Tras la detención de la esposa de “El Mencho”, autoridades federales enfocan la mira para detener al líder del Cártel Jalisco Nueva Generación. También iban por la hija, Jessica Johanna, considerada el cerebro del marketing de la organización criminal. La capacitación de ex kaibiles guatemaltecos y paramilitares colombianos al CJNG, no es nueva. La expansión del grupo criminal a través de “Los Cuinis” ha llegado a España, Rusia, Italia y Alemania
La detención de Rosalinda González Valencia “La Jefa”, esposa (o ex esposa) del presunto narcotraficante Rubén Oseguera Cervantes alias Nemesio Oseguera Ramos “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), no fue violenta, pero trajo días antes y después, una revolución sangrienta y mediática.
El video captado y difundido el sábado 26 de mayo, tras la captura de la mujer de origen michoacano, mostró la tranquilidad con la que se manejaba y la forma en la que fue informada de la orden de aprehensión que había en su contra. Cero violencia, ninguna violación de los derechos fundamentales de la detenida, excepto la propia videograbación.
Rosalinda acababa de ser notificada el 21 de mayo, en el juicio de amparo 286/2018, por el Juez Tercero de Distrito de Amparo en Materia Penal en la Ciudad de México, que 18 juzgadores de Distrito de Procesos Penales del sistema mixto tradicional y seis del Nuevo Sistema de Justicia en la Ciudad de México; así como nueve jueces de distrito especializados en Puente Grande y dos del Nuevo Sistema en Jalisco, habían negado la existencia de una orden de captura.
También los titulares de la Policía Federal Ministerial y de la Comisaría General de la Policía Federal, negaron tener algún mandamiento judicial para cumplimentar contra la señora González Valencia.
El resultado del “acto que reclama, no existe”, recibido durante los últimos tres años en por lo menos, media docena de demandas de amparo, lo que pudo llevar a la mujer a confiarse antes de promover un nuevo juicio de garantías. Un juez federal dictó la orden de aprehensión el 23 de mayo.
Versiones de que policías estatales de Jalisco fueron requeridos por el CJNG para que impidieran la captura de la imputada a manos de la Secretaría de Marina, no han encontrado sustento en pruebas, por ahora. El gobernador Aristóteles Sandoval Díaz aseguró que hubo presencia policial en la zona porque a través del número de emergencias 911, se reportó la privación de la libertad de una mujer, pero no se intentó obstaculizar el arresto.
La detenida fue puesta a disposición del juez que reclamó su aprehensión dentro del Centro Federal de Readaptación Social Número 16, en Coatlán del Río, Morelos, donde la imputada, por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, reclamó en una demanda de amparo, que estaba incomunicada. Un juez federal le concedió la suspensión del acto reclamado para que pudiese entrevistarse con abogados y familiares.
Por cierto, la hija de Rosalinda y “El Mencho”, Jessica Johanna Oseguera González, también pretendía ser capturada por los marinos en el municipio de Zapopan, sin embargo, la joven no iba en esos momentos con su madre. Johanna es considerada el “cerebro del marketing” de la organización; es hermana de Rubén Oseguera González “El Menchito”, actualmente recluido en el penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco.
ESTRATEGIA MILITAR
Aristóteles Sandoval confirmó que entre los miembros del CJNG, hay sudamericanos y centroamericanos con entrenamiento militar y paramilitar. Por lo menos, desde cinco años antes, las instancias de inteligencia lo documentaron. En ese tiempo se han descubierto campamentos en los que se entrenaba con estrategia militar a sicarios y otros elementos del grupo criminal.
“Gente que ha tenido práctica y sobre todo adiestramiento en el tema de guerrilla e inclusive militar, son los que han venido contratando para capacitar a su gente; en las detenciones que hemos hecho y sobre todo los lugares que hemos intervenido, en los campamentos donde entrenan a esta gente, hemos encontrado por supuesto antecedentes de gente que viene de Colombia”, expresó el mandatario.
