Cuando regresaban de la Isla del Padre, al sur de Texas, tres jóvenes regiomontanos, de entre 23 y 28 años, fueron abordados por dos comandos en la autopista de Reynosa a Monterrey, en la parte de Tamaulipas, el pasado martes 25 de julio.
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Creían que no volverían a ver a sus familias, pues fueron víctimas de un secuestro exprés en el vecino estado, precisamente después del evento que encabezaron los gobernadores de Nuevo León y Tamaulipas, Jaime Rodríguez Calderón y Francisco García Cabeza de Vaca, respectivamente.
“Veníamos de la Isla del Padre, el conductor, yo de copiloto y atrás nuestro compañero, cuando advertimos que dos camionetas nos siguieron, una se emparejó del lado izquierdo y la otra atrás”, dijeron.
Lo primero que pensé fue “ya nos llevó la chingada”, pues el copiloto de la camioneta que nos rebasó nos hizo señas para que nos detuviéramos y con el miedo que sentíamos no nos quedaba otra que hacerles caso, relata uno de los jóvenes.
Con palabras altisonantes y un maltrato verbal, los delincuentes les exigieron que dejaran libre el asiento delantero al lado del conductor, posición que ocupó uno de los integrantes del grupo delictivo.
“Atrás se subió el otro para vigilar a las dos personas que viajábamos, mientras que al conductor le dieron instrucciones de medir la velocidad y no hacer ningún movimiento raro, porque de ser así nos iban a matar”, relata el conductor de la camioneta.
No sabe si eran cuatro o seis los delincuentes que portaban armas largas que los amenazaron, pero recuerda que gritaban mientras les hacían preguntas para conocer su condición económica.
“¿Quiénes son ustedes?, ¿de dónde son?, ¿de dónde vienen?, ¿tienen casa en la Isla o en McAllen?, ¿sus padres tienen dinero en cuentas de los bancos texanos?”, fueron algunas de las preguntas que nos hicieron.
Pero el interrogatorio a bordo de la camioneta no se quedó en eso, pues además pensaron que los tres regiomontanos pertenecían a una célula delictiva.TE RECOMENDAMOS:
“¡A ver, cabrón, tú que conduces la camioneta, dime, ¿a qué cártel pertenecen?, ¿con quién están vinculados?, dímelo o te lleva tu chingada madre”.
El joven recuerda que su respuesta inmediata fue que no eran delincuentes, que en Monterrey eran estudiantes de una institución privada y que harían lo que fuera para demostrarlo.
“Nos trajeron plagiados dos horas aproximadamente, que nos parecieron eternas, y no, comprobaron que no estábamos identificados con ningún grupo delincuencial, de manera que nos dejaron libres, a cambio de nada, creíamos que nos iban a quitar la camioneta, pero no fue así”, concluyó uno de los que fueron víctimas.
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