La última huida de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, fue a través de una cloaca. Casi seis meses después de escapar de la cárcel de alta seguridad de El Altiplano a través de un túnel de 1.500 metros; de jugar al gato y el ratón por la sierra mientras la justicia le pisaba los talones, el capo del Cartel de Sinaloa tuvo un momento de flaqueza. Quería ir a Los Mochis. Su jefe de seguridad, Jorge Iván Gastélum, alias El Cholo Iván, se opuso a la idea. Después de dejar en ridículo al Gobierno mexicano con sus fugas, era preferible que el narco mantuviera un perfil bajo y evitara las ciudades. Pero El Chapo no atendió a razones.
Cuando ese enero de 2016 el operativo de la Marina cercó la casa en la que se escondían, él y El Cholo se arrastraron por un kilómetro y medio de alcantarillas, “entre el estiércol y la podredumbre”, narra Miguel Ángel Vega, experto en el Cartel de Sinaloa.
Un retén de la policía federal de caminos les interceptó en un coche robado y los dos hombres fueron llevados al Hotel Doux, donde la Marina se hizo con el control de la situación. “Fue una persecución de película. Cuando dos patrullas bloquearon la carretera, El Chapo trató de sobornarlos, pero los agentes no cedieron. Yo creo que la policía federal nunca supo que eran El Chapo y el Cholo”, continúa Vega, uno de los periodistas con más acceso al Cartel de Sinaloa.
Existe una fotografía de la detención en la que se ve a El Chapo con gesto pensativo, con la cabeza reclinada en el asiento trasero de un coche, presumiblemente de policía, la mano izquierda posada sobre el mentón. Lleva puesta una camisa de tirantes con el rastro de suciedad que ha dejado en él el intento de huida. A su lado, con la mirada clavada en el suelo, gesto vencido y una cicatriz en el hombro izquierdo, está El Cholo Iván. Guzmán Loera fue extraditado a Estados Unidos en 2017. Este fin de semana, Gastélum ha seguido sus pasos, según confirmó este domingo la Fiscalía General de la República (FGR) en un comunicado.
El Cholo Iván, “acusado de pertenecer a una organización criminal y uno de los jefes de plaza de Sinaloa; responsable del tráfico de diversas cantidades de droga a los Estados Unidos de América”, de acuerdo con el Ministerio Público, será juzgado por la Corte Federal del Distrito de Columbia, en Nueva York, por “delitos de asociación delictuosa, contra la salud y usar, blandir y descargar un arma de fuego”. “El Cholo Iván, después de El Chapo, creo que era la pieza más importante que el Gobierno de Estados Unidos quería agarrar. Es quizá la última pieza en el tablero de ajedrez que El Chapo manejaba. Él era el coordinador de seguridad personal de cada movimiento de El Chapo, estaba con él todo el tiempo, a donde quiera que iba, le conocía todo. Por eso tenían los ojos bien puestos en él”, explica Vega.
Después de la detención junto a El Chapo en enero de 2016, El Cholo Iván fue a prisión. La Secretaría de Relaciones Exteriores concedió su extradición para ser procesado en diciembre de 2020, pero Gastélum había conseguido aguantar en México hasta ahora a base de amparos legales. La Fiscalía de Columbia, la misma que ha reclamado al narco, quiere juzgar también a Ovidio Guzmán, uno de los hijos de El Chapo, detenido el pasado enero.
Ovidio Guzmán era, junto a sus hermanos Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, cabecilla de Los Chapitos, una de las facciones del Cartel de Sinaloa que se formó tras el arresto de El Chapo. “El Cholo era una pieza fundamental, es posible que su extradición tenga que ver con que sea el preámbulo para que eventualmente pueda declarar contra Ovidio, que estén preparando un juicio contra él y quieran todos los elementos necesarios”, argumenta Vega.
“Gracias a la FGR por la entrega del acusado requerido por la Corte Federal de Distrito para el Distrito de Columbia por diversos crímenes relacionados al tráfico de drogas y delitos de uso de armas. Estamos comprometidos con nuestra seguridad compartida”, señaló en Twitter la embajada estadounidense en México. Vega, sin embargo, relativiza el valor de la captura: “Hay que recordar que El Cholo Iván fue arrestado en 2016. Su extradición ya no tiene ningún peso dentro de la estructura [del Cartel], los reacomodos se dieron hace muchos años. Es algo que ya es historia, se tardaron los Estados Unidos en extraditar”.
Elementos de la FGR escoltan a Jorge Iván Gastélum para extraditarle, este domingo.
“El Cholo se volvió una leyenda”
El Cholo Iván era un tipo violento, inteligente y estratega. Entró a formar parte del Cartel de Sinaloa en torno a 2008, cuando la guerra contra el narco desatada por el expresidente Felipe Calderón empezaba a acumular muertos por todo el país. Gastélum comenzó como pistolero y fue ascendiendo peldaños en la organización criminal. Antes de 2016, la policía ya había intentado atraparlo en varias ocasiones. Durante un operativo en 2012 llegaron a matar a su pareja, la modelo Susana Flores. Él logró escapar.
Para cuando fue detenido, ya era jefe de plaza en Guamúchil, un pueblo al norte de Culiacán que El Chapo utilizaba como atalaya para vigilar que ningún otro cartel penetrara en su territorio. “Estaban en una guerra constante con otros grupos criminales, se volvió una leyenda El Cholo: es inteligente, determinado y no tenía miedo, cuando había enfrentamiento iba al frente”, relata Vega. “Tenía mucha gente a su servicio, unas 200 o 300 personas. Cuando se movían en la sierra eran como un Ejército, El Cholo era muy bueno para coordinar, casi casi tenía estrategias militares”. El Gobierno mexicano le colocó en su lista de 122 objetivos prioritarios que capturar.
En un video difundido este domingo por la Fiscalía, se ve al acusado con la cara pixelada y un traje carcelario de color crema. Camina por un corredor, custodiado por al menos cinco agentes armados que lo suben a una camioneta blanca con el emblema de la Interpol. “La entrega del fugitivo se realizó en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México a los agentes estadounidenses designados para su traslado a ese país”, aseguró el Ministerio Público. Al igual que el de El Chapo o el exsecretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, Genaro García Luna —declarado culpable por un jurado en Brooklyn, pero pendiente de la sentencia del juez—, ahora el futuro del sicario sinaloense se encuentra en las manos de un tribunal neoyorquino.
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