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domingo, 9 de abril de 2023

LA "TACTICA del TLACUACHITO": "COLUMNISTA ANALIZA ESTRATEGIA de NADAR de MUERTITO que HIZO GOBERNADOR a MORENO PAZGUATO que YA NADA entre MUERTITOS"...le entendió a eso de entenderse con el crimen.


La inmovilidad, la pasividad, el quietísimo, el no hacer ni decir, en resumen, todo lo que implica la estrategia del "tlacuache", que finge su muerte para evadir los peligros, así fue cómo actuó, o más bien dejó de actuar, el doctor Américo Villarreal Anaya cuando era senador y buscaba ser el candidato a gobernador, y gobernador, de Tamaulipas.

Está visto que la estrategia le funcionó para ese propósito mayor de acceder a Palacio de gobierno y habitar por seis años la Casa de Gobierno. Pero la estrategia del tlacuache, la decisión de "nadar de muertito", tiene sus riesgos y su lado negativo, y de eso quiero comentarles en este texto.

La correlación de fuerzas políticas desde la perspectiva regional, municipal, partidista y de alianzas con proyectos nacionales, se estableció en Tamaulipas, sin la opinión ni participación de quien optó por arrinconarse para no correr riesgos. 

El gobernador Américo Villarreal fue quien decidió abstenerse de participar en el rejuego político, y por eso hoy no cuenta con aliados entre los actores políticos del Estado. No tiene diputados locales, los presidentes municipales no le deben la chamba (al contrario, hoy reclaman correspondencia a su apoyo), los senadores no comparten afinidades, los diputados federales no lo pelan.
Me centraré en esta ocasión en los presidentes municipales de la frontera, de las tres ciudades más importantes de Tamaulipas, de los alcaldes de Nuevo Laredo, Matamoros y Reynosa, quienes para llegar al cargo o mantenerse en el mismo, contaron con el apoyo, o por lo menos el acompañamiento de Rodolfo González Valderrama, y no de quien se apegó completamente a la estrategia política "del tlacuachito".



De Matamoros, la adhesión del maestro Mario López al proyecto de Gonzalez Valderrama, en la contienda interna por la candidatura al gobierno de Tamaulipas, fue pública. Me tocó escuchar, y divulgar esa definición política, en una entrevista de pasillo que le hicimos al presidente de Matamoros, el director del portal Sentido Común, Mauricio Fernández, y el que escribe.


En Reynosa la situación fue más discreta, pero fue Rodolfo González Valderrama quien introdujo y acompañó al hoy presidente municipal y a sus asesores políticos a dialogar con los miembros de la mesa que resolvió las candidaturas.


En Nuevo Laredo, los CantuRosas hicieron doble juego, jugaron a dos bandas, estuvieron con melón y con sandia, coquetearon simultáneamente con el hoy gobernador, y también con el aspirante que logró conjuntar mayores afinidades entre la clase política de Tamaulipas, y aquí me refiero también a Rodolfo González Valderrama. 

Para desgracia de los Carmonlilios, el gobernador Américo Villarreal se dio cuenta de esa doble cara y una vez que logró su objetivo (la gubernatura) ha marginado al clan que tuvo la ambición de ejercer la vicegubernatura del Estado.

Como marido ofendido o como novio engañado, el doctor Américo Villarreal hoy desconfía de los actores políticos porque tuvieron un pasado. El gobernador no quiere tratos con esos actores políticos, que tuvieron que hacer lo necesario para conseguir lo que hoy tienen. Américo Villarreal no los ayudó, no les consiguió los espacios, no los financió, no les presentó a los que definían las candidaturas, se mantuvo fiel a su política de no pedir para nadie, ni apoyar a nadie. 

El gobernador Américo Villarreal debe entender que ni morena, ni la opción política progresista, ni el lopezobradorismo, ni el PT, ni el Partido Verde, ni la política se inventaron a partir de su decisión de dejar su vida de burócrata priista para ser candidato a senador.

El doctor Américo Villarreal debe comprender que él es el nuevo en ese lugar donde le ofrecieron el sitio de privilegio. Que llegó a un espacio y a una oportunidad que construyeron muchos, que costó esfuerzos, que está cosechando lo que otros sembraron, cultivaron, regaron y cuidaron.

Reconozco que la estrategia del tlacuachito es útil para llegar a un cargo, y que fue exitosa en el caso concreto del hoy gobernador. Pero puedo asegurar que bajo ninguna circunstancia es útil como política de gobierno, como estrategia para gobernar un Estado. 

El gobernador de Victoria haría bien en superar esa desconfianza en quienes no lo apoyaron cuando hizo de la índolencia su modelo de actuación.

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