Lo expresado por Aristóteles no sorprende, pues luego del derribo del helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana, el 1 de mayo de 2015, en Jalisco, The Wall Street Journal lo advirtió. También se había dado muestra de ello en la emboscada a 15 elementos de la Fuerza Única, en el municipio de San Sebastián del Oeste. Los integrantes del CJNG recibieron entrenamiento militar de ex kaibiles, paramilitares colombianos y un marine estadounidense.
Tan solo en 2017, autoridades estatales desmantelaron cuatro campamentos en los municipios de Tala y Teuchitlán. Dicha célula del cártel, que reclutaba con engaños a nuevos sicarios obligándolos a incorporarse a las filas de la organización bajo amenaza de muerte para ellos y sus familias, fue catalogada como la más sanguinaria. En los poblados de Navajas y Ahuisculco, en Tala, fueron rescatadas cuatro personas reportadas como desaparecidas y otras cuatro que tenían un mes en cautiverio.
El engaño consistía en que los nuevos miembros del CJNG creían haber encontrado trabajo -a través de redes sociales- como encuestadores, escoltas, elementos de seguridad privada o policías. Avisaban a sus familiares que se trasladarían a Tala para ver lo del empleo y ya no los volvían a ver. Un hombre de nacionalidad hondureña intentó hacerse pasar por “secuestrado”, pero fue detenido al descubrirse que era uno de los capacitadores.
En los campamentos había artículos para el adiestramiento en el uso de armas y táctica de combate y defensa. Se estimó entonces que la célula de capacitación fue la que actuó en la emboscada y asesinato de cuatro militares en mayo de 2014, en Huachinango, Jalisco, que pretendían frenar las actividades de los huachicoleros que operan para el CJNG.
Por esos mismos días, un informe del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) aseguró que el grupo criminal encabezado por “El Mencho”, utilizaba explosivos como los que usaron las FARC en Colombia. Según el CISEN, el cártel jalisciense fabricó una bomba conocida como “papa”, de elaboración casera, inestable y mortífera. El reporte oficial refirió que los cárteles mexicanos, además de droga y armas, obtienen de organizaciones internacionales, estrategias para su desarrollo.
EXPANSIÓN
El avance territorial del cártel no se limita a 22 entidades federativas, también ha crecido a nivel internacional, de acuerdo a datos que obran en informes de dependencias del Gabinete de Seguridad y en carpetas de investigación en el fuero común y en el ámbito federal.
La eficacia en los tratos, la adquisición de droga, precursores químicos, trasiego, venta y distribución, se deben a las estrategias seguidas por la organización delictiva de los 16 hermanos González Valencia, “Los Cuinis”, originarios de Aguililla, en Apatzingán, Michoacán, emparentados con Rubén Oseguera González “El Mencho”, por el matrimonio que éste contrajo en 1996 con Rosalinda González Valencia.
Según reportes, el CJNG se compone de dos importantes sectores. El primero es un grupo armado que trasiega droga, alinea organizaciones rivales, cobra derecho de piso y cuenta con halcones, vendedores, sicarios y todos los elementos necesarios para que el negocio funcione operativamente. Y un segundo grupo de carácter financiero, que es el manejado por “Los Cuinis” para el financiamiento de acciones, inversiones y lavado de dinero, en el que los varones negocian al exterior del país y las mujeres se encargan de la gerencia de empresas inmobiliarias, turísticas y restauranteras.
El CJNG no se excluye de traficar con cualquier tipo de droga, tanto la que compra del exterior, como la que fabrica en sus propios laboratorios, asentados principalmente en Michoacán, Jalisco y Nayarit. La cocaína llega procedente de Colombia, Perú y Bolivia, primordialmente al Puerto de Manzanillo, Colima, dentro de latas de atún o pescados rellenos; reveló un testigo protegido hace un par de años. Otra parte de la cocaína va directa de Colombia a Europa, pero “facturada” por el cártel mexicano.
