Cada vez que cae un capo de la droga en México, aparece otro: menos
conocido y más violento. No se trata sólo de los herederos de sangre de los
grandes cárteles del narcotráfico, sino de sicarios que escalaron en las
estructuras de sus organizaciones y que hoy encabezan alguno de los 130 grupos
criminales que operan en el país.
Este es el guión de la película que los mexicanos han visto desde que el
gobierno federal emprendió "la errada" estrategia del
"descabezamiento" de las bandas criminales, dice Martín Barrón,
investigador del Instituto de Ciencias Penales (Incipe).
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Si en el arranque del siglo XXI había en México siete grandes carteles
vinculados al tráfico de drogas, ahora hay aproximadamente 130 grupos, afirma.
"Las autoridades afirman que son 9 las grandes organizaciones, pero
olvidan todas sus fracciones en los estados".
Esas "fracciones" son bandas criminales muy violentas, compactas,
que controlan a sangre y fuego sus territorios de influencia bajo las órdenes
de líderes sin el arraigo ni la capacidad de control que en el pasado
tuvieron los grandes capos. Se trata, por el contrario, de grupos que
operan en zonas muy específicas, de estructura ligera y con una alta capacidad
para multiplicarse.
De estos ha surgido esa nueva generación de líderes del narcotráfico,
responsables de la crisis de violencia que atraviesa México. Era previsible, dice
Barrón. "Al mandar a la cárcel o privar de la vida a algún líder, viene un
desajuste en la organización interna del grupo delictivo y un clima de
violencia en la lucha por el relevo".
El escolta que llegó a jefe
Un ejemplo de esa nueva generación de líderes que se formaron como escoltas
o sicarios de los grandes cárteles era el llamado Comandante Toro, un
jefe regional del Cártel del Golfo que fue primero guardaespaldas de José
Rodríguez Sánchez, conocido como El Gafe y a quien las autoridades señalaron,
luego de su detención, como "el principal generador de violencia" en
la zona que va de Matamoros al Río Bravo, en Tamaulipas.
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El Comandate Toro se llamaba Juan Manuel Loza Salinas, era escolta de El
Gafe y tomó su lugar al frente de la fracción del cártel del Golfo en Reynosa,
Tamaulipas. "Con él vino un escenario de terror y violencia no
conocido", escribió en su momento el periodista Héctor de Mauleón,
luego de que las autoridades lo abatieron en abril del año pasado, durante un
operativo para su detención.
Al informar de su muerte, las autoridades lo señalaron como "uno de
los principales generadores de violencia en la entidad". Uno más de los
que operan en el país.
Los que vienen atrás
El gobierno de Enrique Peña Nieto ha presumido la detención de 108
"objetivos prioritarios", de una lista de 122 líderes de crimen
organizado. Durante el sexenio de su antecesor Felipe Calderón, el responsable
de poner en marcha la guerra contra el narcotráfico, 25 más fueron
aprehendidos.
En la lista de los 14 "objetivos" que todavía están en la mira la
Procuraduría General de la República (PGR), hay nombres bien conocidos, como
Ismael "El Mayo" Zambada, quien quedó al frente del Cártel de Sinaloa
tras la detención del "Chapo" Guzman. Pero hay otros de los que poco
se sabe, incluso si están vivos o muertos.
Entre ellos están Juan Pablo Ledezma, a quien llaman el
"JL" y que opera para el Cártel de Juárez. A este individuo se le
atribuye la mayor parte de los asesinatos de Ciudad Juárez, como jefe de
sicarios de Vicente Carrillo Fuentes, conocido como "El
Viceroy". Luego de la detención de este, Ledezma tomo el mando de la
organización que enfrenta al Cártel de Sinaloa en la zona fronteriza. Aunque su
nombre sigue en la lista de los más buscados y la PGR ofrece por el una
recompensa de 15 millones de pesos, nadie sabe si está vivo.
