La defensa de Genaro García Luna está en serios aprietos, después de que otro superpolicía del calderonismo, Luis Cárdenas Palomino, fue detenido durante la madrugada de este lunes, cuando se le acabaron sus casi dos años como prófugo de la justicia.
El sorpresivo cumplimiento de una orden de aprehensión girada contra Cárdenas Palomino desde septiembre del 2020 por el delito de tortura ha provocado que los abogados del exsecretario de Seguridad Pública armen rápidamente un Plan “B” en caso de que el recién detenido quiera hablar de más para salvarse de una eventual cadena perpetua.
Todo parecía ir de acuerdo a los planes de García Luna: el próximo 25 de agosto tenía programada una nueva audiencia en Corte del Distrito del Este en Nueva York, donde –por recomendación de su equipo legal, encabezado por el litigante César de Castro–se declararía inocente de tres cargos de conspiración para traficar drogas hacia Estados Unidos y uno más por falsear declaraciones.
Era una fecha largamente esperada, pues la pandemia había postergado ese encuentro entre el ingeniero mexicano y el juez estadounidense Brian Cogan: primero se fijó para diciembre del 2020, luego para febrero de este año, abril, junio y, finalmente, se acordó que se realizara este agosto, ya que las medidas contra el coronavirus se han relajado en la Gran Manzana.
Pero ahora, esos 51 días –hasta hoy– que la defensa tenía enfrente, y que parecían un colchón para preparar con tiempo la absolución de García Luna, ya se sienten como una marcha contra el reloj que les da poco margen de maniobra en caso de una confesión inesperada por parte del exdirector de Seguridad Regional de la extinta Policía Federal.
UNA MALA Y UNA PEOR
Hasta la tarde de este lunes, los abogados del llamado “arquitecto de la guerra contra el narco” se mordían las uñas planeando distintos escenarios sobre cómo podía afectarles una negociación a la que podría llegar Cárdenas Palomino en perjuicio de García Luna.
Sí saben, por ejemplo, que en la misma corte en Nueva York donde se decidirá el futuro de García Luna hay una acusación contra Cárdenas Palomino, también por conspiración para distribuir narcóticos en Estados Unidos.
Eso modifica sustancialmente su estrategia, pues el argumento de García Luna para sacudirse las acusaciones en su contra es que los testigos que lo vinculan a actividades ilícitas de la mano del Cártel de Sinaloa no tienen credibilidad por ser delincuentes confesos.
La defensa del exsecretario de Estado es simple, pero efectiva: sus detractores lo quieren hundir porque él fue un servidor público honesto y efectivo que los persiguió con fiereza desde la Secretaría de Seguridad Pública.
Hay, incluso, una frase que el mexicano y sus defensores han practicado para llevarla ante el juez Brian Cogan como un mantra: “Esto es una venganza de los cárteles a los que combatí durante toda mi vida profesional”.
Pero si la acusación proviene de un exalto mando de la Policía Federal, como Cárdenas Palomino, y no de un capo, como Jesús Reynaldo “El Rey” Zambada García o Sergio Enrique “El Grande” Barragán Villarreal, ese argumento largamente preparado no se sostiene.
“SI QUIERE, PUEDE IMPLICAR A CALDERÓN”
Lo sabe el equipo legal que lidera César de Castro: el testimonio de Cárdenas Palomino tendría un matiz distinto al de todos los que se han presentado contra la mano derecha del expresidente Felipe Calderón, pues es la confesión de un exfuncionario público de altos vuelos que tuvo una vista preferencial al esquema de sobornos que pagaba el Cártel de Sinaloa a su jefe.
Además, sería la confirmación de lo evidente: que García Luna no actuó solo brindando protección al “Chapo” Guzmán y su gente, sino que la plana mayor de la institución encargada de velar por la seguridad del país era una simple sucursal más del Cártel de Sinaloa.
“Si Cárdenas Palomino quiere salvarse, todo lo que tiene que hacer es hablar contra García Luna y hacerle el juicio más fácil a los fiscales. Vaya, si quiere puede implicar al expresidente Felipe Calderón, si con eso se libra de la cárcel.
“Él (Cárdenas Palomino) ya sabe a lo que se atiene. Él sabe perfectamente que tiene una orden de extradición en su contra para que se lo lleven derechito a Estados Unidos y cuando se le acaben cuatro vidas en la cárcel se regrese a México a pagar unos años por tortura”, dice una de las fuentes enteradas del caso que, a partir de hoy, podría llamarse Palomino-García Luna.
Otra posibilidad mantiene sudando frío a los defensores y familiares de García Luna: que la detención de Cardenas Palomino haya sido pactada –y no sorpresiva, como lo dio a entender la Fiscalía General de la República– lo que significaría que el segundo superpolicía del calderonismo ya negoció inmunidad a cambio de información.
¿UNA RENDICIÓN PACTADA?
No es una teoría descabellada, aseguran las fuentes consultadas por EMEEQUIS, pues el parco comunicado sobre el arresto de esta madrugada parece estar redactado con tanta ambigüedad que caben las dos posibilidades: un cateo inesperado o una entrega arreglada en Naucalpan, Estado de México.
“La Fiscalía General de la República, a través de la Fiscalía Especializada en materia de Derechos Humanos, con apoyo de la Agencia de Investigación Criminal, Secretaría de Marina-Armada de México, de la Coordinación Nacional Antisecuestro dependiente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y del Centro Nacional de Inteligencia, cumplimentó una orden de aprehensión en contra de Luis ‘C’, probable responsable del delito de tortura”.
Un delito por el cual tenía una orden de aprehensión con su nombre desde septiembre de 2020, firmada por el juez Guillermo Francisco Urbina Tanus: a Cárdenas Palomino se le imputa el delito de tortura en agravio de Mario Vallarta Cisneros, hermano de Israel Vallarta, así como de Sergio Cortez Vallarta y Eduardo Estrada Granados, a quienes las autoridades acusaron de ser parte de una supuesta banda dedicada al secuestro llamada “Los Zodiacos”.
Dicha banda –cuya existencia ha sido refutada por expertos, investigadores y periodistas– también estaba supuestamente integrada por la ciudadana francesa Florence Cassez, detenida en abril de 2012 en un montaje televisivo que orquestaron García Luna y Cárdenas Palomino, y liberada por fallas en el debido proceso.
En un inesperado giro de la historia, Cárdenas Palomino espera su futuro desde esta tarde como un interno con prisión preventiva oficiosa en el Centro Federal de Readaptación Social No. 1, el temido “Altiplano”, donde una de sus víctimas, Israel Vallarta, lleva 15 años recluido sin obtener una sentencia condenatoria, es decir, técnicamente es un preso inocente.
Incomunicado, Cárdenas Palomino mantiene en suspenso a los defensores de su viejo jefe, su mano izquierda, su querido Genaro “La Metralleta” García Luna: ¿hablará o no hablará?.
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