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viernes, 7 de julio de 2017

ENRIQUE RIVAS,"CHICO MADERO" ALCALDE PANISTA de NUEVO LAREDO...le salio lo fino.



“Y por qué sólo ellos, por qué yo no me iba a enriquecer, ¿enriquecer? Si ese es mi nombre”, se dijo asimismo.

Ahora con más cabellos en la mollera, gracias a un médico que sabe atacar la vanidad del acomplejado cliente, ¡perdón! quisimos decir, un doctor que llega justo al obtuso cerebro del paciente de muy baja autoestima, el susodicho se rasca la cabeza, esa testa de a un dólar por cada uno de las decenas de millares de nuevos folículos pilosos.

Busca refrescarse el cerebro, pensando cómo hacer más dinero, siente que le vuela el tiempo -y el nuevo cabello-, cada que observa su reloj Cartier de 15 mil dólares que lleva en la muñeca siniestra -como él- y es que no le alcanza el día para hacer más billetes, para pensar en nuevas movidas.

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Y es que no siempre va a estar ahí, en ese privilegiado puesto.

Igual, se le hace tarde para planear su nuevo viaje, para así no caer en ese porcentaje de dos vuelos por semana, ¡cómo mínimo!

El hombre viste casual, si es que “casual” se le puede llamar a alguien enfundado en unos jeans azules, Phantom de True Religion (357 dólares) y una camisa blanca, de diseñador italiano.

De gran éxito, se considera el hombre de Los Encinos, ese gris politiquillo que ahora se convirtió en Chico Madero.

NOTA RELACIONADA:

Observa el panorama, parado como Dios, dividiendo la ciudad en dos, como a dos aguas, así él parte al pueblo, con los pies -cubiertos de piel de Louis Vuitton- bien plantados entre la Reforma y la Guerrero, justo en el centro de la Plaza Las Antorchas, ahí donde atravesaba la calle Baja California, misma que él ordenó cerrar, así, nada más ¡por sus pistolas!

Otra señal inequívoca de alguien que no está nada bien de sus facultades, ni de sus intenciones, mucho menos de sus acciones.

En el sitio, se observan a algunas decenas de acarreados al evento cultural, deliberadamente ahí escenificado.

Es gente ajena al lugar, misma que no sabe ni a dónde dirigirse, los choferes tampoco atinan dónde estacionar los vehículos en que los transportaron, porque simplemente a esa plazuela de seis millones de pesos, no le pusieron cajones de aparcaderos.

“La Plaza Las Antorchas no es un fracaso -¿más?- así tenga que organizar tardeadas culturales cada domingo, esa obra no se verá como algo ninguneado por el pueblo”, se autojura el atrofiado.

¡TÓMALA PEPE SUÁREZ!

Claro que él no iba a ser menos que su mentor Pepe Suárez, hoy le demostrará a su amigo con quien gobierna hombro a hombro, quién es más ¡ingón! ¡Sí señor!, que aquel se muera de envidia.

Luego, el tipo de marras, llega a su mansión, lógicamente que antes ha pasado por las residencias de sus colegas antecesores, para compararlas con la suya.

En ganancias, también ya dejó atrás a su ponedor, a ese quien le puso en el trono, mismo al que traicionó en tan sólo cinco minutos, tan luego de apoltronar las posaderas en el segundo piso del palacio.

¿Palacio Municipal? Por cierto, hay que remodelarlo urgentemente -tal y como lo hicieron todos los otros-, para así ganarse otra buena suma con esa otra obra.

“Miren que Ramón no estaba tan errado en invertir en Estados Unidos, pero fuera de Texas, ¿que tal en bienes raíces en Louisiana o Alabama?, hay que pensarlo, podríamos hacer algo al respecto o… ¿quizá sería mejor meter el dinero en las Islas Caimán, ya ven a Tomás y a Eugenio, cómo los fregaron por andar dejando todo lo ganado, aquí cerca en Austin, San Antonio, y aquí cerquita?

Y todavía se detiene a pensar que Forbes es injusto, pues le debería incluir en su lista, aunque sea en una muy regional, ya que de vestir jeans de Flea Market Bordertown (La “pulga” 359) y chamarras de Goodwill, hoy no baja de Nordstrom en La Cantera de San Antonio, o en Gallería de Houston y en Domain en Austin.

Adiós a Ross, a T.J. Maxx y a Stein Mart, no más garras de ahí.

“Y si se me acaba el gobierno, pues me mando a hacer otra camioneta ‘dura’, aunque pensándola bien, ¿para qué suburbanas blindadas, si viviendo en Laredo, Texas, como lo tenemos pensado, ni las niñas, ni nosotros tendríamos que movernos en un mueble de esos?”.

Señores este es el Nuevo Laredo que tenemos.

fuente.-El Mañana de Nuevo Laredo/Mauricio Belloc/

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