Esta semana, además de que los fiscales federales están apuntalando el caso contra Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, quedó asentado que al presunto líder del Cártel de Sinaloa lo precede la fama como un hombre escurridizo.
El martes, por ejemplo, Guzmán Loera ingresó a la sala ataviado con uno de los trajes oscuros, su camisa bien planchada y corbata, saludó a sus abogados y se sentó en el mismo lugar asignado durante todo el juicio, luego inbtercambió palabras con algunos de ellos.
Poco antes de que el juez Brian Cogan entrara a la sala, la luz se apagó durante varios segundos, lo cual sorprendió a los asistentes, incluidos turistas curiosos que han acudido al juicio.
La luz retornó y las miradas se centraron en la zona donde estaba “El Chapo”.
“¿Te imaginas si que ya no está?”, sóltó uno de los asistentes a la corte, desatando las risas de la gente alrededor. Emma Coronel no había llegado todavía. Todo ocurrió en cuestión de segundos. Entonces ingresó el juez y quienes estaban en la sala se pusieron de pie. El asunto volvió a la normalidad.
Esta semana acudió al tribunal un personaje que sólo se identificó como “Luis”, pero que después Coronel presentó como un amigo para solicitar un aparato traductor. Él fue de los que también sonrió cuando se apagó la luz y bromeó con que Guzmán Loera no estuviera ahí.
Durante uno de los descansos, algunas personas comentaron el incidente, que resultó una broma dada las dos ocasiones en que “El Chapo” escapó de cárceles mexicanas, además de huir en 2012 de un operativo que fue posible con la ubicación que el FBI tenía de él en Los Cabos San Lucas, pero que autoridades mexicanas no siguieron al pie de la letra.
fuente.-Dairio Nueva York/
