El uso de granadas de fragmentación se ha propagado prácticamente por todo el país. Su alta disponibilidad y su fácil utilización han convertido a esta arma en una de las favoritas de los grupos de la delincuencia organizada.
En este sexenio, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha asegurado este tipo de granadas en 29 entidades, entre éstas Campeche y Yucatán, estados que, en las últimas décadas, han registrado los más bajos índices delictivos.
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De acuerdo con un documento de la Sedena, obtenido vía transparencia por MILENIO, los elementos castrenses aseguraron mil 69 granadas de fragmentación en diversos operativos o enfrentamientos con grupos delincuenciales, efectuados principalmente en Michoacán, Tamaulipas y Jalisco, de enero de 2019 a septiembre de 2023.
Las autoridades han decomisado estos artefactos en todo tipo de zonas, desde Uruapan, Michoacán, plaza disputada entre el cártel Jalisco Nueva Generación y Cárteles Unidos, hasta la colonia Lomas de Chapultepec –una de las más exclusivas del país en la Ciudad de México-, o bien en una escuela secundaria de la colonia Colinas de San Mateo, Estado de México.
Consultado por MILENIO sobre el tema, David Saucedo, especialista en seguridad pública, explicó que el incremento del uso de las granadas de fragmentación en México se debe principalmente a tres aspectos: disponibilidad, costo y manejo fácil.
“Lamentablemente las granadas son quizá una de las armas más comunes que utilizan los grupos del crimen organizado, sobre todo por la disponibilidad muy amplia que hay en el mercado negro, por un lado, y por el otro, debido al bajo costo que tienen este tipo de artefactos. Por otro lado, también es muy sencillo su uso, es fácilmente manipulable, se puede capacitar con rapidez a los sicarios para que puedan hacer uso de este tipo de armas.
“El precio es muy variable, pero una granada de fragmentación incluso se puede encontrar en el mercado negro en 400, 500 pesos, es decir, es un arma que se puede obtener rápidamente de bajo costo, que se puede utilizar con rapidez”, resaltó.
El especialista detalló que los cárteles o grupos delincuenciales mexicanos consiguen estas granadas principalmente por dos vías; la primera, en el mercado negro de Estados Unidos, donde son vendidas tras ser fabricadas en países europeos.
La segunda, de corporaciones policiales locales, las cuales –desde hace más de 13 años- adquieren de forma legal estas granadas fabricadas por la Secretaría de la Defensa Nacional, pero posteriormente las venden de forma ilegal a grupos delictivos.
“Gran parte de los arsenales de armas de las secretarías de seguridad pública estatales y municipales, al final un porcentaje de estas armas llegan al crimen organizado, debido a la penetración que tienen los carteles en las policías estatales y municipales”, apuntó.
Las granadas de fragmentación tienen la función de esparcir metralla al explotar. Su cuerpo puede estar hecho de metal o plástico duro y relleno de proyectiles. El radio de muerte es de cinco metros y el de afectación de hasta 20 metros.
“Lo que hacen es generar bajas, provocar la muerte de personas que están en el radio de acción de la granada de fragmentación. Se lanzan evidentemente contra concentraciones de fuerzas de seguridad pública, contra elementos policíacos, también contra sicarios de grupos rivales y lo que buscan es justamente provocar su muerte.
“Las granadas de fragmentación tienen una característica, suelen estar forradas de algún tipo de metal que, al estallar la granada, lo que hace es generar esquirlas que salen disparadas a gran velocidad, casi como navajas y también con municiones a su interior, como pequeñas balas que salen en todas direcciones”, explicó David Saucedo.
Michoacán, donde se registra un enfrentamiento frontal entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y Cárteles Unidos, es la entidad en la que más granadas de fragmentación se han asegurado en el sexenio, con 174, según el documento de la Sedena.
De acuerdo con el registro, en el 2019 se decomisaron 42; en el 2020 fueron 43; para el 2021, sumaron 13, mientras que, en 2022, se cuantificaron 43, y en lo que va del 2023, un total de 33 granadas.
Le sigue Tamaulipas –con presencia permanente del Cártel del Golfo-, donde se han asegurado 159 armas de este tipo en el sexenio. En 2023, elementos militares aseguraron 76 granadas en esa entidad, mientras que, en 2020 notificaron al Ministerio Público de 28 granadas; en 2021 sumaron 26, y los años con menos incidencia fueron 2022, con 15 y 2019 con 14.
También Jalisco reporta altos índices de aseguramiento de granadas de fragmentación. En el estado donde opera el cártel más poderoso de México, las autoridades militares aseguraron de 2019 a 2023, un total de 139 artefactos explosivos.
En la entidad donde nació el CJNG, efectivos castrenses detectaron 62 granadas en el 2022, 36 en el 2019, 14 en los primeros nueve meses de 2023, mientras que, en 2019, sumaron 36, en 2020 un total de 12 y en 2021 fueron ocho.
En el cuarto sitio se ubicó Zacatecas con 76 aseguramientos. Se trata de otro estado con altos índices de criminalidad, en medio de una disputa por el control del territorio entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, éste último mediante el brazo armado Los Flechas del Mayo Zambada.
Le siguió Chihuahua, con 72, Estado de México con 67, Sonora con 60, Sinaloa con 43. El resto de la cifra la comprenden entidades como Colima con 16 granadas; Ciudad de México, con 12; Baja California, con 10, Nuevo León con 12 y Aguascalientes con cinco.
Los únicos estados en los que no se han registrado aseguramientos de granadas de fragmentación por parte de la Sedena en este sexenio son: Baja California Sur, Coahuila y Querétaro.
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