La agrupación que fundó sus cimientos en la vieja pandilla de “Los Valencia”, en Michoacán, y fue bautizada como el Cártel del Milenio tras la operación estadounidense que llevaba ese nombre en 1999, tiene gente en diversos países de Centroamérica, como Nicaragua y Panamá, a donde llegan, vía Costa Rica, los embarques enviados desde Colombia.
Para los operadores del Cártel Jalisco no es necesario que la droga llegue hasta México, pues con diversos compradores se realizan los envíos directos hacia Norteamérica y otras naciones europeas. Testigos y detenidos han señalado la presencia del corporativo criminal en la capital de Italia, España y Alemania.
Proceso aparte, representa la fabricación de las metanfetaminas, ice, cristal y otros productos sintéticos, que además del mercado interno, Estados Unidos de América y Canadá, tienen enorme demanda en Europa y Rusia.
LABORATORIOS
Para la fabricación de la droga llamada de diseño, fue necesario que en los años 90, “Los Valencia” de Michoacán y “Los Amezcua” (jaliscienses) de Colima, trajeran de otras latitudes a profesionistas de química y farmacéuticos. Hoy, para el CJNG, eso no es necesario. Las formulas son procesadas por las mismas personas que van rolando puestos en la “empresa”.
El reclutamiento se da de dos maneras: voluntaria o forzada. Es tan increíble la demanda que tiene la organización criminal que se ha tenido que privar a personas para obligarlas a trabajar para ella, como se vio en el caso de los municipios de la región Valles de Jalisco, entre ellos Tala, o bien, en Los Altos, como ocurrió en 2016, en el municipio de Lagos de Moreno. La forma voluntaria se da a través de un amigo o conocido dentro del clan.
Así entran jóvenes a vender droga o a alinear a los contras que distribuyen mercancía para otras bandas o de manera independiente. Rafael N, detenido hace un par de años, declaró sobre su inicio: “Mi amigo me dijo que si le entraba y como estaba bien acomodado con los de “La Plaza”, le dije que sí. Que tenía que alinear gente, o sea, levantar o secuestrar gente que vendía droga de los grupos contrarios y por medio de golpes y tablazos teníamos que decirles que vendieran de nuestra droga y a veces les pedían una multa”.
En otra averiguación previa, José N declaró que “al principio hacía mandados de llevar sus carros al taller y luego me dijeron que me empezara a acomodar en la venta de droga al menudeo, comenzando a buscar los lugares y personas que andaban vendiendo y ya les llegaba a decirles que tenían que comprar para acá conmigo. Cuando unos no querían, se les obligaba con calentadas y se les exhortaba que se pusieran a la orden; y así me fui metiendo hasta tener al momento seis vendedores y ellos a su vez también tenían a sus vendedores. Yo les distribuía cocaína y tachas, las que a su vez a mí me distribuían la cocaína”.
Unos pasaban primero por ser “halcones” y reportar presencia policial y militar; otros eran vendedores, sicarios, encargados de “tienditas”; unos más intermediaban con sobornos a autoridades y en el camino, unos eran adiestrados como “cocineros” para fabricar la metanfetamina, siempre y cuando no le tuvieran miedo al fuego o las explosiones.
Los michoacanos trasladaron sus laboratorios a los límites de Jalisco y Colima, también a las inmediaciones de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Ahí se fabricaban metanfetaminas como el hielo o ice. Entre los narcolaboratorios desmantelados y los puntos geográficos descritos por testigos o detenidos, se tiene que los municipios más socorridos por los narcos son Tlajomulco de Zúñiga, Pihuamo, Ciudad Guzmán, Cocula, Tonayan, Sayula y Tecalitán, donde hace un par de meses desaparecieron tres italianos.
“Tengo entendido que a la droga que vendía, la marcaban con las siglas ‘CJNG’. Esto lo hacen con la finalidad de que la autoridad identifique la droga del cártel, ya que si los policías estatales, la Municipal y Federal, ven la droga con las siglas del cártel, no se la llevan y dejan que sigan vendiendo los tiradores”, atestiguó otro detenido en diversa averiguación.
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