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viernes, 5 de agosto de 2022

LAS "CORTES GRINGAS lo ESPERAN": CARO QUINTERO "NO ESCAPARA y PRONTO VA MASCAR BARROTE en CARCEL de ALTA SEGURIDAD en EE.UU"...cuestion de esperar y paciencia hay mucha.


Rafael Caro Quintero enfrenta procesos judiciales en al menos cuatro Cortes de Distrito, en Estados Unidos, aunque donde lo quieren con “todo el peso de la ley”, es en la corte del Distrito Central de California, donde tiene cargos por el homicidio del agente de la DEA Enrique Kiki Camarena Salazar.

De acuerdo al expediente número 87-cr-00422, presentado en 1987 y donde además se acusa a Ernesto Fonseca Carrillo, Miguel Ángel Félix Gallardo, Inés Calderón Quintero, Javier Barba Hernández, Humberto Álvarez Machaín, entre otros, Rafael Caro Quintero habría sido el cerebro para matar al agente encubierto de la DEA, Kiki Camarena, junto al piloto Alfredo Zavala Avelar, por haberles detectado un rancho en Búfalo, Chihuahua y miles de hectáreas en Zacatecas, donde el Cártel de Guadalajara tenía millones de dólares invertidos en mariguana.

La acusación es contundente, pues expone cómo los acusados habrían descubierto una operación encubierta que realizaban agentes de la DEA pero que era dirigida por Camarena Salazar entre 1984 y principios de 1985, que tras “reventarles” los ranchos con miles de hectáreas de hierba, decidieron dar un escarmiento a los agentes estadounidenses.

Según explica el documento, el Cártel de Guadalajara instaló punteros afuera de la embajada de Estados Unidos, en Guadalajara, para ubicar a los agentes que entraban y salían del edificio, pues entonces ya sabían que Kiki Camarena, quien se había hecho pasar como un comprador de mariguana que quería negociar con los líderes del cártel, en realidad era un agente encubierto.

Como no terminaban de ubicar a Camarena, los punteros se enfocaron en un ciudadano estadounidense identificado como John Walker, quien recién se había mudado de Minneapolis a Guadalajara para reducir su costo de vida y tener tiempo para escribir una novela. Como los punteros lo veían que entraba y salía de la embajada, sospecharon que era otro de los agentes encubiertos, y entonces lo levantaron para llevarlo a un lugar a las orillas de la ciudad, donde lo torturaron para que dijera quien realmente era Kiki Camarena.

Como Walker no sabía nada, lo siguieron torturando hasta que lo mataron. Para entonces no habían podido ubicar a Kiki Camarena, hasta que el 7 de febrero de 1985, fueron ubicados cerca del aeropuerto de la ciudad, y entonces se fueron tras ellos, no para ejecutarlos, sino para levantarlos y preguntarles quiénes estaban detrás de todo lo que les habían incautado.

El expediente, al cual Ríodoce tuvo acceso, señala como Camarena Salazar y el piloto que lo acompañaba, Zavala Avelar, fueron llevados a la casa de Javier Barba Hernández, localizada en la calle Lope de Vega 881, en Guadalajara, donde Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo lo esperaban.

Ahí habrían sido interrogados y torturados durante dos días seguidos, hasta que los mataron. Según se explica en documentos del USDOJ, los narcotraficantes tenían a un doctor en el lugar identificado como Humberto Álvarez Machaín, para que atendiera a Camarena y a Zavala Avelar para que no se desmayaran y así seguirlos torturando.

Para entonces, el resto de los agentes de la DEA buscaban por todo Guadalajara a Camarena Salazar y a su piloto, hasta que uno de los informantes que tenían les dijo que Caro Quintero y Neto Fonseca habían matado al agente encubierto de la DEA, y lo habían enterrado en un rancho, en Zamora, Michoacán.

La noticia enfureció al resto del equipo de la DEA, quien moviendo todo su aparato de inteligencia ubicó finalmente a Caro Quintero, y el 4 de abril lo arrestó en San José, Costa Rica. Tres días después, el 7 de abril de 1985, don Neto Fonseca fue detenido en Puerto Vallarta.

Javier Barba Hernández, otro de los narcotraficantes acusados junto con Caro Quintero, fue muerto a tiros durante un enfrentamiento que sostuvo con el ejército mexicano, donde se dice, estuvieron agentes de la DEA involucrados.

Inés Calderón Quintero, otro de los acusados en la muerte de Kiki Camarena, fue asesinado a balazos en la colonia Las Quintas el 26 de marzo de 1988, en un operativo donde también se cree, estuvieron agentes de la DEA.

A diferencia del resto de los acusados, Calderón Quintero no participó en la muerte de Kiki Camarena, según se lee en el expediente, pero habría ayudado a Rafael Caro Quintero cuando huía de las autoridades, incluso le ayudó a esconderse en Costa Rica antes de su arresto, y hasta asesoró sobre lo qué debía de hacer, “aún cuando sabía perfectamente que el acusado había secuestrado, torturado y asesinado al agente de la DEA”.

A Félix Gallardo, en tanto, la DEA tardó un año más en ubicar, aunque al final pudieron encontrarlo y arrestarlo en Guadalajara, Jalisco, el 8 de abril de 1989. Aún sigue en prisión, cuando su familia tiene años solicitando una reducción de su condena.

Quizá el caso más controversial fue el del doctor Álvarez Machaín, quien en realidad era ginecólogo en Guadalajara, y a quien la DEA no encontró recursos legales para arrestarlo, pero tenía testimonios de narcotraficantes que colaboraban con ellos, que afirmaban que él sí había participado en la muerte del agente estadounidense, por lo que un grupo especial de la DEA lo secuestró el 2 de abril de 1990 en Guadalajara y fue llevado en un avión privado, a Texas, donde legalmente fue arrestado por los mismos agentes que lo secuestraron, y se lo llevaron detenido por su aparente participación en el asesinato de Camarena Salazar.

El único que estaba libre era Caro Quintero. Hasta que el 15 de julio pasado, la Marina lo arrestó.

Ahora el capo enfrenta cargos por homicidio doloso en primer grado de un agente estadounidense, además de cargos por tráfico de droga en al menos tres cortes federales, por lo que se cree, pasará el resto de su vida en una prisión estadounidense.

Por el momento el capo sinaloense detenido en Choix, logró un amparo que impide por el momento su extradición.

***Artículo publicado el 31 de julio de 2021 en la edición impresa 1018 del semanario Ríodoce.


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