Se hacen llamar Ejército
Revolucionario del Pueblo en Armas (ERPA), e hicieron circular un comunicado el
primer fin de semana del año en la región de Orizaba, Veracruz, dirigido a los
pobladores de la zona del volcán y de la sierra de Zongolica, un área donde se
tienen antecedentes de presencia guerrillera desde los años 90.
Durante la ceremonia de toma
de posesión tenía el rostro serio, adusto, apenas con alguna sonrisa para sus
anfitriones. Cuando el pasado 15 de diciembre el general Juan Manuel Rico Gámez
asumió la titularidad de la comandancia de la sexta región militar que abarca
el estado de Veracruz, Puebla y Tlaxcala, su sola presencia llevaba un mensaje
implícito.
El general Rico Gámez era el
tercer mando militar que llegaba a Veracruz, en los últimos tres años, que
había estado al mando de tropas en Guerrero. Relevó al general Martín Cordero
Luqueño, quien estuvo al frente de la novena región militar con cuartel en
Cumbres de Llano Largo, Acapulco, cuando se suscitó la desaparición de los 43 estudiantes
normalistas de Ayotzinapa. Cordero relevó en diciembre del 2014 el general
Genaro Fausto Lozano Espinosa, quien también había ocupado la jefatura de la
misma comandancia en los meses de la descomposición social del gobierno de
Ángel Aguirre Rivero.
¿Qué ocurre en Veracruz que
los comandantes militares de Guerrero son enviados tiempo después a esta
entidad?
En la toma de posesión del
general Rico Gámez, a la que el gobernador de Veracruz, el priista Javier
Duarte de Ochoa, llegó con 10 minutos de retraso cuando ya había asumido el
cargo, quien encabezó el acto por parte de la secretaría de la Defensa Nacional
fue el subsecretario, el general de división Noé Sandoval Alcázar. En las
instalaciones del 83 batallón de infantería en la Boticaria, en Boca del Río,
el nuevo comandante en jefe dejó entrever que seguirían las medidas ordenadas
por parte del alto mando para todas las tropas bajo su jurisdicción.
El general Rico Gámez, quien
ascendió en noviembre pasado al grado de división, se había desempeñado hasta
ese momento como subjefe de inteligencia del Estado Mayor de la Defensa. Antes
de ese cargo, había sido comandante de la 35 zona militar en Chilpancingo,
Guerrero, donde le tocó presenciar el desbordamiento de los grupos armados de
la delincuencia organizada en la zona serrana centro del estado, y donde
recibió información de la posible reactivación de células de la guerrilla en la
zona de la Montaña.
¿Guerrilla en Veracruz?
El manifiesto circuló el
primer fin de semana del 2016, traía una foto donde aparecen tres hombreas con
el rostro cubierto con un paliacate, uniforme caqui, portando armas largas y
andando por una zona montañosa en un lugar indeterminado. La imagen no es
reciente, se conoce por lo menos desde octubre del 2014 cuando se difundió por
Internet.
El escrito de tres páginas
circuló a las orillas de la ciudad de Orizaba, y traía por título “Artículo de
Combate. Manifiesto”. Iba dirigido “a los pueblos pobres de las faldas del
volcán, de la sierra de Zongolica y del valle y región de Orizaba”. El texto
venía firmado por el Ejército Revolucionario del Pueblo en Armas (ERPA),
quienes se presentaron como un “grupo de ciudadanos comunes y corrientes”.
En los primeros párrafos se
lee: “Hoy es un día glorioso para nuestra patria, hemos despertado y el gigante
llamado pueblo empieza a salir de su letargo ya se organiza independientemente
de los partidos traidores que los han vendido.
“Grupos ciudadanos comunes y
corrientes nos hemos reunido y organizado para conformar el ‘Ejército Revolucionario
del Pueblo en Armas’, brazo armado del pueblo, al que le decimos que ya no
estará inerme ante las embestidas del Gobierno y sus secuaces asesinos.
