De visita en México, como integrante de una comisión de militares colombianos asesores quiénes sostuvieron un encuentro con el Gobierno mexicano la pasada semana, el General Rosso José Serrano fue uno de los responsables de la captura de los hermanos Rodríguez Orejuela y Pablo Escobar, los narcotraficantes más buscados en la década de los noventa.
El 27 de julio el diario colombiano “El Tiempo” publicó una nota titulada “Policía colombiana se unió a la cacería del ‘Chapo’” (http://www.eltiempo.com/politica/justicia/fuga-del-chapo-guzman-ayuda-de-policia-colombiana/16158503) donde confirmaba la asesoría de militares del mencionado país al gobierno mexicano en torno a la recaptura de “El Chapo” Guzmán: “Tres generales en retiro y seis oficiales activos de la Policía hacen parte de la comisión élite que esa institución envió a México para apoyar la cacería del capo Joaquín el ‘Chapo’ Guzmán Loera.”
El 29 del mismo mes, el diario antes mencionado le dio seguimiento con información proveniente de agencias, “Bloque de países crean grupo de búsqueda para la captura del ‘Chapo’” (http://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/bloque-de-paises-crean-grupo-de-busqueda-para-la-captura-del-chapo/16167356) donde se publicó que “Tomás Zerón de Lucio, Jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República de México se reunió el martes con los funcionarios de justicia y seguridad de países como Guatemala, Colombia y E.E. U.U.”
El General Rosso José Serrano Cadena fue el director de la Policía Nacional durante el Gobierno del Presidente Ernesto Samper, de 1994 a 2000. Hizo una reestructuración de fondo de la Policía Nacional de Colombia, primero combatiendo a la corrupción. Bajo su mando, se desarticularon dos de los más importantes cárteles de Colombia, el de Cali y Medellín, culminando con la captura de los hermanos Rodríguez Orejuela (líderes del cártel de Cali) y Pablo Escobar (líder del cártel de Medellín). Al concluir su paso por la Policía Nacional, fue embajador de Colombia en Austria por 8 años.
El General saluda con voz firme para, después de un breve intercambio de palabras sobre la situación en torno a la seguridad en México y la reciente fuga de “El Chapo” Guzmán (http://www.estadomayor.mx/?s=el+chapo+guzman), iniciar su plática comentando la “coincidencia” y similitudes con otro caso muy sonado en Colombia: el de José Santacruz Londoño, alias “Chepe” Santacruz. El tercero a mando del cártel de Cali, escapó en los años noventa de la cárcel de máxima seguridad La Picota en Bogotá, Colombia. En aquella ocasión, la corrupción jugó un papel muy importante. “Chepe” Santacruz se fugó durante un interrogatorio celebrado en la cárcel de alta seguridad, quitando los tornillos de una ventana y huyendo en un automóvil muy similar a los utilizados por la fiscalía. Esta no fue su primera fuga, ya se había escapado de un penal de Estados Unidos de América. Tiempo después, el narcotraficante murió en un enfrentamiento para recapturarlo, el cual encabezó el General Rosso José Serrano.
La corrupción en la policía colombiana fue el primer enemigo a vencer. Sin tomar aire, con esa fuerza del empuje adelante, mezclado con la afrenta a las fuerzas armadas y a Colombia, el General Rosso comparte la problemática de aquellos días: “en Colombia, [Pablo] Escobar mató a 527 policías en Medellín, pagaba entre 1000 y 2000 dólares por matar a cada policía. Al que no pudo corromper lo mataba. Siendo Director de la Policía, tuve que hacer una gran depuración”. Esa depuración se tradujo en cerca de 8,000 policías cesados o detenidos por corrupción. Esa fue la primera gran clave para los éxitos posteriores.
Con la claridad, narra cómo fueron las operaciones más importantes en contra del narcotráfico en su país hace treinta años. Se creó un equipo especializado para desarticular a los cárteles de Cali y Medellín y detener a sus líderes. La pieza fundamental fue la inteligencia y obtención de información: “se analizó la experiencia, sobre hechos concretos, en aquel entonces no se contaba con computadoras ni celulares”. Las labores se centraron en la información recopilada y con el trabajo de campo. El equipo fue conformado por “gente joven, excelente en inteligencia”. Gracias a esta labor, “el cartel de Cali cayó en seis meses”.
La unidad de inteligencia formada fue conocida como la “Central Especializada en Inteligencia e Información Delincuencial”, la actual Dipol . El jefe de inteligencia de este equipo fue un joven Teniente Coronel, Óscar Naranjo.
El ahora General en retiro Naranjo, fue asesor de Enrique Peña Nieto en materia de seguridad desde su salida como Director de la Policía Nacional de Colombia en 2012 y hasta 2014 (http://www.estadomayor.mx/?s=oscar+naranjo). El General Serrano lo considera de “una capacidad extraordinaria para la estrategia”
La experiencia se hace evidente en su tono al hablar sobre la fuga de figuras criminales como “El Chapo”. El General Serrano es enfático al declarar “La función de ellos es evadirse, la de la policía es detenerlos; nadie puede estar por encima del Estado.” Como miembro de la comisión que sostuvo encuentros con las autoridades mexicanas, comenta la importancia de compartir experiencias y compartir conocimiento y lecciones aprendidas, el objetivo primario de la reunión celebrada con autoridades mexicanas.
Durante su mandato como Director General de la Policía Nacional y su disposición a la cooperación internacional, consiguió por parte del gobierno de Estados Unidos de América, una flota de 30 helicópteros Blackhawk y 32 helicópteros Super Huey para el combate al crimen organizado.
El General Serrano habla de un deber ser de la comunicación y relación entre los encargados de seguridad pública y los gobiernos, al “colaborar con experiencia y todo lo que se pueda”. Continúa sentenciando que así como “las mafias se interrelacionan” libremente, los gobiernos y naciones deben “estrechar su amistad y colaborar, hacer alianzas sin tanto misterio ni protocolo”.
Nuestra platica con el General Rosso José Serrano se lleva a cabo a su regreso a Colombia. De la comisión, los tres Generales en retiro colombianos regresaron a su país mientras que otros sus compañeros militares en activo siguen en México brindando su experiencia y asesoría para la recaptura de “El Chapo” Guzmán.
Bruno Cárcamo Arvide
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