Al mismo Cártel de Juárez pertenece Juan Pablo Gijarro Fragoza,
identificado como "El Mónico" o el "H1". Este
hombre, que ganó fama al promover su actividad delictiva a través de Facebook,
escaló posiciones como líder de sicarios de La Línea, organización que
controlaba distintas zonas de la frontera con Estados Unidos. Según las
autoridades, es responsable de un buen número de asesinatos cometidos en Ciudad
Juárez y El Paso, y escaló en su organización hasta convertirse en encargado de
la plaza de Chihuahua, responsable de surtir y cobrar la droga a
narcomenudistas.
A ellos se suman otros personajes poco conocidos en el álbum de familia de
narcotráfico en la frontera y que no forma parte de la lista de la PGR. Uno de
ellos es Jesús Salas Aguayo "El Chuyín", a quien identifican
como líder del Nuevo Cártel de Juárez en el municipio de Ahumada y otras
regiones de Chihuahua.
Los zetas que sobreviven.
En el sur del país el hombre más buscado es Maxiley Barahona,
conocido como "El Contador" o el "Z-19" del
Cártel de los Zetas. Fue lugarteniente de Miguel Angel Treviño, el
"Z-40", uno de los principales líderes de este grupo, detenido en
Nuevo León en 2015. Escaló posiciones como reclutador de sicarios para los
Zetas. Las autoridades lo señalan como responsable de homicidios y secuestros,
y de detonar granadas de fragmentación en las oficinas de la Fiscalía General
del estado de Chiapas, una de sus áreas de control junto con Tabasco y
Veracruz. Por informes que lleven a su captura, la PGR ofrece una 10 millones
de pesos.
Para los Zetas también opera en el norte Sergio Basurto Peña,
conocido como "El Grande" o el "Z-2". Creció en el
mando de esta organización también como lugarteniente de Treviño y encargado de
controlar las llamadas "narcotiendas" en Nuevo Laredo,
Tamaulipas y Coatzacoalcos, Veracruz. De acuerdo con las autoridades, este
estado quedó a su cargo y, por lo tanto, lo vinculan como responsable de los
asesinatos en la región. En los últimos años, ha tratado de extender sus grupos
a Tabasco y por él hay una recompensa de 10 millones de pesos.
Guerrero, la escuela de sicarios
En el Guerrero, uno de los estados más violentos de México, destaca un
nombre: Johnny Hurtado Olascoaga, conocido con los apodos de "El
Señor Pescado", "El Pez", "El Mojarro", "El
Fish", y "El Pescado". Este hombre es uno de los líderes que
sobrevive de La Familia Michoacana y a él se le atribuye la violencia en el sur
de Estado de México y la zona de Tierra Caliente de Guerrero, que disputa con
"Los Tequileros". Se le acusa de más de 20 homicidios, de extorsiones
y secuestros. Su liderazgo creció como jefe de sicarios de La Familia
Michoacana, enviado a Guerrero por su jefe José Chávez Magaña alias "El
Pony".
Al frente de Los Rojos, el grupo criminal que nació bajo las órdenes del
cártel de los Beltrán Leyva, hay un personaje escurridizo y peligroso. Se llama
Zenén Nava Sánchez, lo conocen como "El Chaparro" y ha
sabido librarse de los operativos de las fuerzas federales para detenerlo. Este
hombre encabeza la lucha contra Los Ardillos por los municipios de Chilapa y
Chilpancingo, que conectan la región Centro con la Montaña de Guerrero y son
fundamentales en la ruta de la droga. De acuerdo con las autoridades, Zenén
Nava Sánchez opera el secuestro y la extorsión en la región, y es el
responsable de la introducción de droga en el penal de Chilpancingo.
"El Chaparro" es sobrino de Jesús Nava Romero "El
Rojo", quien fue lugarteniente de Alfredo Beltrán Leyva y por él la
organización delictiva lleva el nombre de "Los Rojos". Su mano
derecha es Cándido Nava Millan "El Japo" y bajo sus
órdenes opera una célula de sicarios llamada "Los Jefes", que dirigen
dos jóvenes de quienes sólo se conocen sus nombres: Jonathan, identificado como
"La Niña" y Jesús, a quien llaman "El Lobo". Ellos están al
frente de la confrontación por el control de la plaza de Chilpancingo con el
Cártel del Sur y ya se perfilan como los futuros capos en la zona, por el poder
que han ganado a fuerza de plomo.
EL LOBO/ |
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