Tardaron un mes de campaña y dos de precampaña para reaccionar, pero en el PRI y en el equipo de su candidato, José Antonio Meade, han comenzado los “ajustes drásticos” ante el panorama crítico de un tercer lugar que se ahonda en las encuestas.
La primera decisión atribuida al candidato, pero consensuada con Los Pinos, será la salida de Enrique Ochoa Reza, quien dejará la dirigencia nacional del PRI en pleno proceso electoral y con un partido que no sólo va tercero en la carrera presidencial, sino en 8 de 9 gubernaturas en disputa.
Aunque no se sabe si los ajustes lleguen a tiempo y les alcancen los 57 días que le quedan a las campañas para “enderezar el barco”, al relevo de Ochoa seguirían otras decisiones de Meade para renovar casi totalmente su equipo de campaña. Incluso, entre los nombres que se manejan para sustituir al presidente del PRI, están el de José Narro, Aurelio Nuño y José Calzada, en ese orden de posibilidad, luego de que le ofrecieran la dirigencia a otros dos personajes que no habrían aceptado el cargo: Emilio Gamboa Patrón, coordinador priísta en el Senado, y Miguel Ángel Osorio Chong, actual coordinador de las campañas de los candidatos a senadores.
De llegar Nuño al CEN del PRI su salida de la coordinación de campaña confirmaría la intención de José Antonio Meade de recomponer su equipo de estrategia y vendrían otros cambios, aunque hay versiones que dicen que como coordinadora de la campaña llegaría su muy cercana amiga Vanessa Rubio, que a su vez haría cambios en el war room y en la estrategia, para que el grupo “itamita” tome el control total de la campaña priísta.
La incógnita es si se trata sólo de un reacomodo de posiciones o si la crisis en la campaña presidencial del PRI, ante la caída de Meade que ya confirman las primeras encuestas posteriores al debate, provocaría una sacudida aún mayor en el partido y en el equipo del candidato que incluya un viraje de 180 grados en su estrategia, como el que plantean grupos internos de manera urgente como “última oportunidad” de recomponer una estrategia que no funcionó para posicionar al abanderado priísta en las preferencias del electorado.
Dicho de otro modo, ¿será este el “manotazo” que muchos esperan o seguirá la tibieza y las medias tintas que le cuestionan a Meade y que también ha sido parte —junto con el desgaste priísta y la impopularidad de Peña Nieto— de su incapacidad para remontar el tercer lugar en las encuestas? Y la pregunta más importante: ¿les alcanzará el tiempo para enderezar el rumbo y evitar el hundimiento total del barco priísta que en su naufragio no sólo se lleva la candidatura presidencial sino un histórico y penoso retroceso en las gubernaturas estatales y una caída inédita en sus posiciones en el Congreso? Veremos qué tan fuerte azota la mesa el candidato Meade.
Fuente.-Salvador Garcia Soto/
(imagen/web)
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