“¿Por qué escogimos este
camino y no otro? Porque ya se agotaron las instancias legaloides de los
viciados y corruptos procesos electorales. No hay otra alternativa que nos
libere y decidimos la vía armada como último recurso.
“Ellos los de los dineros no
los restriegan en la cara de que no se va a cambiar el modelo económico de
rapiña y depredación del crimen y represión para seguir sojuzgando y explotando
al sufrido pueblo de México. Pero nosotros los vamos a combatir cuando agredan
al ciudadano indefenso, sin esperar que se dignen a arrojarnos sus migajas como
si fuéramos sus perros; no más humillaciones”.
“Sabemos que sus prostitutas
de la prensa y televisión amarillista, nos calumniaran y dirán al pueblo que
somos terroristas, comunistas, apátridas. Nos echarán sus perros asesinos, por
miedo a nosotros los insurgentes que causan la oligarquía y el Gobierno.
“El temor de perder sus
privilegios de clase y esto lo sabemos bien que esto es una lucha de clases,
entre opresores y oprimidos, entre ricos y pobres. Así este miedo invade, es el
miedo a este país de pobres, nacos, de indígenas, de famélicos rostros y de
hambrientos. Miedo a quienes viven parados en los camellones haciendo
malabares, vendiendo chicles, al pobre jornalero que lo despojaron de sus
parcelas, y los orillaron a los cinturones de miseria de las ciudades, miedo de
los enojados mineros. A los padres de los normalistas de Ayotzinapa masacrados
y desaparecidos. A los electricistas del SME, a todos aquellos que han
agraviado”.
Más adelante, el manuscrito
señala: “Las falsedades de los curas pederastas y su clero alcahuete para con
ellos, expresa que hay un profundo abismo de la desigualdad, onda la brecha
entre los que se dice y lo que es; esas grandes mentiras que impiden colocar un
espejo frente a los ojos del país y frente a quienes han permitido que se así y
son sus cómplices como los traidores del PRD firmando un pacto con los verdugos
del pueblo para que nada cambie”.
La parte final del escrito
está dedicado a las proclamas, donde resaltan que levantan la voz con la
finalidad de que se escuche “nuestro grito de rebelión”. “Hoy que la traición
nos embarga, muy a pesar nuestro”. “Hoy que los sueños nos quieren robar y se
arma el coraje, hoy que los golpes son más duros, duelen y sangran. Hoy donde
solo nos queda el camino de la rebelión”, y rubrican como Ejército
Revolucionario del Pueblo en Armas.
El comunicado circuló en una
región de Veracruz donde se tienen antecedentes desde finales de los años 90 de
presencia de diversos grupos armados, como el Ejército Popular Revolucionario
(EPR), que en junio cumplirán 20 años de haber aparecido por primera vez en
Guerrero, y del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), algunos
de cuyos líderes provenían de Orizaba.
La aparición de la propaganda
se dio pocos días después de que alrededor de 500 personas de los municipios de
Atlahuilco, Tequila y Tehuipango, realizaron una marcha, convocados por la
iglesia católica, para pedir paz en México, en Veracruz y en la región de
Orizaba y Zongolica. El mensaje iba dirigido ante la ola de secuestros,
extorsiones y asesinatos que asolan la región desde hace varios años y que
tienen atemorizados a productores agrícolas, comerciantes, empresarios y
compañías de transporte, a quienes el gobierno del priista Javier Duarte poco
caso ha hecho.
Los inconformes según la
prensa veracruzana, estaban encabezados por el sacerdote Eduardo López
Trujillo, párroco de San Martín Atlahuilco, y marcharon alrededor de 20
kilómetros hasta llegar a Orizaba. La manifestación se realizó el 28 de
diciembre, el Día de los Inocentes, en la zona donde días después circuló el
comunicado del denominado Ejército Revolucionario del Pueblo en Armas.
La propaganda circuló a pocas
semanas que inicie el proceso electoral que llevara en junio a elegir al
sucesor de Javier Duarte, el cuestionado gobernador acusado de corrupto y
cómplice en asesinato de periodistas.
