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jueves, 15 de agosto de 2024

EL "PRESIDENTE DEBE ABRIR BIEN los OJOS porque AMERICO,ROCHA y sus SECUACES VAN a SONAR BIEN BOFO"....el 9 de Octubre inician su pesadilla.



El próximo 9 de octubre, apenas a ocho días de que Andrés Manuel López Obrador le ceda la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo, se iniciará la pesadilla para el agonizante inquilino de Palacio Nacional.

Y es que, con coincidente precisión, en los primeros días como ex presidente se irán cerrando los juicios y las sentencias a Genaro García Luna, a Joaquín “El Chapo” Guzmán, a Ovidio Guzmán López y se estarán abriendo los expedientes de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López.

Ya pueden imaginar la cantidad de información que esos personajes -la mayoría ya bajo el paraguas de “testigos protegidos”- les darán a las autoridades norteamericanas sobre sus presuntas complicidades con los gobiernos mexicanos.

Es cierto que no serán revelaciones exclusivas sobre los acuerdos con el gobierno de la Cuarta Transformación. Sin duda, habrá información sobre lo que también sucedió en los sexenios de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Pero ellos son el pasado. López Obrador es el presente y, sobre todo, un tormentoso futuro. Analicemos.
Cualquiera que piense que los últimos golpes al narcotráfico en México son casuales está completamente equivocado. Ovidio Guzmán López, Joaquín Guzmán López y sobre todo Ismael “El Mayo” Zambada -todos ya bajo proceso en Estados Unidos- son alfiles, y hasta un rey, en el complejo tablero de ajedrez global del crimen organizado.

Son, para decirlo de frente, objetivos tácticos y estratégicos, no sólo en el mundo de las drogas, sino en las definiciones geopolíticas de la próxima década. En la recomposición de los ejes de poder entre Estados Unidos, China y Rusia. Y México con su creciente crimen organizado está en el epicentro. Y en el epicentro del epicentro, el protagonismo confrontativo de López Obrador que busca ser el líder del Foro de Sao Paulo, el capo ideológico de la izquierda continental.

Por eso, los reflectores están puestos sobre las revelaciones con las que concluirán esos juicios. Porque todo apunta a acuerdos y complicidades inconfesables que colocarían al actual inquilino de Palacio Nacional contra la pared.

Y frente a lo que podrían ser evidencias irrebatibles, el presidente López Obrador sólo tendría una de tres posibilidades.

La primera, buscar algún tipo de asilo político, ya sea en Venezuela o en Cuba, con sus colegas y amigos Nicolás Maduro o Miguel Díez-Canel. Irse a refugiar a “La Chingada”, su rancho de Palenque quizás sería estar demasiado expuesto, muy cerca de la lumbre.

La segunda, si por obstinación no entiende que tiene que abandonar el juego político protagonista, su destino podría ser el de replicar el caso de Honduras, en donde su último presidente -Juan Orlando Hernández- ya purga una sentencia de 35 años en Estados Unidos bajo cargos de narcotráfico y vinculación con el crimen organizado. Y ese sería, no sólo su destino fatal, sino también el de una docena de colaboradores que lo acompañarían a purgar sentencia. Como sucedió en Honduras, en donde 35 cercanos a su ex presidente fueron llamados a juicio.

El presidente López Obrador tiene que entender que la entrega o traición de “El Mayo” no se habría dado si el capo no contara con información crucial que colocara a él y a su gobierno de la 4T contra la pared.

A lo largo de seis años, Andrés Manuel López Obrador jugó a desafiar al “imperio”. Sólo asistió a una cumbre, forzado, pero hasta hoy insiste que desde Washington se le gesta un complot. Está construyendo su eterna narrativa de víctima. “Me quieren acusar en falso, porque no me les someto a sus exigencias”.

La disyuntiva del mandatario mexicano, que culmina su gobierno en seis semanas, es muy clara: o insiste en su ruta de ser mártir atacado por el “imperio” y va hasta las últimas consecuencias, o acepta las condiciones y acaba pactando exilio forzado, en la congeladora.

La tercera opción es la de acabar en una cárcel de los Estados Unidos, al lado de una celda de “El Chapo”, de “El Mayo” o de García Luna.

Está claro que el futuro del presidente que le prometió a México una Cuarta Transformación es oscuro. Muy oscuro. Será un séptimo año para la historia si el presidente López Obrador se resiste a abrir los ojos para confrontarse con la realidad.

Fuente.-

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