Para pagar la comida de los senadores y sus empleados, los ciudadanos tuvieron que desembolsar más de 132 millones de pesos durante los últimos seis años.
Los reportes de gastos de la Cámara alta revelan que, entre 2013 y el primer semestre de este año, se erogaron cantidades millonarias para que los legisladores pudieran comer en el pleno de sesiones, en los órganos de gobierno, en sus reuniones de grupo y hasta en comisiones.
El costo de ese privilegio se ha ido incrementando con el tiempo, ya que al iniciar la pasada legislatura arrancó con una partida de 14.4 millones de pesos y rebasó los 33 millones de pesos en 2018.
Aunque el Senado no transparenta el detalle de ese gasto, el nuevo presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, publicó un desglose de lo que ejercieron el año pasado.
Según el reporte, la comida de buffet y barra de snacks que se servía en cada sesión del pleno, tuvo un costo superior a los 3.55 millones de pesos, es decir, un promedio de 45 mil pesos por servicio.
De acuerdo con el testimonio de ex legisladores, en ese espacio se colocaban bocadillos de salmón, camarones, quesos y jamón serrano.
El documento refiere que, además de buffet, se instalaba una barra de chapatas, fruta, hortalizas crudas y bocadillos.
El informe del coordinador de Morena revela que, en 2017, el principal gasto en alimentación fue el de las bancadas, con 3.54 millones de pesos.
Esa partida corresponde al pago por los alimentos que eran servidos en las reuniones previas de cada grupo parlamentario.
Le siguen erogaciones de los integrantes de la Mesa Directiva que, por concepto de desayunos, comidas en oficinas, fruta y semillas, gastaron 2.37 millones de pesos.
Las presidencias de los órganos de Gobierno, como la Mesa y la Junta de Coordinación Política, ejercieron 1.8 millones de pesos en desayunos, sándwiches y fruta.
Sólo por concepto de frutas, en 2017 la Cámara alta pagó 1.1 millones de pesos.
Para insumos en oficinas y senadores en comisiones, la Cámara destinó 1.4 millones de pesos.
Los reportes de gastos de la Cámara alta revelan que, entre 2013 y el primer semestre de este año, se erogaron cantidades millonarias para que los legisladores pudieran comer en el pleno de sesiones, en los órganos de gobierno, en sus reuniones de grupo y hasta en comisiones.
El costo de ese privilegio se ha ido incrementando con el tiempo, ya que al iniciar la pasada legislatura arrancó con una partida de 14.4 millones de pesos y rebasó los 33 millones de pesos en 2018.
Aunque el Senado no transparenta el detalle de ese gasto, el nuevo presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, publicó un desglose de lo que ejercieron el año pasado.
Según el reporte, la comida de buffet y barra de snacks que se servía en cada sesión del pleno, tuvo un costo superior a los 3.55 millones de pesos, es decir, un promedio de 45 mil pesos por servicio.
De acuerdo con el testimonio de ex legisladores, en ese espacio se colocaban bocadillos de salmón, camarones, quesos y jamón serrano.
El documento refiere que, además de buffet, se instalaba una barra de chapatas, fruta, hortalizas crudas y bocadillos.
El informe del coordinador de Morena revela que, en 2017, el principal gasto en alimentación fue el de las bancadas, con 3.54 millones de pesos.
Esa partida corresponde al pago por los alimentos que eran servidos en las reuniones previas de cada grupo parlamentario.
Le siguen erogaciones de los integrantes de la Mesa Directiva que, por concepto de desayunos, comidas en oficinas, fruta y semillas, gastaron 2.37 millones de pesos.
Las presidencias de los órganos de Gobierno, como la Mesa y la Junta de Coordinación Política, ejercieron 1.8 millones de pesos en desayunos, sándwiches y fruta.
Sólo por concepto de frutas, en 2017 la Cámara alta pagó 1.1 millones de pesos.
Para insumos en oficinas y senadores en comisiones, la Cámara destinó 1.4 millones de pesos.
Barra sin excesos
La nueva Legislatura acordó aplicar un plan de austeridad que incluye eliminar el pago de alimentos de los senadores con cargo al gasto público.
En la primera sesión de trabajo se cumplió con el nuevo criterio y los legisladores sólo tuvieron acceso a café y agua que se debían servir ellos mismos, ya que tampoco se permitió el uso de edecanes.
Sin embargo, tras la preocupación expresada por algunos empleados del Senado, Monreal dio marcha atrás y anunció que se instalaría una barra con alimentos los días de sesiones.
"Pero nada excesivo", aclaró.
Así, en la sesión de ayer, los senadores pudieron consumir, en su escaño o en el sótano del salón de plenos, fruta y verdura picada, agua y café.
Apenas el miércoles pasado, Monreal anunció la eliminación de privilegios que recibían los senadores, entre ellos una bolsa de 392 mil pesos para adquirir auto y computadora.
"He instruido al secretario administrativo del Senado, Roberto Figueroa, para detener eso. Las reglas han cambiado. No habrá apoyos para recibir coches ni para ningún privilegio", informó.
El programa de austeridad de Morena prevé una reducción de 30 por ciento del presupuesto de la Cámara alta, que este año obtuvo fondos por 4 mil 955 millones de pesos.
Fuente.-
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