En Chiapas, el personal médico y de enfermería no solo sufre por la falta de insumos, medicamentos y equipo para trabajar en estos tiempos de pandemia, sino además por agresiones físicas.
Desde que comenzó la emergencia sanitaria (hace casi 4 meses), al menos dos sucesos "despertaron el miedo" entre quienes laboran en el ISSSTE "Dr. Belisario Domínguez", en esta ciudad capital de Chiapas.La primera agresión o maltrato se registró el 19 de abril pasado. Quienes son parte del Módulo de Atención de Enfermedades Respiratorias (MAER) narraron que una patrulla, con número económico 11973, se introdujo al nosocomio a través de la plataforma de ambulancia. De esa "unidad", descendieron 4 sujetos, dos de ellos con armas de fuego y uniformados: camisa gris con el estampado de Guardia Nacional en la espalda y pantalón oscuro.
"¡Órale cabrones, que se vea su pinche vocación, hijos de la chingada, pero rapidito!", fue la orden de mando de uno de los presuntos policías quien, al ser cuestionado por un camillero, solo tronó los dedos para que le dijeran quién era el encargado de esa área médica.
A través de una carta que, de forma interna, le enviaron los afectados a Rubén Arturo Wilson Arias, director del ISSSTE, uno de ellos recuerda que tuvo que enfrentar la situación, debido a que por el riesgo de contagios por la covid-19, tienen que seguir un protocolo, lo que le explicó a los individuos, solo uno de ellos ataviado de civil.
No obstante, el mismo uniformado, quien en todo momento se dirigió al personal médico con groserías, solo le advirtió que tenían que atender a un compañero que según era piloto aviador porque, en un supuesto viaje aéreo de Monterrey a Chiapas, se desmayó en plena cabina de la aeronave.
Aunque el declarante advierte que, en reiteradas ocasiones, les sugería a los policías guardar la compostura porque estaban en un hospital y podían generar estrés en los pacientes, nunca le hicieron caso e, incluso, otro de ellos advertía: "¡Graben, graben y no dejen de grabar!", en referencia a la atención que se le daba a su compañero, quien estaba dentro del vehículo.
Tras checarlo y solicitarle a dos enfermeros y una enfermera que lo ingresaran en camilla al interior de esa infraestructura hospitalaria "porque se le detectó dolor precordial irradiado a brazo izquierdo con sintomatología franca cardiaca", afirma que lo que le dio más incertidumbre es que no contó con el respaldo de los vigilantes del nosocomio.
Mientras tanto, los supuestos elementos de la GN permanecieron afuera del lugar, en espera de que se recuperara el piloto aviador.
"Familiares de paciente me pegaron, me insultaron y me robaron el celular"
A Alejandra, joven médica de ese mismo hospital, la golpearon en varias ocasiones y, además, la insultaron, la amenazaron y le robaron su teléfono celular, apenas en la madrugada del pasado lunes 6 de julio.
Ese día, a ella le avisaron que en un vehículo a las afueras del ISSSTE había una persona grave, por lo que cuando se dirigía al lugar, la interceptaron dos mujeres, ambas de alrededor de 50 años de edad, quienes le exigían que le proporcionaran oxígeno a su papá.
Como ella es parte del equipo de hospitalización y urgencias para atención de casos de coronavirus SARS COV-2, les respondió que todas las tomas de oxígeno estaban ocupadas, por lo que tenían que esperar.
La primera reacción, detalla la afectada en la denuncia que interpuso ante la Fiscalía General del Estado (FGE), con número de expediente R. A. 1896-101-0101-2020, es que las mujeres empujaron a la guardia de seguridad de la entrada.
A pesar de que le dijeron que el señor no era derechohabiente del ISSSTE, rememora que les dijo que no había problema, que estaban en busca de un espacio para atenderlo, pero que tenían que esperar un momento luego de que se comunicara con sus superiores.
Tras detallarles que en esos momentos era la única doctora en todo el hospital debido a que el personal adscrito a su área estaba en cuarentena por haberse contagiado del virus, la situación se descontroló.
Quien se identificó como María Guadalupe Morales Hernández, de casi 1.75 metros de altura, tez morena clara y cabello pintado de rubio, le arrebató su teléfono celular, y que si no atendían a su padre, no se lo devolvería; de pronto, sintió un empujón.
"Después María se me acerca del lado izquierdo, mientras un hombre que venía con ellas me golpeó por detrás de la cabeza, lo que ocasionó que mi careta cayera al suelo, mientras trataba de detener a María, porque no dejaba de empujarme", relata.
La "pesadilla" para Alejandra no terminó ahí: recibió un puñetazo en el ojo derecho, lo que provocó que camilleros y enfermeros salieran en su auxilio para detener a los agresores; además, un policía federal que estaba cerca, se encargó del varón golpeador.
Horas después, Alejandra acudió ante la FGE para interponer una denuncia en contra de María y sus acompañantes, sobre todo porque María la amenazó de muerte.
"Comenzó a decirme que me acordaría de ella, toda vez que no sabía con quién me metía, y además dijo que ojalá nos muriéramos todos; y aunque les pedí mi celular, no me lo regresaron".
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