En los 20 años del EPR
En realidad mientras no lleven
alguna acción armada, ese supuesto grupo que apareció en Veracruz no deja de
ser “guerrillas de fachada”, dice un oficial de inteligencia del ejército
consultado al respecto y que pidió no ser citado por nombre ni rango.
Este tipo de manifiestos en
ocasiones surgen en contextos de dificultades en el ámbito político, de
gobernantes locales cuestionados, en principio habría que ver si no es un
distractor, añade. La aparición del llamado Ejército Revolucionario del Pueblo
en Armas es diferente a lo que se vivió en 1996 y 1997 cuando surgió el EPR
(Ejército Popular Revolucionario) y atacaron objetivos militares como
cuarteles, destacamentos y convoyes militares.
En mayo de 1997 la emboscada a
integrantes del batallón 93 de infantería en Guerrero, que en aquel entonces
tenían su sede en Chilpancingo, hoy día está en Tlapa, quedó como un referente.
Quizá por ello Guerrero forma parte de una experiencia valiosa en la obtención
y análisis de información sobre estos grupos que podrían tener nexos con otras
células en diferentes entidades del país, como por ejemplo Veracruz, señala
esta fuente del ejército.
El general de división Juan
Manuel Rico Gámez tiene fama al interior del ejército de manejar la información
de inteligencia adecuadamente. Es posible que ya se tuviera información de ese
grupo armado y lo hayan mandado a Veracruz por su experiencia en el manejo de
información, añade. De la hoja de servicios del general resalta que en 1981
hizo el curso de administración para la instrucción de unidades pequeñas, en la
Escuela de las Américas, en Fort Gulick, Panamá. Fue agregado militar entre
1989 y 1991 en la Embajada de México en Portugal. Y años después de 1996 a 1998
fue jefe de la Policía Judicial Federal Militar. Más adelante estuvo al frente
de la sección séptima, inteligencia antinarcóticos, del Estado Mayor de la
Defensa. En 2012 su nombre apareció como parte de un grupo de generales a los
que la PGR investigaba, supuestamente por presuntos vínculos con el narco.
Contra la guerrilla en el
ejército mexicano existen células especiales para acotar a esos grupos
clandestinos, los controla directamente la subsección de asuntos especiales que
depende de la sección segunda, inteligencia militar, del Estado Mayor de la
Defensa Nacional.
“Hay que tener cuidado porque
los pronunciamientos de esos grupos se dan en un contexto del hartazgo de la
población por actos abusivos, cuidado, porque aparte de legítimo es un
movimiento que podría crecer, el área de Zongolica es de influencia del EPR. Es
una de las regiones que se ha mantenido bajo vigilancia desde 1996, al surgir
el EPR, por los grupos de búsqueda que dependen directamente del Estado Mayor
de la Defensa. Rara vez los integrantes de estos grupos revelan su identidad
ante los comandantes de zona o región. A veces esos comandantes muestran recelo
porque actúan en su jurisdicción sin que se tengan control sobre ellos. Se
crearon para acotar al EPR, están distribuidos en varios estados como Guerrero,
Puebla, Michoacán, Estado de México, Veracruz y DF. Lugares específicos como
Iguala, Chilpancingo, Tlapa, Atoyac, Ayutla, Acapulco, Ometepec, Cruz Grande en
Guerrero, es donde hay más despliegue. Morelia, Puebla, Tehuacán, Toluca,
Huejutla en la huasteca de Hidalgo, también están desplegados estos grupos de
inteligencia”, explica esta fuente.
Estas
células están conformadas de cinco a seis militares para pasar desapercibidos.
Operan en conjunto, con vehículos y armas de fuego. Se mezclan entre la población
con cubierta de comerciantes, en ocasiones hasta de profesores rurales. No
extrañaría que estos grupos hayan alertado sobre una posible manifestación, vía
propaganda, de quienes se hacen llamar Ejército Revolucionario del Pueblo en
Armas.
fuente.Juan Veledíaz
@velediaz424
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