El 20 de marzo, la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas publicó su Reporte de la Felicidad Mundial anual, que califica el bienestar en países de todo el mundo. Por sexto año consecutivo, Finlandia ocupó el primer lugar.
Pero los finlandeses dicen que la clasificación apunta a una realidad más compleja.
"Yo no diría que nos considero muy felices", dijo Nina Hansen, de 58 años, profesora de inglés en una preparatoria de Kokkola, una ciudad mediana en la costa oeste de Finlandia. "Sospecho un poco de esa palabra, la verdad".
Hansen fue una de más de una docena de finlandeses con los que habló The Times sobre lo que, presuntamente, hace a Finlandia tan feliz.
Mientras que la gente elogió la sólida red de seguridad social de Finlandia y habló con entusiasmo de los beneficios psicológicos de la naturaleza y las alegrías de los deportes o la música, también habló de culpa, ansiedad y soledad. Era más probable que caracterizaran a los finlandeses como "bastante melancólicos", "un poco malhumorados" o no propensos a sonreír innecesariamente.
Muchos también compartieron preocupaciones sobre las amenazas a su forma de vida, incluyendo los avances de un partido de extrema derecha en las elecciones del fin de semana pasado, la guerra en Ucrania y las tensiones con Rusia.
Resulta que incluso las personas más felices del mundo no son tan felices. Pero son como que más satisfechos.
Los finlandeses derivan satisfacción de llevar vidas sostenibles y perciben el éxito financiero como la capacidad de satisfacer las necesidades básicas, explicó Arto O. Salonen, profesor de la Universidad del Este de Finlandia que ha investigado el bienestar. "Cuando sabes lo que es suficiente, eres feliz", escribió vía correo electrónico.
Agradecidos por red de seguridad
"'Felicidad', a veces es una palabra ligera y se usa como si fuera sólo una sonrisa en la cara", dijo Teemu Kiiski, director ejecutivo del Danish Design Shop. "Pero creo que esta felicidad nórdica es algo más fundamental".
La alta calidad de vida en Finlandia tiene sus raíces en el sistema de asistencia social, dijo Kiiski, de 47 años, que vive en Turku. "Hace que las personas se sientan seguras y protegidas, que no queden fuera de la sociedad".
El financiamiento público para la educación y las artes, incluyendo las becas para artistas, brinda a personas como su esposa, Hertta, de 49 años, artista de medios mixtos, la libertad de seguir sus pasiones creativas.
Luchan para ser escuchados
Como una persona negra en Finlandia -que es más de 90 por ciento blanca- Jani Toivola, de 45 años, pasó gran parte de su vida sintiéndose aislado. "Creo con demasiada frecuencia que todavía sientes, como hombre gay negro en Finlandia, que eres la única persona en la habitación", dijo Toivola.
En el 2011, se convirtió en el primer miembro negro del Parlamento de Finlandia, donde ayudó a liderar la lucha por la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
Después de dos periodos, Toivola dejó la política para dedicarse a la actuación, el baile y la escritura. Vive en Helsinki con su esposo y su hija y continúa abogando por los derechos LGBTQ. "Como hombre gay, sigo pensando que es un milagro que pueda ver crecer a mi hija", dijo.
Criados para estar contentos
La creencia popular de que es más fácil ser feliz en un país donde el Gobierno garantiza una base segura también puede crear presión para estar a la altura de la reputación nacional.
"Somos muy privilegiados y conocemos nuestros privilegios, así que también tenemos miedo de decir que estamos descontentos con cualquier cosa, porque sabemos que lo tenemos mucho mejor que otras personas", dijo Clara Paasimaki, de 19 años, una de las alumnas de Hansen.
El estilo de vida finlandés se resume en "sisu". La palabra se traduce aproximadamente como "determinación sombría ante las dificultades".
Extrañando alegría exuberante
Desde que emigró de Zimbabue en 1992, Julia Wilson-Hangasmaa, de 59 años, aprecia la libertad que Finlandia brinda a las personas para perseguir sus sueños sin preocuparse por satisfacer las necesidades básicas. Maestra jubilada, ahora opera su propia agencia de contratación y consultoría en Vaaksy, un pueblo al noreste de Helsinki.
Pero también ha observado el aumento del sentimiento antiinmigración y se preocupa por la sostenibilidad de la alta calidad de vida. "Si tenemos actitudes de 'Finlandia es para los finlandeses', ¿quién nos cuidará cuando seamos mayores?". dijo, refiriéndose a un eslogan común de la derecha.
Cuando regresa a su país de origen, le impacta la "buena energía" que proviene no de la satisfacción de sisu sino de una alegría exuberante.
"Lo que más extraño, me doy cuenta cuando entro a Zimbabue, son las sonrisas", dijo, entre "esas personas que no tienen mucho, en comparación con los estándares occidentales, pero que son ricas en espíritu".
Derecho a la naturaleza
Muchos de los entrevistados por The Times citaron la abundancia de la naturaleza como crucial para la felicidad: casi el 75 por ciento de Finlandia está cubierta por bosques, y todos están abiertos a todos gracias a una ley que da derecho a las personas a circular libremente por cualquier área natural, en terrenos públicos o privados.
"Disfruto de la paz y el movimiento en la naturaleza", dijo Helina Marjamaa, de 66 años, ex atleta de pista que representó al País en los Juegos Olímpicos de 1980 y 1984. "Ahí es donde saco fuerzas. Los pájaros cantan, la nieve se derrite y la naturaleza cobra vida. Es increíblemente hermoso"."
Temores del calentamiento
Los tesoros naturales de Finlandia, aproximadamente un tercio de los cuales se encuentran sobre el Círculo Polar Ártico, son particularmente vulnerables al cambio climático. Tuomas Rounakari, de 46 años, un compositor, está preocupado por la creciente popularidad de grupos como el Partido Finns de extrema derecha y las políticas anticlima que han defendido.
"Me preocupa este nivel de ignorancia que tenemos hacia nuestro propio entorno", dijo.
Oportunidades de badminton
Las razones del optimismo pueden ser personales. Para la familia Hukari, ese motivo es el badminton.
Unas instalaciones deportivas en la comunidad rural de Toholampi han permitido que Henna, de 16 años, y Niklas, de 13, compitan a nivel europeo, exponiéndolos a nuevos lugares y jugadores de todo el continente. El juego les ha brindado a los adolescentes un pasatiempo gratificante en un área remota, y a sus padres, Lasse y Marika, optimismo sobre el futuro de sus hijos. Hukari padre, de 49 años, espera que, con el tiempo, los niños lleguen a aprovechar plenamente las oportunidades que han obtenido del badminton. "Ahorita quizás no entiendan lo que tienen, pero cuando tengan mi edad, entonces sé que lo entenderán", dijo.
Trabajo y perseverancia
Nacida 17 años después de que Finlandia se independizara de Rusia, Eeva Valtonen ha visto a su tierra natal transformarse: desde la devastación de la Segunda Guerra Mundial hasta años de reconstrucción hasta convertirse en un país ejemplar para el mundo.
Su nieta Ruut Eerikainen, de 29 años, se sorprendió al ver a Finlandia clasificada como la nación más feliz. "Para ser honesta, los finlandeses no parecen tan felices", dijo. "Está muy oscuro afuera, y podemos ser bastante sombríos".
Quizás no sea que los finlandeses sean mucho más felices que los demás. Quizás sea que sus expectativas de satisfacción son más razonables, y si no se cumplen, en el espíritu de sisu, perseveran.
"No nos quejamos", dijo Eerikainen. "Simplemente hacemos".
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