcurso de estos procesos de elaboración, varios de los llamados “cocineros” del Cártel han muerto por la alta letalidad del fentanilo, pero han ido más allá, y han probado la droga en personas o rivales.
“En lugar de matar a tiros a la Víctima-2, Pérez Salas y Figueroa Benítez le inyectaron repetidamente con dosis de fentanilo de baja potencia hasta que murió de sobredosis”, dice textualmente la acusación.
La página 1 de 65 de la acusación
EL NEGOCIO FRUCTÍFERO
Para dimensionar las ganancias del Cártel de Sinaloa por el tráfico de fentanilo, las autoridades estadounidenses establecen que “Los Chapitos” compran en 800 dólares un kilogramo de fentanilo desde China. Luego, elaboran hasta 415 mil pastillas de fentanilo o cuatro kilogramos de fentanilo en polvo, precisamente de un kilogramo.
Al mayoreo las pastillas pueden venderse al precio más bajo en 50 centavos cada una, dependiendo del área o ciudad, pero después los traficantes de calle pueden venderlas hasta en 3 dólares cada una, por ejemplo, en la ciudad de Nueva York.
“Los Chapitos”, por su parte, pueden obtener una ganancia de un kilo de fentanilo precursor convertido en fentanilo tratado que roza entre 200 y 800 veces sus costos, según el documento de acusación.
Ovidio Guzmán fue capturado en enero pasado y está en espera de su extradición. Foto: Especial.
OVIDIO, ACUSADO POR SEPARADO
Una acusación por separado se realizó contra Ovidio Guzmán López, quien incluso estableció un punto de avanzada en la Ciudad de México, de manera que traficantes de heroína pudieran comprar fentanilo para mezclarlo con su droga, permitiendo a los traficantes de heroína conservar su base de clientes, pero con un riesgo mucho mayor de muerte por sobredosis.
Ovidio Guzmán fue detenido el 5 de enero de 2023 en Culiacán, Sinaloa, tras un operativo del Ejército y la Guardia Nacional que desató la violencia en la ciudad. Estados Unidos trabaja con el gobierno de México en la solicitud de extradición de Ovidio Guzmán, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, actualmente preso en el penal del Altiplano, en el Estado de México.
Sin embargo, el 28 de marzo, un juez admitió a trámite amparo y otorgó una suspensión provisional para que el presunto capo no sea llevado por el momento a Estados Unidos.
El extenso documento de 65 páginas proporciona además detalles de la compra de precursores y fentanilo a China, así como los contactos y empresas de ese país que participan, la forma en que encubren el origen de la droga, pero también la compra-venta de armas de alto poder para los sicarios de “Los Chapitos”.
En total 23 personas son las que aparecen acusadas en el documento, la mayoría mexicanos pertenecientes al Cártel de Sinaloa, pero también una mujer guatemalteca que sirve de contacto para comprar los precursores, y cuatro personas de nacionalidad china como responsables de vender el producto a los criminales mexicanos.
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